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Actualizaciones en lo que va del tiempo:

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miércoles, 26 de diciembre de 2007

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XIX

–Che, Nuevo, ¿tenés un careta?
–¿Se puede fumar piola acá a la noche?
–Si no bardeás sí… ¿Tenés o no?
–¿Cómo te llamás?
–Tito ¿Y vos?
–Gonzalo… Lalo
–¿Por qué caíste?
– …
–Dale, boludo, por qué caíste. Todos caemos acá por algo. Hay que callarse con los ratis, pero entre nosotros está todo bien
–Achuré a mis viejos
–Mierda… Hay unos pares acá con esa causa ¿Por?
–Bardeaban… Me rompían las pelotas… Además, mi viejo…
–¿Qué?
–Nada, dejá
–Dale, no te hagás el ortiva. ¿Tu viejo qué?
–Se zarpaba. Antes. Conmigo. Cuando era pendejo. Mi vieja se hacía la boluda que no veía nada, pero no me la creo… Después no, porque una vez le metí una mano que lo descosí y se rescató
–¿Cuánto te dieron?
–Toda la vida
–¿Vos sos el de la tele?
–Seh
–Mirá vos, vieja, sos famoso… Ja Vas a ser uno de los porongas de acá, acordáte lo que te digo…
–¿Vos decís? El otro día se me quiso zarpar ese gil, el del tatuaje en la mano, ¿cómo se llama?
–¿Trapito?
–Ese
–Ese la va de macho acá adentro, tiene varias que lo atienden. Tené cuidado: si te le hacés el amigo te coge y si no, también. Está entongado con la gorra, esos logis lo usan para que le traiga cosas…
–¿Vos sos amigo?
–Yo hago la mía, nadie me jode y yo no jodo. Pero cuando me buscaron me encontraron Preguntále al Barrilete de qué es la cicatriz que tiene…
–¿Qué onda con el loco ese?
–Me vino a apurar cuando entré… Pero se tuvo que hacer una paja todo vendado
–Yo por ahora vengo zafando de eso
–Ya te va a tocar. Acá hay que cuidar el culo
–Que vengan que salen de a pedacitos
–Los vemos, Lolo. ¿Dormís boca arriba?
–Nos vemos loco. No de costado o boca abajo, ¿por?
–Ya voy a bajar a tu cama a la madrugada, jaja
–¿Qué te pasa, gil?
–Nada, amigo, una joda loco. Todo piola conmigo. Dormí tranquilo. Y boca arriba, hacéme caso. En las de abajo es más peligroso.


XX

–Leo… ¡Me están matando los mosquitos!
–Sofi, amor, esto es vivir en la naturaleza…
–Sí, pero… por qué no nos fuimos a una cabaña, ¿eh? Decíme…
–¡Si me dijiste que sí cuando te pregunté si querías venir en carpa! Mirá qué hermosa luna… Mirá cómo se refleja en el agua… Escuchá las chicharras… ¿Vos creés que hubiéramos disfrutado esto en un hotel, o en una cabaña?
–No, pero… Es incómodo. Me duele el cuerpo ya de estar acá en el piso… Tendríamos que haber traído colchonetas… Además, escuchá… Se oye que en las carpas vecinas están…
–Eso es lo bueno de un camping, Sofi… Tenés el audio de los canales porno y la película te la imaginás vos…
–Sí, vos cargáme… ¡Esta noche dormís afuera de la carpa!
–¿Y si se te mete alguna iguana?
–¡La invito a irnos las dos a una cabaña!
–Bueno, y yo les convido los fasos que traje a las chicas que están solas en la carpa que vi cerca de la proveeduría. Vamos a ver si ellas quieren dormir solas o con este bombón abandonado…
–La única que te puede aguantar soy yo… Que tenés que estudiar, que tenés que salir con tus amigos, que el trabajo… Y ahora esto: ¡que querés irte con la carpa unos días, antes de dar el último final!
–Vos… Porque no te das cuenta. Vamos a volver a este lugar en un año o dos, casados…
–¿¿Casados??
–¿Casados, dije? Mmmm, creo que escuchaste mal…
–¡Dijiste casados, sí!
–No creo que quieras casarte conmigo… Una cosa es tener que aguantarme, siendo novios… Otra es aguantarme siendo mi esposa. Mi esposa, Sofi, va a ser para toda la vida… Imagináte… Esposa de un médico: que tengo que hacer cursos de actualización, que tengo guardia, que tengo que salir con mis amigos…
–Eso último se te cortaría, nene
–¿Apostás?
–¿Qué jugamos?
–Dejáme pensarlo…
–OK, pero dale… que no tengo toda la noche…
–No podemos apostar nada.
–¿Por qué?
–Porque no me dijiste si te querés casar conmigo: la cuestión es si voy o no voy a poder salir con amigos cuando esté casado… Sin eso, no hay apuesta
–Siempre igual vos… En las películas es más romántico… ¿Y el anillo?
–Tenés una noche hermosa, la luna que parece que estuviera saliendo de la laguna, las estrellas que bailan al compás de los grillos y vos… diciéndome que no es romántico el momento que elegí… No hay caso, me parece que voy a perder la apuesta, nomás…
–Apostemos, entonces…
–Yo hace rato que la hice, Sofi. Vamos a volver a venir, casados… y con hijos. Y en dos años, como mucho.


XXI

Prólogo

El lector encontrará, en las páginas de esta novela, a mi modo de ver, una historia de amor. Una trágica y remanida historia de amor.

La afirmación anterior parece contundente, pero debemos atenuarla, y para ello es fundamental la crítica. Nosotros, los críticos, establecemos los modos de leer de la sociedad, encontrando secretos artilugios en el artefacto literario, incluso, cuando se trata de una primera novela, como en este caso.

El valor primordial aquí es el de una iniciación. Una doble iniciación, en realidad, que se materializa en las figuras que se recortan al interior de la novela, y en la figura misma del autor. Leonardo Molina es, a los fines de la escritura, un alter ego en el papel del escritor, en esta bildungsroman que revierte el sentido mismo de la iniciación: la incierta expectativa sobre el futuro que el narrador anticipa respecto de Leonardo jamás es explicitada, con lo cual se lapuede interpretar en otro nivel: el de la circulación de esta novela en el mercado simbólico.

Leonardo no hace: en este sentido, es un antihéroe: transcurre, fluye en las páginas negando la posibilidad misma de la narración: la vida le ha impuesto sus límites y el narrador le ha recortado sus potencialidades en tanto actante: en términos de Greimas, es un sujeto obligado a la carencia, por lo cual ni siquiera se predispone a la búsqueda de su objeto, de Sofía: la alusión es la marca central de este relato: lo que se narra y no se narra, lo que se quiebra y se continúa: no hay complicación allí donde no hay comienzo, allí donde nunca se narra lo que el lector deberá reponer: elipsis fundacional de una iniciación que no se consuma: las clásicas categorías estructurantes de todo relato, de toda escritura, hacen crisis, nos demuestran que la única alternativa válida consiste en desmontar los márgenes y desplazarlos hacia los centros.

Si es cierto que toda lectura implica una reescritura –afirmación a la cual, suscribimos radicalmente– no menos cierto es que esta novela traza un horizonte de espectativas que todo el tiempo se construye y deconstruye en la lectura, por lo cual, podemos concluir, ésta podría ser tanto la historia de un amor tanto como la historia de las relaciones económicas del Virreinato del Río de la Plata en el siglo XVIII. No obstante, repito, es una historia de amor, y acabo de demostrar por qué.

