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domingo, 18 de abril de 2010
Gracias a TVR, anoche, me enteré que hay una novela, actualmente en la TV, en la que dos jugadores de fútbol se la comen, y por esto mismo son bardeados no sólo en la ficción. Anteanoche, por una de mis recurrentes crisis de insomnio, supe también que Pablito Ruiz (sí, ¡PABLITO RUIZ!) despejó (?) las dudas (?) respecto de su opción sexual, montándose (dicho sin malicia) en el coming out de Ricky Martin... ¡afirmando que se dieron alguna vez un pico! Con más gallardía, el Diegote se besuqueó con el Guillote o el Pájaro (y con menos estómago, en otros casos)
Está claro que en sociedades como la nuestra se ha mercantilizado todo, incluso los procesos mismos de mediación de esas mercancías. Los contenidos de esos procesos (y no sólo los contenidos mediados) son también, claro está, ideológicos, es decir, construyen desde cierto lugar y desde cierto juicio, una cierta parcela de realidad que, surgida en cierto medio, intenta erigirse en LA realidad: única y hegemónica. El cine, la literatura y el arte en general (pero también la tele, Facebook, etc.) siempre fueron concientes de su rol, y se constituyeron en (representantes de) las condiciones de posiblidad para hacer visibiles, mercantilizándolos, procesos sociales y culturales determinados.
En el caso del cantante que corea el livin' la vida (de) loca, los medios que tomaron esta información la enmarcaron en dos actos de habla sugiestivos: la confesión y el blanqueo. En ambos casos, al tiempo que evaluaron, SE evaluaron; pero el gran público, la "gente" no se percató del hecho: alguien "confiesa" cuando cierta relación de poder (real y simbólico) hace que esa persona esté en inferioridad en relación con el interlocutor; este, entonces cuenta con cierta investidura que le permite, de uno u otro modo, perdonar a quien confiesa. Estas reglas preparatorias (para decirlo en términos de Searle) suponen ya no al cantante y su público de Facebook (allí el acto de habla fue apenas de DECIR), sino a aquel y los medios: la reconfiguración del DECIR en CONFESAR es operada por los medios que levantan la "noticia" y se asumen como interlocutor que facilita (u obtura) la indulgencia. El "blanqueo" se orienta del mismo modo, con el añadido de que se colorea de blanco aquello que, lógicamente, no lo es (nadie blanquea lo blanco, diríamos) ¿Qué quiere decir que este muchacho, que gana fortunas con sus melosas melodías, blanqueó su situación? Pues, sencillamente, que su vida (negra, y de allí oscura, sórdida: pecaminosa) es perdonada y blanqueada en y por los medios. De nada importa que, en el camino, éstos ganen mucha guita "informando", y que -aparentemente- la decisión del atildado Ricky pareciera deberse a que cierto fotógrafo lo habría pescado a los besos con otro invertido.
En definitiva, que la actual novela de la tele muestre dos futbolistas en actitudes contranatura, o que encumbrados personajes (excluyendo de esta categoría, por obvias razones, a Pablito Ruiz) confirmen lo que todos sospechaban, o que -saliéndonos del caso específico- K-ristina dijera en un reportaje que se acopla a la "institucionalidad" y que, en consecuencia, habrá de nombrar a Mariano Grondona como Secretario de Derechos Humanos y Democracia (entre paréntesis, K-ristina tiene a su Grondona en el INADI: Morgado, quien como conductor de TVR acumuló, junto a Gianola, la mayor cantidad de humoradas homofóbicas que la tele recuerde), en definitiva nada de esto serviría, en tanto el habla es habla mediada y, como tal, reconfigurada según la convenciencia de los medios, en función de sus necesidades mercantiles. Y si no, que nos lo cuente Tadeo.
Está claro que en sociedades como la nuestra se ha mercantilizado todo, incluso los procesos mismos de mediación de esas mercancías. Los contenidos de esos procesos (y no sólo los contenidos mediados) son también, claro está, ideológicos, es decir, construyen desde cierto lugar y desde cierto juicio, una cierta parcela de realidad que, surgida en cierto medio, intenta erigirse en LA realidad: única y hegemónica. El cine, la literatura y el arte en general (pero también la tele, Facebook, etc.) siempre fueron concientes de su rol, y se constituyeron en (representantes de) las condiciones de posiblidad para hacer visibiles, mercantilizándolos, procesos sociales y culturales determinados.
En el caso del cantante que corea el livin' la vida (de) loca, los medios que tomaron esta información la enmarcaron en dos actos de habla sugiestivos: la confesión y el blanqueo. En ambos casos, al tiempo que evaluaron, SE evaluaron; pero el gran público, la "gente" no se percató del hecho: alguien "confiesa" cuando cierta relación de poder (real y simbólico) hace que esa persona esté en inferioridad en relación con el interlocutor; este, entonces cuenta con cierta investidura que le permite, de uno u otro modo, perdonar a quien confiesa. Estas reglas preparatorias (para decirlo en términos de Searle) suponen ya no al cantante y su público de Facebook (allí el acto de habla fue apenas de DECIR), sino a aquel y los medios: la reconfiguración del DECIR en CONFESAR es operada por los medios que levantan la "noticia" y se asumen como interlocutor que facilita (u obtura) la indulgencia. El "blanqueo" se orienta del mismo modo, con el añadido de que se colorea de blanco aquello que, lógicamente, no lo es (nadie blanquea lo blanco, diríamos) ¿Qué quiere decir que este muchacho, que gana fortunas con sus melosas melodías, blanqueó su situación? Pues, sencillamente, que su vida (negra, y de allí oscura, sórdida: pecaminosa) es perdonada y blanqueada en y por los medios. De nada importa que, en el camino, éstos ganen mucha guita "informando", y que -aparentemente- la decisión del atildado Ricky pareciera deberse a que cierto fotógrafo lo habría pescado a los besos con otro invertido.
En definitiva, que la actual novela de la tele muestre dos futbolistas en actitudes contranatura, o que encumbrados personajes (excluyendo de esta categoría, por obvias razones, a Pablito Ruiz) confirmen lo que todos sospechaban, o que -saliéndonos del caso específico- K-ristina dijera en un reportaje que se acopla a la "institucionalidad" y que, en consecuencia, habrá de nombrar a Mariano Grondona como Secretario de Derechos Humanos y Democracia (entre paréntesis, K-ristina tiene a su Grondona en el INADI: Morgado, quien como conductor de TVR acumuló, junto a Gianola, la mayor cantidad de humoradas homofóbicas que la tele recuerde), en definitiva nada de esto serviría, en tanto el habla es habla mediada y, como tal, reconfigurada según la convenciencia de los medios, en función de sus necesidades mercantiles. Y si no, que nos lo cuente Tadeo.
Etiquetas de esta entrada: Sociedad
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