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jueves, 13 de diciembre de 2007

Tenemos presidenta

Hace unos días, Annekia (alguien que -presumo- desconozco, aunque -infiero- viene de parte de Matías y Danila) me avisaba en un viejo post de acá que había asumido Kristina, y me preguntaba para cuándo el comentario al respecto • De haberlo sabido, le hubiera respondido: para cuando tenga nuevamente una noche de insomnio, y la bronca por no dormir se junte con la del evento • He aquí el resultado


La ex primera dama ahora es primera mandataria, y el ex primer mandatario ahora pasó a ser primer damo. Hasta acá, lo que se sabía: nada nuevo. Tampoco es nuevo el gabinete, ni las primeras medidas, ni la práctica política.

El grupo de ministros y secretarios sigue formado por los mismos pesos-pesados, y algunas novedades mínimas. Ginés, a mi modo equivocado de ver, lo más rescatable de lo anterior, siquiera por el ingenuo y pequeñísimo gesto de atreverse a respirar autónomamente frente a la Iglesia y los laboratorios trasnacionales, pasó a retiro y fue reemplazado por Ocaña, si no más dócil al menos menos verborrágica (el silencio es algo que la curia valora mucho) En Economía un yuppie del que se habló más por sus dotes físicas y su capacidad para entibiar el bótox de muchas señoras del sector ABC1, antes que por sus lineamientos estratégicos, si tal cosa existiera entre esos rulos. En Educación otro burócrata que corona currículum, como los de la década pasada, haciéndose la mención en una nueva "reforma" que brilla en los papeles y se cuela por todos lados. Y un nuevo ministerio, que nadie sabe bien para qué está, ni en qué consistirá, pero que a todo el mundo cayó en gracia porque es "un gesto" a la comunidad científica.

Gestos. El anterior gobierno, el de Néstor Carlos, estuvo plagado de gestos. Mandar a Bendini a descolgar los cuadros infames fue un gesto; que haya pasado más de un año desde que López pasara a ser un nombre incorpóreo, y un reclamo, no cuenta como gesto, aunque lo sea (hay gestos y gestos, obvio) Con más celeridad, otros gestos fueron altisonantes: pagarle todita la plata al FMI, por ejemplo. O la ansiedad por ser buenos y abonar sin chistar, sin denunciar, ahora, al Club de París.

Kristina asumió y, de nuevo, gesticuló. Brava, primero le agradeció la presencia a Tabaré y luego le recriminó violar el Tratado del Río Uruguay. Esta penetración sin consentimiento no ocurrió en el siglo XIX, pasó en el período de gobierno en el cual su esposo, ex presidente, actual primer damo, gobernaba. Gestos. Un fuck you también lo es. Según el contexto, hiere más. O divierte más.

La gente votó el cambio con continuidad, se escudan. "La gente" no existe; por lo tanto, no votó eso. Existen sectores, corporaciones, grupos: existen clases sociales. La gente es la ficción de homogeneidad que tranquiliza las conciencias (y los análisis) Habrá quienes votaron un cambio, habrá quienes votaron una continuidad, quienes votaron a Perón y Evita y quienes votaron al menos malo. Y muchos que habrán votado al amo que tiró el mejor hueso.

A partir de 1975, los grupos económicos productivos se reconvirtieron en grupos financieros, porque así venía la ola en los círculos iniciados e informados. Fue la época de la plata dulce y de la bicicleta financiera. Con los militares estamos mejor, te decía la gente mientras el auto traía la calco que rezaba "Los argentinos somos derechos y humanos" y en el portaequipajes venían videocasseteras, TV color, y muchos chiches electrónicos baratos, vía Uruguayana. Los pocos boludos que siguieron pensando en producir nacional, se cayeron cuando Sigault dijo que el que apostaba al dólar perdía, y devaluó como para que el industrial tuviera y guardara.

Con Carlos Saúl, el fiel discípulo del período anterior, el capital pudo diversificarse y entrar en el negocio de los servicios (además de otros negocios, menos santos y tanto o más redituables) Muchas financieras y casas de cambio habían caído, incluso las más apegadas al asalariado, como la Cooperativa El Hogar Obrero. Pero, siempre, antes de vaciarse una fábrica, un banco, una financiera, alguien se llena los bolsillos y, fiel al país, se decide a emprenderla en la ola nueva de exacción. Se desguazó el Estado y los mismos capitostes, aliados entonces con mucho político luego reconvertido en consultor, se dedicaron a los nuevos negocios de los nuevos tiempos.

Con Néstor Carlos, se veía venir el regreso de la obra pública, la patria contratista, la industria. Y hacia allí van, ahora, los mismos de siempre y los nuevos amigos, más los viejos amigos, obvio. Los mismos de siempre.

Previo a cada etapa, el capitalismo all' uso nostro provocó una crisis que produjera, por un lado, transferencias descomunales, una repartija bien desigual de la torta, y por otro lado, las condiciones de posibilidad para que el nuevo negocio prosperara. El Rodrigazo, la salida de la tablita de Martínez de Hoz, la hiperinflación, y la última, el corralito - corralón - megadevaluación. Después de cada una de estas crisis, un nuevo período de relativa calma que propició los negocios, y la gente, contenta por un tiempo, votó (o hubiera votado) respectivamente: al Videla de las primeras épocas, al Alfonsín del Plan Austral, al Ménem modelo '95 y al Kirchner versión polleras.

