sábado, 20 de marzo de 2010

Las respuestas

¿Y qué otra respuesta podría yo darte?

Es cierto: cargo en mis silencios porciones de mí mismo que no quiero compartirte,
porque sé que te abrumarían –o no entenderías,
en tu infantil preocupación por las formas y las superficies con que los mapas alteran el mundo–:
algo mío dejo para mí, todo lo demás siempre lo tuviste; lo que me quedo
es aquello que no serviría –como no sirven los miedos, las sospechas, los rencores.

Algún día, quizás, comprenderás. Y –quizás– hasta valdrá la pena ese reencuentro.
Antes, no.

Ahora –antes de ese día– las preguntas son cuchillos, eslabones que se cortan:
tus palabras son saetas que apuntan a tus miedos.

20/3/10

1 comentario:

  1. Me gusto mucho, mucho... Me gustaria saber como, por que y por quien se te ocurren estas cosa!

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