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miércoles, 12 de diciembre de 2007
(Se acabaron las reservas: a partir de hoy, o muere o me pongo las pilas y la continúo: de hecho, ya tuve que escribir hace un ratito uno, para seguir logrando tres por vez)
XIII
–Creo que estoy embarazada, Leo.
Llegaba del hospital y ella estaba, mirada radiante, lavando platos en la cocina. Había sobre la mesa un test que marcaba positivo y una rosa bien roja, bien pimpollo, bien de ellos, su historia, su símbolo. Sofía hacía como que no importaba, seguía de espaldas y lavaba, y temblaba.
Él tiró el maletín, corrió hacia ella, la abrazó y la giró sobre sí misma; le pasó suave el pulgar por la mejilla donde caía una lágrima, y la besó, aprisionándola, queriendo percibir la nueva vida fundida en ellos. Y la sintió: lo dominaba una tibieza algo que entraba en su cuerpo, cosquillas sedosas que recorrían su sangre, demoraban los labios, electrizaban las manos, llevaban más lágrimas.
Habían buscado en los últimos seis meses el embarazo que no llegaba. No te preocupes, las pastillas a veces tienen estos efectos, le decía, entre académico y mentiroso. En cierto modo, los obsesionaba la fertilidad demorada; en cierto modo, también, se le rebelaban toda la ciencia, todos sus conocimientos, toda su fe académica. Pero allí estaban, finalmente, sentados a una mesa en su restaurante, festejando.
–¿Y qué nombre le vamos a poner?
–Esperá que vayas a la clínica, Sofi, esos test a veces fallan.
–Estoy embarazada, Leo, las pastillas fallan, los tests fallan, pero esta vez no falló nada; sé que estoy embarazada
–Si es nena, me gustaría un nombre corto…
–¿Como “Sofía”?
–¡No! Bastante con una en la casa…
–A mí me gustaría que se llamara Leonardo si es varón.
–Sí –dijo en un tono burlón, acentuado por el reflejo que las velas daban en el vino tinto de la copa– es buena idea esa de ponerle el nombre de los padres, que viene de los abuelos, de los bisabuelos… Yo tendría que ser Melitón, si es por eso, o Brígido, por el día de mi nacimiento…
–¡Qué, lindo… Brígido! –contestó con una sonrisa seductora que desarmaba cualquier sarcasmo– hacéme acordar que te llame siempre así. Es hasta… erótico, me va a gustar llamarte “mi Brigidito” cuando estemos en la cama…
Sofía, sus ocurrencias, risa llana y sincera, felicidad materializada en un brindis, la noche de la noticia.
El atardecer caía pesado sobre la vegetación. En la casa aún no había luz, pero Leonardo no creía urgente tramitar la habilitación. Tenía velas, había comprado un farol, y con eso alcanzaba. Si la vida se había empecinado en ser un camino a ciegas, nada justificaba iluminar una casa que era un refugio, un escondite, un hueco en que los días transcurrirían hasta morir.
Algunas cajas apiladas en los rincones servirían para apoyar utensilios, y otras serían mesa, silla, cama. Había por allí un colchón humedecido, pero las cosas estaban bien, no podrían estar mejor así. Una gran foto de Sofía, sonriente Sofía, feliz y viva, estaba sobre la mesada de la cocina, y él frente a ella, extático, fijo su pensamiento en ese marco que no lograba sujetar los momentos, que no venció a la muerte. Los ojos vidriosos no parpadeaban, no se movían: Leonardo era un par de ojos ausentes que intentaban introducirse en un retrato y revivir desde allí adentro la magia de estar juntos. Así se durmió, o al menos así cerró los ojos, sentado, durante unas horas, mientras afuera la selva vivía, también por mandato de los dioses, o por olvido eterno.
Paciente: Coronel, Gonzalo Gerónimo
Edad: 14 años 6 meses
Juzgado: Menores 2, secretaría Garrido
Causa/Expediente: 23.431
Primera entrevista:
El paciente no demuestra interés en la entrevista. No responde, juega los cuarenta minutos con sus pies.
Segunda entrevista:
Ídem primera
Tercera entrevista:
Respuesta moderada al tratamiento prescripto. No responde, ni mueve sus pies. Los ojos fijos mirando el piso. Dejo instrucciones para subir dosis.
Cuarta entrevista:
Sin novedades
Quinta entrevista:
Reacción ante la pregunta “Qué grupos de música habría que matar” Enumera: Soda Stéreo y Babasónicos por chetos, Miranda! por putos. No continúa
Sexta entrevista:
Relato de pesadilla recurrente:
el paciente es una paloma
está comiendo gusanos en un jardín
un gato lo acecha pero nunca lo ataca.
un chico desde una ventana arroja un ladrillo al gato
el chico se convierte en el padre del paciente
la paloma intenta volar pero no puede
el padre aparece en el jardín y pisa la paloma
Séptima entrevista:
Se aplica test Pata Negra = relación oral maternante con el padre en presencia de otros.