Cuando inauguraron las piojosas tres cuadras de asfalto en la escuela, vinieron varios funcionarios muncipales. No recuerdo cuál de ellos comentó que la obra de ensanche y mejora de la Ruta Nacional 3 estaba demorada porque, originariamente, había ganado la licitación una empresa de Menem. Sí, el mismo que aborrecía el Estado, el mismo que pretendía que con las empresas privadas todo iba a ser la panacea... Ahora es un privado y hace negocios con el Estado. Obviamente, dijo el funcionario, Nación frenó esa licitación. Lo que no dijo, pero también ha de ser obvio, es que la empresa que finalmente está haciendo la obra debe de ser de alguno del actual palo. (Primer excurso: la obra, no lo sé, lo supongo, ha de ser varias veces millonaria, dada su envergadura: no obstante, en el tramo ya concluido, que va desde el km 39 hasta el km 43, al menos, hay varios sectores de cinta asfáltica cuarteados y hundidos, esos que obligarán, unos días después de la inauguración, a excavar, rellenar y emparchar)

La obra pública es uno de los curros por donde más se están afanando la guita en estos momentos. Cinco, diez veces más de lo que se pagaría, si realmente la contratación fuera de privado a privado. Hace poco salió la denuncia de no sé qué ruta, que conectaría en zona noroeste la fábrica de Peugeot con no sé qué autopista, hecha a medida de la automotriz, y que está licitada por un precio que termina haciendo que el kilómetro sea más caro que construir, digamos, una escalera hasta las puertas del cielo.

Pero no hace falta irse a lo macro: puedo relatar la anécdota pero no tengo las pruebas fehacientes, por lo que sólo queda acá, a los fines legales, como algo ficticio. Hace unos meses, unos cuantos meses, empezaron una vez más, como todos los años, las tareas de refacción integral de los baños de la escuela. Todos los años lo hacen, y al año siguiente vuelta a empezar. Metáfora del país: se hace, se gasta, y no sirve, pura excusa para volver a gastar. Alguien, digamos una autoridad de la escuela, en una de las tantas quejas que fue a presentar en Infraestructura Escolar de La Matanza, vio de reojo un papelito sobre un escritorio, una esquela en la que había una rápida anotación, como tomada al dictado mientras se hablaba por teléfono. Allí figuraba el nombre de nuestra escuela y un monto en pesos, que no recuerdo exactamente, pero supongamos que era $100.000. La persona fue contenta a la escuela y contó: "Llegaron cien mil pesos para arreglar la escuela: alcanza para hacerla toda de nuevo y que por fin deje de caerse la mampostería, deje de haber goteras, tengamos más baños y que todos funcionen, que tengamos salida de emergencia, iluminación acorde, calefacción para el invierno y ventilación para el verano, arreglar las grietas y rajaduras del techo", entre otras, muchas otras cosas que son absolutamente imprescindibles en un edificio que tiene 6 ó 7 años de inaugurado. A los pocos días, se presentó la inspectora de infraestructura a informarnos que habían llegado, digamos, $80.000, y que era para la refacción de los baños. Que no alcanzaba para tirarlos abajo y hacerlos como se necesita en una escuela, sino apenas para refaccionarlos, emparcharlos. (El cuento, de cualquier modo, no terminó acá: la empresa que "ganó" la licitación rompió todo pero se mandó a mudar en cuanto cobró, porque le adeudaban otra obra, y se resarció agarrando esta guita y volando: los baños de planta alta son los restos de un bombardeo perenne) (Segundo excurso: $100.000 para refaccionar los baños de una única escuela pública equivalen, redondeando, a 40 sueldos del director de esa misma escuela, contando en ese sueldo la guita en negro, incluido el Incentivo Docente, y el 130% de bonificación sobre el básico, a razón de 60% por "zona desfavorable" y 70% por antigüedad: sí, el director de esa escuela es joven y bello pero empezó a trabajar en la docencia desde la salita de 4, entonces tiene ya toda esa antigüedad. Ese director, por otra parte, preferiría ser baño escolar: ningún problema salvo alguna que otra pérdida, a cambio de todos los años recibir cuarenta veces su sueldo)

Esto mismo ocurrió en la época de Ruckauf, en la del Duhalde gobernador (y su famoso y no rendible Fondo de Reparación Histórica del Conurbano Bonaerense) y presumo que en la del gobernador Cafiero. Y hasta en la de Armendáriz, si me apurás. ¿El cambio? ¿Quién, yo?, dijo Cristina.

Excurso final: La gente también vota pensando "Roban, pero hacen" No hay falacia más pintorescamente trágica que esta. Ponélo de este modo: te roban un riñón (se hace realidad uno de esos mitos urbanos que cada tanto circulan vía correo-e). Quedáte tranquilo/a: te lo robaron pero
con él harán paté, y lo donarán a hambrientos africanos... Roban, pero hacen: el día que se roben entre ellos, y nos dejen de afanar a nosotros/as; el día que podamos hacerles juicio sumarísimo a todos, juicios populares, y sacarles hasta la última moneda malhabida, y con esa guita podamos hacer todo lo que, desde décadas, ellos no hicieron, ese día quiero ver qué dirán las señoras ABC1, esas que ahora se ilusionan con el carilindo Lousteau... Seguramente, estarán, como ahora, discutiendo si es republicano o no que una esposa suceda a su esposo, y si eso cuenta como segundo mandato...

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