Un día el actor que pone en escena sus discursos que nada dicen
hablará,
inútilmente,
sabiendo que apagará lo poco o mucho que lo une a vos,
esas horas que comparten y donde siente que sobrevuela la esperanza, a pesar
de las mentiras, los silencios
–pues se ha acostumbrado, también, a los tuyos, a tu no preguntar con las palabras adecuadas–,
ya no soportará esa farsa en que representa papeles de prestidigitador y como hechizo,
las palomas saldrán, al fin, de las galeras correctas,
y revelará los trucos:
entonces, que se prepare el público,
esos deseosos por puro morbo insolidario de artimañas ajenas al descubierto,
preparate vos,
y sobre todo
que se preparen la tierra y los gusanos.
16/2/10
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