Jorge Panezzoni Dalink

domingo, 23 de diciembre de 2007

FELICIDADES

Como ha venido sucediendo, todo empezó con un intercambio ciberepistolar con Daniela de Turdera • El primer post conjunto



miércoles, 19 de diciembre de 2007

NOVELA (SEXTA ENTREGA)

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XVI

En la ciudad de La Plata, […] Sala I del Tribunal de Menores Nº 2, […] el expediente número 23.431-07 […]
[…]
CONSIDERANDO
I.- Que Se encuentra debidamente acreditado en autos el hecho que origina la presente, a saber, el homicidio de Coronel, Jerónimo Hipólito y su cónyuge López, María Nicolasa, realizadas las pericias correspondientes por el cuerpo profesional forense de este Juzgado;
II.- Que según consta en fs. 3 vta. fue hallado en el lugar del hecho el menor Coronel, Gonzalo Jerónimo, hijo de los mencionados supra, por personal policial ante denuncia vecinal (fs. 4) con las manos y el cuerpo ensangrentados y con un arma blanca del tipo cuchilla en su poder (fs. 4 vta.)
III.- Que realizados los análisis de rigor, la sangre en el cuerpo del menor y en el arma corresponde a los adultos mencionados en punto I.-, (fs. 35), como asimismo las huellas dactilares halladas en el arma pertenecen al menor (fs. 41 vta.) según sendos informes que constan en autos
IV.- Que el informe del perito psiquiátrico concluye que el menor «demuestra clara conciencia de sus actos aunque alejados de toda norma social que permita distinguir lo correcto o lo incorrecto» (fs. 65) y que si bien no ha aludido al hecho imputado en el expediente, ha manifestado el homicidio de personajes del quehacer social y cultural, en grado de volición (fs. 67 vta.) lo cual permitiría, a juicio del perito, concluir que esta potencialidad homicida se actualizó en el caso de sus padres, con quienes guardaba el menor una relación de conflicto vincular de larga data, por tanto éstos intentaban determinar límites a su accionar que el menor no acataba, como hace todo adolescente de sectores sociales bajos […]
V.- Que el caso particular del conflicto que deriva en homicidio calificado por el vínculo, se origina a raíz de la denuncia que la señora Hilda Sparacco, (a) “Chiche”, de profesión peluquera, vecina de la familia Coronel, realizara ante ésta en ocasión de descubrir una carta dirigida por el menor Coronel al hijo de Sparacco, registrado en autos con la sigla “FS”, escrito que consta en autos a fs. 102 y que acreditaría un supuesto abuso deshonesto por parte de Coronel a FS, cuya madre asume que, dado que es criado por ella misma y su propia madre, a la sazón abuela de FS, es un niño vulnerable, consentido, algo inmaduro y blando en su gesticulación, modulación de voz y actuación aunque esto no obstare para […]
VI.- Que si bien el menor Coronel no asumió la autoría de dicho escrito, peritos oficiales solicitados por este Juzgado, idóneos en hermenéutica, afirman que «el vocabulario, la sintaxis, el estilo general se corresponden casi plenamente con un individuo de las características sociales y culturales» del menor imputado (fs. 104 vta.) aunque el presunto abuso deshonesto no ha sido verificado por negativa expresa de la sra. Sparacco a proceder a realizar las pericias correspondientes (fs. 132) […] el Defensor Oficial designado por este Juzgado ha desestimado conveniente realizar, al respecto, pericias grafológicas, dando por válidas y suficientes las instruidas por […]
VII.- […] Que el caso que se instruyó cobró notoriedad pública, siendo por esto mismo imprescindible el accionar objetivo de la justicia y de este juzgado, de modo de ofrecer a la opinión pública las decisiones que ésta requiere para considerar que se ha impartido estricta justicia […]
[…]
[…] el daño psíquico de un menor en situación de riesgo familiar que transita por este sufrimiento […], como bien lo señala en el trabajo mencionado el psiquiatra […] No obstante, estas situaciones de violencia doméstica no […]
[...] de suyo queda evidenciado que el aparato del Estado debe punir estas conductas aun cuando el menor resultara ininputable, dada la gravedad de los hechos y su repercusión social [...]
[…] No menos cierto es que la emoción violenta según el Código Penal y la jurisprudencia en las causas número […] tipificación que no corresponde como atenuante de los hechos aquí instruidos, en tanto […]
[…]
Por todo lo anterior, citas constitucionales, legales, jurisprudenciales efectuadas, los antecedentes del caso, particularmente informes médicos, informe psiquiátrico, informes forenses y dictamen favorable de […], ante un certero doble homicidio culposo agravado por el vínculo, y de conformidad con lo normado por los artículos […]
RESUELVO:
[…]
7. […] dada la unanimidad de las partes, dispongo se considere firme esta sentencia, una vez cumplidos los plazos de rigor

REGISTRESE. NOTIFIQUESE con habilitación.
Fdo. Dr. Pedro Arturo HUENO, Juez.
Secretaría. Dr. Gerardo J. GARRIDO


XVII



XVIII

Alfredo:

Antes de empezar, te pido que convenzas a Luli y no vengan todavía acá. Me escapé, justamente, para no ver a nadie, ni a los buenos amigos ni a los otros. Ya llegará el día, supongo.

En este lugar perdido no hay mucho para hacer, por suerte. Es un pueblo infectado de intrigas de pueblo en una vida de pueblo. Con una cara te sonríen, con la otra te estudian, y con otra murmuran, cuando te das vuelta. Así y todo, estoy bien. Me alquilé una casa en las puertas de la selva y a lo mejor, con suerte, me insolo macheteando en ella. Pero… acá no habrá hijo que me acompañe.

Es duro vivir, Alfredo, es muy duro vivir. Lo único que tengo acomodado en su lugar en esta casa es una foto grande de Sofía, acá en el centro de lo que sería el living, donde también duermo y como. Me mira, Alfredo, y no sé qué responderle, no sé qué explicarle. Conozco los síntomas de la enfermedad pero no conozco ni conoceré la etiología del azar, de la fatalidad.

Por las tardes me voy al pueblo, un rato, caminando. Son unos siete kilómetros en los que tampoco puedo olvidar, pero al menos el cansancio me ayuda, a veces, a dormir por las noches. Voy a un club, San Martín se llama, que tiene un bar, el único bar del pueblo, y me tomo una caña, una grapa, sentado, viendo cómo la gente de este lugar deja pasar la vida, feliz, despreocupada, viviendo.

A veces escribo. Las noches son largas. Retomé ese hábito de vaciarme en un papel y verme ahí, en palabras despatarradas que intentan expresar algo que nunca me sale. Te regalo una poesía (sí, una poesía escribí)

No es en vivir en lo que se nos huye el tiempo,
sino en una espera oscura y tal vez prefigurada,
en un campo llano sin senderos
que multiplican horizontes sin palabras.

A veces creemos que nacimos acá
y en realidad ya habíamos muerto en otro lado.

Un abrazo a vos y todos los tuyos
Leonardo

Política de admisión

Este blog no es recomendable para menores de 18 (neuronas), ni para los siguientes especímenes (ni sus simpatizantes):

La casa se reserva el derecho de admisión y/o permanencia

martes, 18 de diciembre de 2007

FELICES FIESTAS

Se acercan las Fiestas de fin de año • Un cibersaludo para todos y todas, a nuestro modo


I
Carta de Jaimito a Jesús en estas Fiestas


Jaimito le escribe a Jesús:
Querido Niñito Jesús: me he portado MUY BIEN este año y quiero que, por favor y si es posible, me TRAIGAS una bicicleta nueva.

Atentamente, Jaimito
Coloca la carta debajo del árbol de Navidad y ve la figura de la Virgen María, que desde el pesebre lo mira fijamente.

