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domingo, 19 de junio de 2011
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VENDO litros de sangre (baratitos, baratitos; joya, nunca taxi)
para nobles hijos repentinamente decididos a cooperar con la justicia
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Hay algo en todo esto que es, objetivamente, "raro" o "sospechoso". Cualquiera de nosotros, más allá de su posicionamiento político-partidario, sabe que no sólo existen los hechos sino también el modo de presentarlos, de organizarlos y narrarlos y, eventualmente, de argumentarlos o justificarlos.Es altamente posible cooptar una voluntad del interior del Banco de Datos y obtener la base genética allí guardada (que según leí, cabría perfectamente en un pen drive). Si esto es probable, no menos probable es que se haya obtenido hace un mes, un año, seis meses o cuando fuera, pero no exactamente "ayer", porque saber que el resultado es negativo (o positivo) conlleva un lógico "uh, paremos, che, sentémonos y veamos qué hacemos ahora que tenemos esto": discusiones, reuniones de abogados, etc.
Si es probable, entonces, que esto se supo hace -por decir algo- una semana o diez días, resulta llamativo, también, que dos semanas atrás apareciera la otra data, la de Madres, los fondos y demás. Eso, también, se sabía hace mucho. Y no sólo Hebe: los mismos periodistas dicen que lo habían escuchado, pero que por una especie de respeto reverencial lo callaron. ¿Respeto reverencial, con Hebe? No jodamos: aun cuando fuera ciertamente una loca, el periodismo (cierto periodismo, mayoritario periodismo: no importa) se ha deleitado diciéndoselo, escribiéndolo cuanta vez pudo. Ahí está el nudo de lo "raro", lo "sospechoso": si no en los hechos en sí, seguramente en la oportunidad, en la trama de sucesión de "lo noticiable".
Esto, en definitiva, adolece de lo mismo que se acusa cuando se dice que se inaguran obras con propósitos electorales, en las vísperas de una elección: estrategias de intervención y disputa política, con cálculo de oportunidad y de beneficio. Desde este punto de vista, la necesidad de terminar ahora con los "padecimientos inenarrables", creo, no tiene mayor peso fáctico, salvo el consabido recurso retórico a los argumentos por el pathos, tan efectivos a veces.
Si es probable, entonces, que esto se supo hace -por decir algo- una semana o diez días, resulta llamativo, también, que dos semanas atrás apareciera la otra data, la de Madres, los fondos y demás. Eso, también, se sabía hace mucho. Y no sólo Hebe: los mismos periodistas dicen que lo habían escuchado, pero que por una especie de respeto reverencial lo callaron. ¿Respeto reverencial, con Hebe? No jodamos: aun cuando fuera ciertamente una loca, el periodismo (cierto periodismo, mayoritario periodismo: no importa) se ha deleitado diciéndoselo, escribiéndolo cuanta vez pudo. Ahí está el nudo de lo "raro", lo "sospechoso": si no en los hechos en sí, seguramente en la oportunidad, en la trama de sucesión de "lo noticiable".
Esto, en definitiva, adolece de lo mismo que se acusa cuando se dice que se inaguran obras con propósitos electorales, en las vísperas de una elección: estrategias de intervención y disputa política, con cálculo de oportunidad y de beneficio. Desde este punto de vista, la necesidad de terminar ahora con los "padecimientos inenarrables", creo, no tiene mayor peso fáctico, salvo el consabido recurso retórico a los argumentos por el pathos, tan efectivos a veces.
Etiquetas de esta entrada: La polis
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