domingo, 22 de marzo de 2009

Despertar una madrugada...

Despertar una madrugada con más sed que sueño,
preguntándote dónde dejaste tu mañana
–esa mezcla de pesares e ilusiones
que a veces te acompañaba–
y ya no poder dormir, porque
soñar no es lo mismo,
y descansar no alcanza.

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