Arrepentido, rompe la carta y escribe nuevamente:
Querido Niño Jesús CREO que me he portado bien este año, por favor TRAÉME una bicicleta.
Cordialmente, Jaimito.
Nuevamente se dispone a poner la carta, cuando siente la mirada de la Virgen María que lo observa fijamente.

De nuevo rompe la carta y vuelve a escribir:
Niño Jesús: NO ME HE PORTADO BIEN este año, pero si me traés una bicicleta prometo portarme bien el que viene.
Sin más, Jaimito.
Va con la carta de nuevo al arbolito y otra vez la mirada de la Virgen María sobre él, penetrante.

Rompe de nuevo el sobre; desesperado, agarra la figura de la Virgen María, la pone en una bolsa y la mete en el placard, bajo llave.

Vuelve a escribir:
Jesús: TENGO A TU VIEJA. Si querés volver a verla, dejá una bicicleta debajo del árbol.

Quedáte mosca y no hagas la denuncia.

Jaimito
(Gracias a Beatriz por este chiste)


II
INFORMACION QUE TE SERÁ SUMAMENTE ÚTIL: CONSUMO DE ALCOHOL. PRÁCTICA DE RECONOCIMIENTO Y RESOLUCIÓN.
Causas, efectos secundarios, posibles soluciones (tener en cuenta para el pedo de Navidad y Año Nuevo)


1-
Síntoma: Pies fríos y húmedos.
Causa: El vaso esta siendo agarrado en ángulo incorrecto
Solución: Girá el vaso hasta que la parte abierta quede hacia arriba.

2-
Síntoma: Pies calientes y mojados.
Causa: Ya te measte.
Solución: Andá a secarte al baño más próximo.

3-
Síntoma: La pared de enfrente está llena de luces.
Causa: Te caíste de espaldas.
Solución: Posicioná tu cuerpo a 90 grados con respecto al suelo.

4-
Síntoma: Áspero sabor a cenizas de puchos en tu boca.
Causa: Te caíste de nariz sobre el cenicero.
Solución: Escupí todo y enjuagáte la boca con un buen "gintonic"

5-
Síntoma: El suelo está borroso.
Causa: Estás mirando a través de un vaso vacío.
Solución: Más de tu bebida favorita.

6-
Síntoma: El suelo se está moviendo.
Causa: Estás siendo arrastrado.
Solución: Preguntá a dónde te llevan, por lo menos.

7-
Síntoma: Múltiple reflejo de caras que te miran desde el agua.
Causa: Estás en el inodoro, intentando vomitar.
Solución: Metéte el dedo (en la garganta).

8-
Síntoma: Oís que la gente habla produciendo un misterioso eco.
Causa: Tenés un vaso en la oreja.
Solución: Dejá de hacerte el payaso.

9-
Síntoma: Todo en el boliche se mueve mucho, la gente viste
de blanco y la música es muy repetitiva.
Causa: Estás en una ambulancia.
Solución: No moverse. Posible coma etílico o congestión alcohólica.

10-
Síntoma: Un enorme foco de luz del boliche te ciega la vista.
Causa: Estás en la calle tirado y ya es de día.
Solución: Café, algo pa' morfar y una buena siesta.

11-
Síntoma: Tu familia está muy rara y todos te miran con curiosidad.
Causa: Te equivocaste de casa.
Solución: Preguntá si te pueden indicar por dónde queda la tuya.

(Gracias al Campa por este viejo texto)


III
Llegó Papá Noel

Los antivirus y demás ciberprofilácticos te van a decir que no abras el regalito, que es peligroso, nocivo, dañino. Eso es porque son archivos ejecutables ("exe"), pero no pasa nada... Vos, fumá (quizás tengas que guardarlo primero en el disco rígido y luego ejecutarlo)



IV
Fin de año, época de balance de la vida

(Gracias a no me acuerdo quién, que me lo envió hace mucho)


V
Qué temazo


Fanfarria del cabrío
(Beilinson - Solari)

En el año de la fiebre
por descuido del Señor
llegó el que no tiene tiempo
el diablo más veloz
arrastrando los pies.

Ni cuando robó el fuego
tuvo esa rapidez.
No vino hasta este mundo
a caerte en gracia a vos.

Le prohibieron la manzana
solo entonces la mordió
la manzana no importaba, no,
nada más la prohibición.

El cuerpo del delito
se esconde en su corazón
Luzbelito está creído
que fue él quien nació en Belén.

Demonio de lengua de oro
(Dios en tan poco cortés)
llegó y pateó la Caja
de los Truenos
y sonrió...

(Gracias a los Redondos por esta canción)

jueves, 13 de diciembre de 2007

Tenemos presidenta

Hace unos días, Annekia (alguien que -presumo- desconozco, aunque -infiero- viene de parte de Matías y Danila) me avisaba en un viejo post de acá que había asumido Kristina, y me preguntaba para cuándo el comentario al respecto • De haberlo sabido, le hubiera respondido: para cuando tenga nuevamente una noche de insomnio, y la bronca por no dormir se junte con la del evento • He aquí el resultado


La ex primera dama ahora es primera mandataria, y el ex primer mandatario ahora pasó a ser primer damo. Hasta acá, lo que se sabía: nada nuevo. Tampoco es nuevo el gabinete, ni las primeras medidas, ni la práctica política.

El grupo de ministros y secretarios sigue formado por los mismos pesos-pesados, y algunas novedades mínimas. Ginés, a mi modo equivocado de ver, lo más rescatable de lo anterior, siquiera por el ingenuo y pequeñísimo gesto de atreverse a respirar autónomamente frente a la Iglesia y los laboratorios trasnacionales, pasó a retiro y fue reemplazado por Ocaña, si no más dócil al menos menos verborrágica (el silencio es algo que la curia valora mucho) En Economía un yuppie del que se habló más por sus dotes físicas y su capacidad para entibiar el bótox de muchas señoras del sector ABC1, antes que por sus lineamientos estratégicos, si tal cosa existiera entre esos rulos. En Educación otro burócrata que corona currículum, como los de la década pasada, haciéndose la mención en una nueva "reforma" que brilla en los papeles y se cuela por todos lados. Y un nuevo ministerio, que nadie sabe bien para qué está, ni en qué consistirá, pero que a todo el mundo cayó en gracia porque es "un gesto" a la comunidad científica.

Gestos. El anterior gobierno, el de Néstor Carlos, estuvo plagado de gestos. Mandar a Bendini a descolgar los cuadros infames fue un gesto; que haya pasado más de un año desde que López pasara a ser un nombre incorpóreo, y un reclamo, no cuenta como gesto, aunque lo sea (hay gestos y gestos, obvio) Con más celeridad, otros gestos fueron altisonantes: pagarle todita la plata al FMI, por ejemplo. O la ansiedad por ser buenos y abonar sin chistar, sin denunciar, ahora, al Club de París.

Kristina asumió y, de nuevo, gesticuló. Brava, primero le agradeció la presencia a Tabaré y luego le recriminó violar el Tratado del Río Uruguay. Esta penetración sin consentimiento no ocurrió en el siglo XIX, pasó en el período de gobierno en el cual su esposo, ex presidente, actual primer damo, gobernaba. Gestos. Un fuck you también lo es. Según el contexto, hiere más. O divierte más.

La gente votó el cambio con continuidad, se escudan. "La gente" no existe; por lo tanto, no votó eso. Existen sectores, corporaciones, grupos: existen clases sociales. La gente es la ficción de homogeneidad que tranquiliza las conciencias (y los análisis) Habrá quienes votaron un cambio, habrá quienes votaron una continuidad, quienes votaron a Perón y Evita y quienes votaron al menos malo. Y muchos que habrán votado al amo que tiró el mejor hueso.

