En el borde del viento
donde se disecan las mariposas antes o después de la última danza,
allí habré de esperarte
–como si esperar fuera algo,
algo más que una agonía cotidiana–
para hacerte preguntas
–palabras que calcinan las manos y las madrugadas–
sin esperar las respuestas
donde se disecan las mariposas antes o después de la última danza
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