Llegaba del hospital y ella estaba, mirada radiante, lavando platos en la cocina. Había sobre la mesa un test que marcaba positivo y una rosa bien roja, bien pimpollo, bien de ellos, su historia, su símbolo. Sofía hacía como que no importaba, seguía de espaldas y lavaba, y temblaba.
Él tiró el maletín, corrió hacia ella, la abrazó y la giró sobre sí misma; le pasó suave el pulgar por la mejilla donde caía una lágrima, y la besó, aprisionándola, queriendo percibir la nueva vida fundida en ellos. Y la sintió: lo dominaba una tibieza algo que entraba en su cuerpo, cosquillas sedosas que recorrían su sangre, demoraban los labios, electrizaban las manos, llevaban más lágrimas.
Habían buscado en los últimos seis meses el embarazo que no llegaba. No te preocupes, las pastillas a veces tienen estos efectos, le decía, entre académico y mentiroso. En cierto modo, los obsesionaba la fertilidad demorada; en cierto modo, también, se le rebelaban toda la ciencia, todos sus conocimientos, toda su fe académica. Pero allí estaban, finalmente, sentados a una mesa en su restaurante, festejando.
–¿Y qué nombre le vamos a poner?
–Esperá que vayas a la clínica, Sofi, esos test a veces fallan.
–Estoy embarazada, Leo, las pastillas fallan, los tests fallan, pero esta vez no falló nada; sé que estoy embarazada
–Si es nena, me gustaría un nombre corto…
–¿Como “Sofía”?
–¡No! Bastante con una en la casa…
–A mí me gustaría que se llamara Leonardo si es varón.
–Sí –dijo en un tono burlón, acentuado por el reflejo que las velas daban en el vino tinto de la copa– es buena idea esa de ponerle el nombre de los padres, que viene de los abuelos, de los bisabuelos… Yo tendría que ser Melitón, si es por eso, o Brígido, por el día de mi nacimiento…
–¡Qué, lindo… Brígido! –contestó con una sonrisa seductora que desarmaba cualquier sarcasmo– hacéme acordar que te llame siempre así. Es hasta… erótico, me va a gustar llamarte “mi Brigidito” cuando estemos en la cama…
Sofía, sus ocurrencias, risa llana y sincera, felicidad materializada en un brindis, la noche de la noticia.
XIV
El atardecer caía pesado sobre la vegetación. En la casa aún no había luz, pero Leonardo no creía urgente tramitar la habilitación. Tenía velas, había comprado un farol, y con eso alcanzaba. Si la vida se había empecinado en ser un camino a ciegas, nada justificaba iluminar una casa que era un refugio, un escondite, un hueco en que los días transcurrirían hasta morir.
Algunas cajas apiladas en los rincones servirían para apoyar utensilios, y otras serían mesa, silla, cama. Había por allí un colchón humedecido, pero las cosas estaban bien, no podrían estar mejor así. Una gran foto de Sofía, sonriente Sofía, feliz y viva, estaba sobre la mesada de la cocina, y él frente a ella, extático, fijo su pensamiento en ese marco que no lograba sujetar los momentos, que no venció a la muerte. Los ojos vidriosos no parpadeaban, no se movían: Leonardo era un par de ojos ausentes que intentaban introducirse en un retrato y revivir desde allí adentro la magia de estar juntos. Así se durmió, o al menos así cerró los ojos, sentado, durante unas horas, mientras afuera la selva vivía, también por mandato de los dioses, o por olvido eterno.
XV
Paciente: Coronel, Gonzalo Gerónimo
Edad: 14 años 6 meses
Juzgado: Menores 2, secretaría Garrido
Causa/Expediente: 23.431
Primera entrevista:
El paciente no demuestra interés en la entrevista. No responde, juega los cuarenta minutos con sus pies.
Segunda entrevista:
Ídem primera
Tercera entrevista:
Respuesta moderada al tratamiento prescripto. No responde, ni mueve sus pies. Los ojos fijos mirando el piso. Dejo instrucciones para subir dosis.
Cuarta entrevista:
Sin novedades
Quinta entrevista:
Reacción ante la pregunta “Qué grupos de música habría que matar” Enumera: Soda Stéreo y Babasónicos por chetos, Miranda! por putos. No continúa
Sexta entrevista:
Relato de pesadilla recurrente:
el paciente es una paloma
está comiendo gusanos en un jardín
un gato lo acecha pero nunca lo ataca.
un chico desde una ventana arroja un ladrillo al gato
el chico se convierte en el padre del paciente
la paloma intenta volar pero no puede
el padre aparece en el jardín y pisa la paloma
Séptima entrevista:
Se aplica test Pata Negra = relación oral maternante con el padre en presencia de otros.
Etiquetas de esta entrada: Novela
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Ala mierda que parece oscuro gonzalito. Por putos y por chetos!!! eso carajo, aguante los redondos y charles asnabur. jajajaj, cada ves mas atrapante, mi vieja y mi viejo se coparon con la novela,mierda lo que hace la jubilación... así que todos esperamos las próximas entregas eljueves en el quisco, o en el blog. exitos.
ResponderEliminarVictor de Marmol...