A partir de 1975, los grupos económicos productivos se reconvirtieron en grupos financieros, porque así venía la ola en los círculos iniciados e informados. Fue la época de la plata dulce y de la bicicleta financiera. Con los militares estamos mejor, te decía la gente mientras el auto traía la calco que rezaba "Los argentinos somos derechos y humanos" y en el portaequipajes venían videocasseteras, TV color, y muchos chiches electrónicos baratos, vía Uruguayana. Los pocos boludos que siguieron pensando en producir nacional, se cayeron cuando Sigault dijo que el que apostaba al dólar perdía, y devaluó como para que el industrial tuviera y guardara.

Con Carlos Saúl, el fiel discípulo del período anterior, el capital pudo diversificarse y entrar en el negocio de los servicios (además de otros negocios, menos santos y tanto o más redituables) Muchas financieras y casas de cambio habían caído, incluso las más apegadas al asalariado, como la Cooperativa El Hogar Obrero. Pero, siempre, antes de vaciarse una fábrica, un banco, una financiera, alguien se llena los bolsillos y, fiel al país, se decide a emprenderla en la ola nueva de exacción. Se desguazó el Estado y los mismos capitostes, aliados entonces con mucho político luego reconvertido en consultor, se dedicaron a los nuevos negocios de los nuevos tiempos.

Con Néstor Carlos, se veía venir el regreso de la obra pública, la patria contratista, la industria. Y hacia allí van, ahora, los mismos de siempre y los nuevos amigos, más los viejos amigos, obvio. Los mismos de siempre.

Previo a cada etapa, el capitalismo all' uso nostro provocó una crisis que produjera, por un lado, transferencias descomunales, una repartija bien desigual de la torta, y por otro lado, las condiciones de posibilidad para que el nuevo negocio prosperara. El Rodrigazo, la salida de la tablita de Martínez de Hoz, la hiperinflación, y la última, el corralito - corralón - megadevaluación. Después de cada una de estas crisis, un nuevo período de relativa calma que propició los negocios, y la gente, contenta por un tiempo, votó (o hubiera votado) respectivamente: al Videla de las primeras épocas, al Alfonsín del Plan Austral, al Ménem modelo '95 y al Kirchner versión polleras.

Cuando inauguraron las piojosas tres cuadras de asfalto en la escuela, vinieron varios funcionarios muncipales. No recuerdo cuál de ellos comentó que la obra de ensanche y mejora de la Ruta Nacional 3 estaba demorada porque, originariamente, había ganado la licitación una empresa de Menem. Sí, el mismo que aborrecía el Estado, el mismo que pretendía que con las empresas privadas todo iba a ser la panacea... Ahora es un privado y hace negocios con el Estado. Obviamente, dijo el funcionario, Nación frenó esa licitación. Lo que no dijo, pero también ha de ser obvio, es que la empresa que finalmente está haciendo la obra debe de ser de alguno del actual palo. (Primer excurso: la obra, no lo sé, lo supongo, ha de ser varias veces millonaria, dada su envergadura: no obstante, en el tramo ya concluido, que va desde el km 39 hasta el km 43, al menos, hay varios sectores de cinta asfáltica cuarteados y hundidos, esos que obligarán, unos días después de la inauguración, a excavar, rellenar y emparchar)

La obra pública es uno de los curros por donde más se están afanando la guita en estos momentos. Cinco, diez veces más de lo que se pagaría, si realmente la contratación fuera de privado a privado. Hace poco salió la denuncia de no sé qué ruta, que conectaría en zona noroeste la fábrica de Peugeot con no sé qué autopista, hecha a medida de la automotriz, y que está licitada por un precio que termina haciendo que el kilómetro sea más caro que construir, digamos, una escalera hasta las puertas del cielo.

Pero no hace falta irse a lo macro: puedo relatar la anécdota pero no tengo las pruebas fehacientes, por lo que sólo queda acá, a los fines legales, como algo ficticio. Hace unos meses, unos cuantos meses, empezaron una vez más, como todos los años, las tareas de refacción integral de los baños de la escuela. Todos los años lo hacen, y al año siguiente vuelta a empezar. Metáfora del país: se hace, se gasta, y no sirve, pura excusa para volver a gastar. Alguien, digamos una autoridad de la escuela, en una de las tantas quejas que fue a presentar en Infraestructura Escolar de La Matanza, vio de reojo un papelito sobre un escritorio, una esquela en la que había una rápida anotación, como tomada al dictado mientras se hablaba por teléfono. Allí figuraba el nombre de nuestra escuela y un monto en pesos, que no recuerdo exactamente, pero supongamos que era $100.000. La persona fue contenta a la escuela y contó: "Llegaron cien mil pesos para arreglar la escuela: alcanza para hacerla toda de nuevo y que por fin deje de caerse la mampostería, deje de haber goteras, tengamos más baños y que todos funcionen, que tengamos salida de emergencia, iluminación acorde, calefacción para el invierno y ventilación para el verano, arreglar las grietas y rajaduras del techo", entre otras, muchas otras cosas que son absolutamente imprescindibles en un edificio que tiene 6 ó 7 años de inaugurado. A los pocos días, se presentó la inspectora de infraestructura a informarnos que habían llegado, digamos, $80.000, y que era para la refacción de los baños. Que no alcanzaba para tirarlos abajo y hacerlos como se necesita en una escuela, sino apenas para refaccionarlos, emparcharlos. (El cuento, de cualquier modo, no terminó acá: la empresa que "ganó" la licitación rompió todo pero se mandó a mudar en cuanto cobró, porque le adeudaban otra obra, y se resarció agarrando esta guita y volando: los baños de planta alta son los restos de un bombardeo perenne) (Segundo excurso: $100.000 para refaccionar los baños de una única escuela pública equivalen, redondeando, a 40 sueldos del director de esa misma escuela, contando en ese sueldo la guita en negro, incluido el Incentivo Docente, y el 130% de bonificación sobre el básico, a razón de 60% por "zona desfavorable" y 70% por antigüedad: sí, el director de esa escuela es joven y bello pero empezó a trabajar en la docencia desde la salita de 4, entonces tiene ya toda esa antigüedad. Ese director, por otra parte, preferiría ser baño escolar: ningún problema salvo alguna que otra pérdida, a cambio de todos los años recibir cuarenta veces su sueldo)

Esto mismo ocurrió en la época de Ruckauf, en la del Duhalde gobernador (y su famoso y no rendible Fondo de Reparación Histórica del Conurbano Bonaerense) y presumo que en la del gobernador Cafiero. Y hasta en la de Armendáriz, si me apurás. ¿El cambio? ¿Quién, yo?, dijo Cristina.

Excurso final: La gente también vota pensando "Roban, pero hacen" No hay falacia más pintorescamente trágica que esta. Ponélo de este modo: te roban un riñón (se hace realidad uno de esos mitos urbanos que cada tanto circulan vía correo-e). Quedáte tranquilo/a: te lo robaron pero
con él harán paté, y lo donarán a hambrientos africanos... Roban, pero hacen: el día que se roben entre ellos, y nos dejen de afanar a nosotros/as; el día que podamos hacerles juicio sumarísimo a todos, juicios populares, y sacarles hasta la última moneda malhabida, y con esa guita podamos hacer todo lo que, desde décadas, ellos no hicieron, ese día quiero ver qué dirán las señoras ABC1, esas que ahora se ilusionan con el carilindo Lousteau... Seguramente, estarán, como ahora, discutiendo si es republicano o no que una esposa suceda a su esposo, y si eso cuenta como segundo mandato...

miércoles, 12 de diciembre de 2007

NOVELA(QUINTA ENTREGA)

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(Se acabaron las reservas: a partir de hoy, o muere o me pongo las pilas y la continúo: de hecho, ya tuve que escribir hace un ratito uno, para seguir logrando tres por vez)


XIII

–Creo que estoy embarazada, Leo.

