jueves, 31 de diciembre de 2009

105

Amor… amor mío: no puedo.
Sos demasiado: me abruma.
No entiendo.

Algún día estaremos, lo sé, frente a frente
–si es que existe el Cielo
y nos está destinado a los que aquí blasfemamos sin remedio–
y podré permitirme decirte cómo quiero el beso,
cómo sueño nuestras vidas
y los miedos.

Lo que más me detiene de vos es tu propio vos,
tu magnífico eludirme día a día;
y luego estoy yo: tan cansado,
tan siempre a punto de cerrar las ventanas
y saltar a la nada desde las cornisas…

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