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jueves, 15 de noviembre de 2007
• Hace años, empecé una novela • Últimamente, me viene rodeando la idea de "obligarme" a continuar su escritura, aprovechando el blog • Una especie de "novela por entregas", al estilo de la de folletín • Sebas, ayer a la noche, me decidió, así que va fundamentalmente para él, que quiere leer más • Es que ahora, los lunes y jueves a la tardecita me aburro... :P
o O o O o
I
El día de mi muerte pediría más vida, dijo.
El día de mi muerte quizás me encuentre muerto, contestó.
II
No es en vivir en lo que se nos huye el tiempo,
sino en una espera oscura y tal vez prefigurada,
en un campo llano sin senderos
que multiplican horizontes sin palabras.
A veces creemos que nacimos acá
y en realidad ya habíamos muerto en otro lado.
No es en vivir en lo que se nos huye el tiempo,
sino en una espera oscura y tal vez prefigurada,
en un campo llano sin senderos
que multiplican horizontes sin palabras.
A veces creemos que nacimos acá
y en realidad ya habíamos muerto en otro lado.
III
Cuando se recibió, algo como congoja lo invadía. No era exactamente tristeza; no era exactamente felicidad. Era -había dicho- incierta expectativa. Y así había querido resumir toda una carrera de Medicina, todas las noches inhóspitas, todo el encierro entre humo y libros, todos los exámenes, todos los días. Por eso, ahora, este tren era insoportable; por eso, ahora, ese único pasaje en primera categoría era una carga áspera; por eso, ahora, su futuro era un día enclavado en un pasado.
IV
Leonardo estudiaba cuando conoció a Sofía.
Se casaron ni bien cumplió el año de haberse recibido, y ya trabajaba en el Hospital.
Ella quedó embarazada tres meses después.
En el parto nació muerta la nena.
A los quince días moría su esposa.
A los cinco meses, renunció al Hospital, vendió el departamento, los muebles, sus proyectos, el optimismo.
El 4 de noviembre estaba en la Estación: a las catorce y diecisiete salió el tren.
Dos y media, solo, encerrado en el baño, lloró, con un llanto de hombre que sólo un cielo poblado de dioses atónitos podría comprender, podría provocar.
Se casaron ni bien cumplió el año de haberse recibido, y ya trabajaba en el Hospital.
Ella quedó embarazada tres meses después.
En el parto nació muerta la nena.
A los quince días moría su esposa.
A los cinco meses, renunció al Hospital, vendió el departamento, los muebles, sus proyectos, el optimismo.
El 4 de noviembre estaba en la Estación: a las catorce y diecisiete salió el tren.
Dos y media, solo, encerrado en el baño, lloró, con un llanto de hombre que sólo un cielo poblado de dioses atónitos podría comprender, podría provocar.
Etiquetas de esta entrada: Novela
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Gracias por haber enseñado con tanta dedicación y tan bien!
ResponderEliminarAsí da gusto aprehender!
Q continúe la novela!
Saludos
Muy bueno el primer capìtulo, espero el segundo che y con que regularidad los vasa publicar o si me pierdo uno, vas a dejar un link de capítulos ya publicados? otro tema ¿en dónde sale el trabajo de Vigotski? Un abrazo y gracias Esteban
ResponderEliminarahh soy Victor de Marmol...
ResponderEliminarEs muy bueno terminar los proyectos,para empezar otros ...aunque sabemos que vivimos para morir.
ResponderEliminarNo es ageadable,sentir que se pierde ,lo que da sabor a nuestros dias,pero es eso lo que nos mantiene ,vivos esperando morir.
Asaso no es eso todo lo que hacemos antes de morir.
SALDAR LO VIVIDO.
Yo
Anonimo las pelotaaaaaaaaaaaaaaaasss! no se poner el nombre...Soy SEBA!Estebannnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn! Buenisima onda, me alegro mucho que sigas con esto :) ahora que ya psiste las notas pedo decr que las clases eran una maza, es la primera vez que me pone mal que hayan terminado, nos vemos!
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