Llegaba del hospital y ella estaba, mirada radiante, lavando platos en la cocina. Había sobre la mesa un test que marcaba positivo y una rosa bien roja, bien pimpollo, bien de ellos, su historia, su símbolo. Sofía hacía como que no importaba, seguía de espaldas y lavaba, y temblaba.

Él tiró el maletín, corrió hacia ella, la abrazó y la giró sobre sí misma; le pasó suave el pulgar por la mejilla donde caía una lágrima, y la besó, aprisionándola, queriendo percibir la nueva vida fundida en ellos. Y la sintió: lo dominaba una tibieza algo que entraba en su cuerpo, cosquillas sedosas que recorrían su sangre, demoraban los labios, electrizaban las manos, llevaban más lágrimas.

Habían buscado en los últimos seis meses el embarazo que no llegaba. No te preocupes, las pastillas a veces tienen estos efectos, le decía, entre académico y mentiroso. En cierto modo, los obsesionaba la fertilidad demorada; en cierto modo, también, se le rebelaban toda la ciencia, todos sus conocimientos, toda su fe académica. Pero allí estaban, finalmente, sentados a una mesa en su restaurante, festejando.
–¿Y qué nombre le vamos a poner?
–Esperá que vayas a la clínica, Sofi, esos test a veces fallan.
–Estoy embarazada, Leo, las pastillas fallan, los tests fallan, pero esta vez no falló nada; sé que estoy embarazada
–Si es nena, me gustaría un nombre corto…
–¿Como “Sofía”?
–¡No! Bastante con una en la casa…
–A mí me gustaría que se llamara Leonardo si es varón.
–Sí –dijo en un tono burlón, acentuado por el reflejo que las velas daban en el vino tinto de la copa– es buena idea esa de ponerle el nombre de los padres, que viene de los abuelos, de los bisabuelos… Yo tendría que ser Melitón, si es por eso, o Brígido, por el día de mi nacimiento…
–¡Qué, lindo… Brígido! –contestó con una sonrisa seductora que desarmaba cualquier sarcasmo– hacéme acordar que te llame siempre así. Es hasta… erótico, me va a gustar llamarte “mi Brigidito” cuando estemos en la cama…

Sofía, sus ocurrencias, risa llana y sincera, felicidad materializada en un brindis, la noche de la noticia.



XIV

El atardecer caía pesado sobre la vegetación. En la casa aún no había luz, pero Leonardo no creía urgente tramitar la habilitación. Tenía velas, había comprado un farol, y con eso alcanzaba. Si la vida se había empecinado en ser un camino a ciegas, nada justificaba iluminar una casa que era un refugio, un escondite, un hueco en que los días transcurrirían hasta morir.

Algunas cajas apiladas en los rincones servirían para apoyar utensilios, y otras serían mesa, silla, cama. Había por allí un colchón humedecido, pero las cosas estaban bien, no podrían estar mejor así. Una gran foto de Sofía, sonriente Sofía, feliz y viva, estaba sobre la mesada de la cocina, y él frente a ella, extático, fijo su pensamiento en ese marco que no lograba sujetar los momentos, que no venció a la muerte. Los ojos vidriosos no parpadeaban, no se movían: Leonardo era un par de ojos ausentes que intentaban introducirse en un retrato y revivir desde allí adentro la magia de estar juntos. Así se durmió, o al menos así cerró los ojos, sentado, durante unas horas, mientras afuera la selva vivía, también por mandato de los dioses, o por olvido eterno.


XV

Paciente: Coronel, Gonzalo Gerónimo
Edad: 14 años 6 meses
Juzgado: Menores 2, secretaría Garrido
Causa/Expediente: 23.431

Primera entrevista:
El paciente no demuestra interés en la entrevista. No responde, juega los cuarenta minutos con sus pies.

Segunda entrevista:
Ídem primera

Tercera entrevista:
Respuesta moderada al tratamiento prescripto. No responde, ni mueve sus pies. Los ojos fijos mirando el piso. Dejo instrucciones para subir dosis.

Cuarta entrevista:
Sin novedades

Quinta entrevista:
Reacción ante la pregunta “Qué grupos de música habría que matar” Enumera: Soda Stéreo y Babasónicos por chetos, Miranda! por putos. No continúa

Sexta entrevista:
Relato de pesadilla recurrente:
el paciente es una paloma
está comiendo gusanos en un jardín
un gato lo acecha pero nunca lo ataca.
un chico desde una ventana arroja un ladrillo al gato
el chico se convierte en el padre del paciente
la paloma intenta volar pero no puede
el padre aparece en el jardín y pisa la paloma

Séptima entrevista:
Se aplica test Pata Negra = relación oral maternante con el padre en presencia de otros.

sábado, 8 de diciembre de 2007

Salió a la venta ayer el nuevo libro de poesías sonoras del Indio Solari • Trece temas en casi una hora de sonido • Ave, Porco: MMVII Annus Regem consecrat te (¿será así el latinajo?)


Hay libros (películas, cuadros, lo que sea) que alcanza con leerlos una vez para tener una visión de conjunto. Buenos libros que te llevan de las narices a donde quieren, para que goces. Y hay libros (películas, cuadros, lo que sea) indómitos, infinitos, que te obligan a releer, a buscar bajo tu pulgar. Yacimientos de sentidos en ríos subterráneos tumultuosos. Así han venido llegando los últimos discos de los Redondos, y así llegaron los dos del Indio Solari: te invitan a volver.

Ave Porco, el mítico boliche de los '80, el de la primavera democrática después de las tinieblas, ahora es Rey. Al menos, su historia, su mística puerca se ha asentado en su reinado, y cerdo como es, corona en foto t
riunfal la contratapa del nuevo disco de Solari. La tapa, contra toda la historia, es una especie de serigrafía digital que está, ya, destinada a ser escuchada en remeras: el Indio en celeste, con los clásicos lentes oscuros. Fiel a la exquisita ironía de siempre, el disco va dirigido a los sordos: en la tapa, firma con lenguaje de señas (el de las posiciones de los dedos en las manos), "Indio" cerrando el título del disco; y en la contratapa, rodeando al cerdo triunfal, también en lenguaje de señas rubrican "Los fundamentalistas del aire acondicionado".

Se venía prometiendo un disco más despojado, donde el rock cobrara fuerza, pulsional. Esto, en la imaginería del Indio Solari, no era -obviamente- volver a Un Baion para el ojo idiota, veinte años vista, o a editar viejos inéditos... Toda la parafernalia publicitaria de estos días, esa que sucede, selectivamente, cada vez que aparece un disco de la
dupla Solari/Beillinson, reflejó, incluso en las fotos, el entusiasmo del Indio por los aparatitos y los monitores de PC, antes que por una guitarra o un teclado como fondo de su hábitat.

Un primer trabajo solista es una especie de gran test, aunque el alumno aventaje a cualquiera de los maestros que lo evalúa. Si ese examen es aprobado, y con mención de honor, como ocurrió con el Indio, se corre el riesgo de que el resto de las bolillas se aprueben de taquito. Es lo más común en la historia del rock, de aquí y de allá. Para alimentar un poco la mitología tribal, podríamos decir que es lo que pasó con el esperado (?) regreso de Soda Stéreo: una banda que sonó bien por estos días, tocando viejas canciones que sonaban mejor en su propia época. Y nada nuevo.

