Un atardecer en la playa
a sabiendas del sol imposible
y las páginas del horizonte
allá lejos
siempre evocando el tránsito
de la quimera que se corre y se subleva
–el silencioso roce de los cuerpos
que se han visto y dejado
quizás amándose–
en tertulias de recuerdos impasibles en las olas,
proyectos de pasados que no fueron presente
y que aún punzan
–sólidos edificios en la arena
que se continúan y sostienen
infinitamente–
Un atardecer en la playa
y la rebelión de la mente
para revertir un futuro
que lame las costas
y huye al horizonte
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