Porco Rex
es, por eso mismo, doblemente bueno: es bueno en sí mismo y porque redobla la apuesta. El Indio prefirió no continuarse, no perpetuarse (Skay, en cambio, pareciera estar optando por el otro camino, también válido: el cambio con
continuidad) y ensordecer a los sordos con un trabajo que, en cierto sentido, no deja de llevar su propio sello pero, por otro lado, tiene la marca distintiva de la creación.

No sé nada de técnica. Quizás sea una ventaja. No puedo hablar del sintetizador colocado allí donde la slide reverbera. Pero puedo decir cómo queda el conjunto, a oídos del sordo. El primer corte, Pedía siempre temas en la radio..., tiene la fuerza de apertura, no sólo en un disco sino en un estadio. ¿Abriremos con él próximamente en La Plata? Ojalá. Andamos esperando repetir un buen poguito. El segundo es Ramas desnudas, una de esas bala
das semirrápidas que al Indio le salen tan bien, con unos vientos que te envuelven mientras las guitarras te acarician. Sigue Sopa de lágrimas (para el pibe delete) un tema que, ya me pasó otras veces, me recuerda ciertos vaivenes sonoros de Virus. Te estás quedando sin balas de plata... es un tema de esos oscuros, en el que el Indio casi habla, casi susurra. Tatuaje te levanta y, particularmente, demuestra que el Indio, a sus casi 60 pirulos, maneja su voz a su antojo. Porco Rex chirimbolea lo que hubiera sido el cierre del "Lado A" en un LP, y tiene esos ecos melódicos del feliz pasado ricotero (de paso, apunto: habrá que hacer algún día el estudio del diálogo, a veces evidente, siempre sutil, entre las letras del Indio y las de Skay) Veneno paciente late tranqui, inoculándote la sangre con esa confesión de parte que hay como apertura: «Me cansa tener gente alrededor», y una de las tantas perlas poéticas que engarzan el disco: «Y pronto empezaste a ser un recuerdo, / y nada de lo que me gusta extrañar». Por qué será que Dios no me quiere? cambia el tono de himno pagano del tema anterior, y regresa a un muy buen roquito ricotero con distorsión de voz. Y mientras tanto el sol se muere... es una ensimismada canción que va y viene, profunda, metafísica: un canto al amor, sin cursilerías. Martinis y tafiroles es eso, una canción que está entremedio del pedo del éxito y la resaca posterior, tanto en la letra como en la música. Flight 956 (hay que pronunciar todo en inglés, porque así está cantado: "flaigt nain faiv six"), tema que en el arranque inmediato pareciera un típico tema de AC/DC, es, para los que buscan ese rock bailable, el tema que tienen que grabar en el TDK de 90 minutos. Vuelo a Sidney de nuevo tiene la voz del Indio como oculta mientras la guitarra alumbra. El disco termina con Bebamos de las copas lindas, proponiendo un cierre con brindis que realmente, es merecido: un verdadero levantar las copas celebrando. Todo el disco tiene un sonido, digamos, áspero: no hay estridencias en los instrumentos, y todos se homologan en la textura de la voz del cantante. (Si querés detalles técnicos, andá acá)

El arte merece, como siem
pre, capítulo aparte. Nuevamente la apuesta por el formato de un libro, en el que se cruzan la música, la literatura y la plástica, aunque ahora las ilustraciones son digitales y a color. Si El tesoro de los inocentes (Bingo Fuel) fue exageradamente sobrio en sus blancos y negros, acá nos encontramos con la exuberancia de los colores, y el rojo que pregna desde la tapa (¿contra la envidia?) En muchas imágenes aparecen mujeres, generalmente desnudas; en casi todas el mismo cerdo de la contratapa, rigiendo sus posesiones. En particular, impacta la imagen de unos fósiles, dinosaurios y demás, marchando, en una fila que encabeza este Rey Puerco. En una lámina, la central, el cerdo se transmuta nuevamente en el Indio, con fondo de entrevero de mujeres. Todo un guiño.

¿El costo? $ 42,99 (pesos cuarenta y dos con noventa y nueve, y si querés doná un centavo para la fundación Empomemos a los niños, del infame) Nada caro par
a una joya que, en un par de años, podrás vender en Leiva Joyas, seguramente.

viernes, 7 de diciembre de 2007

Fotos

• Dos fotos de Jere, hace unos días • Y una de Susana, la jubilada

Siguen las colaboraciones de Daniela de Turdera • Esta vez, la denuncia cede un poco el protagonismo a la intimidad, a la anécdota sabrosa • Regodeáte y enteráte qué hace (y cómo lo hace) Dani cuando no está por acá...


La semana pasada recibimos una invitación para participar en la conmemoración del 83° Aniversario de la Cámara Argentina de Comercio (CAC), agrupación que nuclea a cientos de cámaras sectoriales y regionales, extranjeras y binacionales, y a miles de empresas. La misión de esta Entidad consiste en “defender los intereses del conjunto de los empresarios, contemplando –por supuesto– el interés general”.

No estaba obligada a concurrir; demás está decir que sin mi presencia el evento se llevaría a cabo de todas formas, pero algo dentro de mí generaba esa inquietud que terminó con la acreditación al evento.

Martes, 18 horas, salida del trabajo. Nos acercamos humildemente a pie hasta el Hotel Sheraton junto a Mariana, una compañera de oficina. Majestuoso se veía de lejos. Luces, lujo, brillo, esplendor, estrellas (exactamente cinco estrellas). Era la primera vez que entraba a un hotel con semejantes características.

En el hall de entrada, nos recibieron elegantes y prolijos hombres; quienes nos indicaron que debíamos subir las escaleras que estaban a nuestra derecha, las que nos llevarían hasta el Salón El Libertador. Allí, unas diez chicas, vestidas en forma idéntica, se hacían responsables de dos o tres letras del abecedario para permitir la acreditación de los invitados en forma ordenada, según la inicial de su apellido. Al costado, la prensa también podía hacer lo mismo. Con solo identificarme, se me abrió paso a este nuevo mundo. “Adelante”, me dijo la responsable de la letra G.

Ya estábamos adentro. Aún no había demasiada gente, y las únicas “damas” ajenas a la organización éramos nosotras. En menos de diez minutos, la sala comenzó a llenarse. Algunas mujeres, y muchísimos hombres. Empresarios. Gente de plata, de poder. Personas instruidas, cultas, informadas, respetables, solemnes. ¡Qué presencias!. Muchos presidentes de las empresas más importantes de la Argentina y del exterior, muchos políticos nacionales y provinciales. Muchos empresarios. Entre ellos se daban “afectuosos y sinceros” saludos. Las conversaciones banales y superfluas eran constantes. Supongo que a eso le llaman “hacer sociales”. Todo era reluciente, refinado, delicado. Pura aristocrácia. Sonrisas por doquier.

El evento consistía principalmente en un “cocktail” (aprendí que ese vocablo de origen inglés debe ser pronunciado como palabra grave; si uno lo agudiza, pierde lo glamoroso), acompañado por las palabras del Presidente de la Cámara, Carlos de la Vega; el actual y futuro Ministro de Planificación, Julio De Vido; y el actual vicepresidente y gobernador electo de la Provincia de Buenos Aires, Daniel Scioli. Cuando hablo de lujo, hablo de LUJO.

Copas de vino tinto y blanco de la Bodega neuquina auspiciante del evento recorrían el Salón principal. Nadie desperdiciaba el ofrecimiento del personal de catering. Una copa, dos copas y dos copas y dos copas. Ya empezaba a ver doble. Pero tuve la suficiente lucidez para escuchar los discursos. Comenzó De la Vega. No el zorro, pero no resultaría improcedente hacer una comparación (con las cualidades del animal, no con el personaje).

El presidente de la entidad comenzó señalando el crecimiento de la Argentina en los últimos años. Apuntó datos del “asombroso incremento del PBI”, de la “reducción de la desocupación” a un solo dígito, de la “disminución del nivel de pobreza e indigencia” y de la “recuperación del salario”. Continuó haciendo referencia a más números en las importaciones, en las exportaciones y en el superávit de las cuentas públicas. También mencionó la negociación de la deuda externa y a los “honrados” compromisos con el F.M.I. En fin, habló del conocido “crecimiento” de la economía nacional. No hacen falta más explicaciones.

Su discurso estaba inundado por distintas frases unidas como ser “acuerdos sociales”, “equilibrio”, “diálogo social”, “contribuciones” e “integración social”.

No faltó oportunidad para criticar a ciertos sectores políticos que “se preocupan más por detectar iniciativas empresarias exitosas para gravarlas con nuevos impuestos o tasas, antes que dar prioridad a la promoción de inversiones, la radicación de empresas y la creación de empleos”. Y al finalizar expuso que se buscará lograr “básicos sobre objetivos realistas y equitativos, que privilegien el bien común sobre las apetencias sectoriales, que permitan varias décadas de crecimiento, continuidad y estabilidad de las políticas, más allá de los gobiernos”; lo que significaría seguir ganando, esté quien esté en el sillón de Rivadavia.

Sin dejarme respirar aunque sea unos minutos de tanto país primer-mundista, De Vido tomó la palabra e inmediatamente empezó a repartir halagos a quien se cruzase por el escenario, e incluso a quienes no estaban allí. Relajante.

Y por último, Scioli. Con él sí estuve de acuerdo. Fue sensato. Entró en el recinto, se sentó en el asiento que ya tenía señalado, se levantó y se retiró. No expresó una sola palabra. No saludó ni felicitó. No hizo ni dijo nada. Supongo que algo de vergüenza ajena tuvo que haber sentido.

Finalizado los discursos, formalizaban la apertura del servicio de lunch. Quedé impresionada. No sólo por lo que servían, sino por la actitud de la gente de “buenos modales” con la que creí cruzarme en el hall principal, apenas llegué. Se produjo una especie de avalancha contra las mesas. No había respeto ni compasión. Al parecer solo había hambre. ¡Y yo que me preocupaba por cómo tenía que agarrar la copa de vino! Ahora sí puedo hablar de coctel. Nuevamente se me había engañado. Llegué a creer que ese nivel actitudinal de los empresarios podía mantenerse durante toda la noche. En absoluto. Logré descubrir que la primera apariencia con la que me encontré al llegar al hotel era sólo eso: una fachada. Era una de esas caras que veías a tu alrededor, estiradas, transformadas, irreales. Una máscara, que escondía lo que eran verdaderamente. Empresarios sí, pero con sus grandes penurias encubiertas.

Me fui mucho más distendida. Una es quien sabe que es, y tiene la fortuna de poder actuar y ser en función de eso, en todo momento y lugar. Sin necesidad de disimular. Me retiré del Hotel, esquivando los lujosos autos importados. Me fui a tomar el subte que me lleva hasta Plaza Constitución, y de allí hacer combinación con mi adorable Roca...

jueves, 6 de diciembre de 2007

Al desnudo

Algo extraño, muy extraño, que escribí hace mucho -no sé cuándo, no le puse fecha • Supuestamente, era el primer acto de algo que nunca seguí • Así como está es autónomo, pero... ¿es un cuento? • ¿Es teatro? • ¿Es un ave, es un avión?


Personajes:
  • Hijo
  • Madre



(Interior de una casa. A la izquierda -del espectador- una puerta y, más atrás, una ventana con cortinas pesadas, opacas. A la derecha, otra ventana, con los mismos cortinajes. Atrás, dominando todo el fondo hay una pared blanca, con una arcada a cada lado. En ella cuelga un cuadro de la MADRE, que puede ser el retrato de Margarita Xirgu en la representación de La casa de Bernarda Alba, en Buenos Aires. Cierto sector del piso (donde apoya la pared) está sobrerrelieve. En la parte baja, levemente a la izquierda, hay una mesa y unas sillas, como un juego de jardín. La decoración general es sobria, con pocos elementos, algo abandonada, pero de buen aspecto general. Por las ventanas entra mucha luz (es media mañana) pero las cortinas la atenúan. Entra, por la puerta que da a la calle, el HIJO)

HIJO: -Madre, ya llegué.

(Viene enfundado con un sobretodo largo, bufanda y gorra. Así vestido, sólo tiene descubiertos apenas, los ojos)

HIJO: - No sabés la cantidad de gente que había hoy en las calles... ¿Qué fecha es ?...

(Deja las bolsas en el piso. Se saca la bufanda, el gorro y el abrigo, que deja en un perchero. Es bastante joven, y bien parecido. Todos sus parlamentos son tímidos e inseguros, como de alguien que intuye que está solo pero, de cualquier modo, se esforzara en hablar con alguien).

HIJO: -...La vi a Mercedes; cruzaba la calle. Por suerte, no me reconoció. Últimamente nadie me reconoce... Qué suerte, ¿no?. No quisiera tener que explicarle a nadie... (Cortándose de repente). No conseguí repollo, pero igual mucho no te gusta. A papá sí le gustaba... ¿Te acordás? ¡Cómo se enojaba si no comprabas! Esa vez que nos mandó a los dos a dormir, porque no teníamos la cena lista, con su ensaladita de repollo preparada...

(Ha ido diciendo esto, mientras sacaba las cosas de las bolsas. A partir de ahora, hablará yendo y viniendo hacia adentro, llevando los objetos, por una de las arcadas)

HIJO: -¿Vino alguien?. Bah, no sé para qué pregunto: nunca viene nadie. ¿El cartero?. ¿Quién nos va a mandar una carta?. La última fue la del estudio de los abogados esos. La rompí, ¿sabías?. Qué me importa lo que ellos digan. Si quieren hacer su negocio, que defiendan presos. A mí no me interesan sus sucesiones, timbres y sellos...

(Se sienta)

HIJO: -¡Ah!. Estoy molido... Y todavía queda preparar la comida... limpiar. (Entusiasmado). ¿Y si hoy no almorzamos?. ¿Vos tenés hambre?... Puedo cocinar algo rápido... ¿Qué te parece?. Mejor no, y a la noche hacemos una rica sopa...

(Se para. Intenta ir hacia adentro, pero se queda a medio camino. Se vuelve, desorientado)

HIJO: -Aunque, pensándolo bien, ¿qué voy a hacer toda la mañana?. Mejor cocino algo, así mato el tiempo... ¿Qué te parece?

(Vuelve a sentarse. Hace todo muy pausadamente: no tiene apuro)

HIJO: No sabés el calor que hace afuera... Ya comienzan los días lindos... Y yo con esta ropa, por la calle... ¿Hasta cuándo tengo que usarla?. Sí, no me lo digas... Siempre te pregunto lo mismo... Es que no me hago a la idea... Me canso de tener que ocultarme todo el tiempo... A veces quisiera que no hubiese pasado; pero todos cargamos con algo. Si pudiera dejar de esconderme... (habla en una ensoñación) Si pudiera salir desnudo a la calle... ¡Qué risa me daría!. "Mirá, mami -dirían los nenes- ese señor con esa cosa". Ja ja... Las viejas horrorizadas contestarían "No mires, nene; caca, caca. Eso contagia". Y yo andaría por ahí, con mi cruz a cuestas y a la vista... (Volviendo a la realidad) No hubo cura, ¿no?. Pero, por lo menos, algo... qué sé yo; una forma de disimularlo. Es tan feo andar oculto... Eso te lo debo a vos, madre. Me enseñaste a esconderme. Yo hubiera querido salir desnudo, madre, y no me dejaste: me hiciste miedoso, le temo a la calle. Y yo hubiera querido ser como todos, madre (cada vez más encolerizado). Madre: es un reproche; yo hubiera querido ser como todos, pero me hiciste así, y ahora ya es tarde, ahora ya no sé cómo sería una vida al desnudo... (Dulce) ¿Te acordás cuando íbamos al cine, cuando era chico?. Yo era como todos, y pensaba que sería siempre así... Y quizás ya llevaba el germen adentro, ese bichito que fue anidándose, y me fue llevando a esto. ¿Hubiera podido cargar mi peso, madre? (Enojado) ¿Hubiera?. Nunca me lo respondiste. Pero me escondiste, eso sí, bien guardado: que los demás no se enteren. "Es por tu protección -me decías" ¿Protegerme era esconderme, madre?. Era protegerte, a vos, temerosa, prejuiciosa. Yo quizás hubiera podido; no me ayudaste. (Cada vez más enojado y con rencor seco, áspero). A veces me miro al espejo y pienso si yo mismo debo verme, y me asusto. Soy la bestia, y no sé si soy esa bestia en el espejo, si es ese cuerpo, si en realidad soy o me hicieron. No tengo amigos. Los fue dejando... "Es por tu bien" me decías. ¿Era por mi bien?. ¿Éste es el bien que me dejaste?. (Parándose en un arrebato) Esto es mi bien. (Girando rápido sobre sí mismo, extendiendo los brazos, como en cruz) Véanlo todos, La vida ha hecho esto de mí. Cada hueso mío, cada parte de mi cuerpo se pudre sin remedio, y mi madre dice "Es por tu bien". (En un arranque de furia correrá hacia el cuadro mientras dice) A veces creo que te odio. (Se para frente al cuadro). Sí. A veces creo que te odio con toda mi alma, con toda la podredumbre que ocultaste en mí. (Toma el cuadro violentamente, con ambas manos, le pega un puñetazo a la foto y la arroja al piso con furia). Y no poder gritar a los cuatro vientos: "Mírenme. No soy extraño..." (dulce) "...No soy extraño" (Confundido, casi llorando, mirando al cuadro destruido en el piso). ¿Madre?. (Se acerca hacia el cuadro) ¿Madre?. No quise hacerlo. (Cada vez más fuerte) ¿Madre?. ¿Madre?. ¿Mamá?. (Arrodillado frente al cuadro, llorando) ¿Mami? (Gritando desconsolado, de frente al público) ¿Mamá?

TELÓN RÁPIDO

Entregas anteriores: 1 - 2 - 3


X

Su hijo es un monstruo señora un monstruo abusa de mi hijo mi hijito que tiene nueve años se mete en mi casa le hace bueno usted ya sabe no hace falta que le explique señora lo que esa bestia le hace a mi hijo y yo que no estoy en todo el día pero le aviso señora le aviso y escuchemé bien porque Facundo es lo único que me queda y voy a a pelear con toda mi furia me entiende le meto tres tiros se lo acuchillo señora yo se lo mato escuchemé bien no quiero que pase ni siquiera por el frente de casa su hijo me entendió que ni se asome porque se queda sin hijo señora y digaseló a su marido para que le explique qué hacen los hombres señora bah su hijo un hombre su hijo es una mierda señora y si no se lo mato le juro por lo que más quiera que se lo hago pudrir en la cárcel


XI

Viejo, tengo que hablarte, viejo, despertáte, viejo, te digo que es importante, che, dale... Vino la Chiche, che, y dijo algo asqueroso, algo del Gonzalo... Viejo, ¿me escuchás?. Pero, che, al fin y al cabo también es tu hijo, aunque no lo podás dominar. Che, viejo, vino la Chiche, y dice que Gonzalo se lo mueve, el asqueroso, viejo, el nene nos salió trolo. Ahí entra, viejo, ¿le hablás vos o le digo yo? No, cómo que después, dejá de dormir, che, cómo que no es el momento... ¿Qué querés, dejarlo para el postre?. ¡Gonzalo, vení para acá!. Vino la Chiche, ¿qué le hacés a su hijo vos, degenerado? ¡No ves que es un nene, tiene nueve años, hijo de puta! ¿No tenés vergüenza vos? Te aprovechás porque el nene no tiene padre y de tanto estar entre mujeres le salió amanerado a la Chiche. Trolo, trolo de mierda, ¿qué le hacés al Facundito de la Chiche?


XII

¿Así que está viviendo en la casa de los López? Buena gente los López, aunque medios solitarios. Venían poco al pueblo, la mujer y las hijas no faltaban nunca a misa, pero el viejo aparecía poco; a veces se tomaba unas cañas en el bar y veía jugar a las cartas. Lo invitaban pero hacía que no con la cabeza, se mandaba la copita y salía, como si se hubiera asustado por la invitación o como si de repente se hubiera acordado que tenía que volver a su casa –Este es más callado que el viejo– ¿Bueno qué otra cosita quiere llevar?

El almacenero, fuerza viva de Montecarlo, acomodaba sobre el mostrador las cosas, indispensables, mínimas necesidades para subsistir; el empleado de la inmobiliaria llegó a husmearlas y la decepción por la frugalidad de los alimentos pedidos, por la previsilidad de la compra, que hacían de Leonardo casi un habitante más, desde siempre, nacido y criado en Montecarlo, lo llevó a pensar que había sido una mala idea hacerle de chofer a este porteñito creído que ni se interesaba por integrarse a su nuevo lugar ni se desarmaba en pasos en falso propios de un inexperto capitalino. Cuando Leonardo pagó, cargó las cosas sin saludar, con una mueca que no se esforzó demasiado en ser gentil, y salió hacia el auto, sin siquiera mirar al ocasional chofer. Éste lo siguió, con efusiones para el tendero, y subió al auto.

–¿Le hago una recorrida por el pueblo, maestro?
–Prefiero llegar pronto– contestó sin descifrar, sin advertir -o intuyéndola pero sin darle importancia- la entonación sarcástica en el maestro con que lo habían designado.
–Mire que no siempre voy a estar yo para llevarlo, no soy remisero. Igual no hay mucho para ver.

Sin esperar respuesta, empezó: ahí está el banco, de 8 a 13; allá el correo; ahí tiene un supermercado bastante completo, allá hay unos billares, “Bola 8”, ¿ve?. Si sigue por esta calle, que se llama Blandengues, acuérdese, para abajo, hay una casa de techo en aguas, aparentemente una casa de familia, pero si mira bien las ventanas nunca se abren: es la casa de la Loly, las chicas de ahí son limpias, ¿me entiende?, nada que ver con otros puteríos… Lástima que esté tan metido en el centro, pero… Igual se puede entrar por los fondos, que dan al parque, es lo mejor para que no te vean, eso. La otra vez salía el intendente, tan en pedo estaba que salió a las 9 de la noche por la puerta principal, por Blandengues. Quiso explicar que entró para ver si se estaba dañando la moral y el orden públicos, pero se le trababan las palabras y no tuvo más remedio que irse rápido. Y pobre tipo, la mujer es diputada, está en Posadas, viene cada tanto. La misma mina seguramente se lo perdonó, porque bueno, el hombre es hombre… Y de última lo otro fueron habladurías, ¿me entiende? Cada uno que te la cuenta te la vende cambiada, y si fuera por todos los que dicen que estaban ahí, en el pueblo ese día no había nadie laburando, no estaba ninguno en su casa... Qué sé yo, esas cosas son delicadas, porque… ¿quién no pasó alguna vez por un puterío, maestro? Como dice el dicho, el que esté libre de culpas que dispare el primer tiro.