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viernes, 13 de marzo de 2009
Las semanas que pasaron se consumieron en la superficie del debate acerca de la (in)seguridad • Farandulescos personajes funambulescos vertieron sus sesudas y estudiosas meditaciones • Y encima, los últimos más resonados, fueron acá a unas cuadras de casa
Un susano iba a empartuzarse con un flaco ya conocido y algún tercero convocado por este y terminó flotando muerto con su lujuria como estigma. Crímenes raciales, étnicos, xenófobos y/u homofóbicos existieron, existen y existirán, y no es frecuente que "la sociedad" se escandalice tanto. Pero claro, el puto era puto, pero era un susano. Pobre Su, mirá lo que le pasó (¿qué le pasó?) Esto, en la calle Charcas al 3700, a unas 15 o 20 cuadras de casa.
Un entrenador físico ligado a Cóppola (lo que, a priori, no permite inferir nada) llegaba a su casa en una camioneta 4 x 4 medio pelo, a la noche; fue abordado por unos tipos, se resistió, lo bajaron, salieron con el vehículo y le pasaron por arriba. Esto, en mi misma calle, a exactas tres cuadras. A los pocos días, a un narco de la peligrosísima Zona Sur lo dejaron degollado y desangrando a la vuelta del muerto anterior, acá en la tranquilísima Zona Oeste (considérese: ningún asesino/mafioso/chorro va a ser tan boludo de dejar un "paquete" en una "zona sensible", encima lejana, salvo que quiera desafiar algo, dejar algún mensaje, etc.)
El mismo sábado pasado, a la medianoche, sacando el auto de casa, creo que me salvé de pedo (y por olfato: ya me afanaron otro, de caño, entrándolo acá mismo). Si no fue suerte, al menos la paraonia interpretó una secuencia muy extraña de ese modo muy lineal. Andá a saber.
Estos casos -porque son eso: casos- y otros (el "policía bueno" de San Isidro, que ahora perdió valiosísimas acciones mediáticas; ese otro policía que balearon dentro del patrullero -¿tan boludos pueden ser los chorros? No lo creo-, etc.), permitieron durante unas semanas una inducción bastante falsable pero altamente rendidora, tanto que hasta Sara K-ay incorporó la palabra inseguridad, luego de más de un año, a sus alocuciones de café en la barricada (no faltaron las estadísticas, obvio, y hubo una que reveló que en 37 discursos, de campaña y ya en la presidencia, nunca había usado tal palabreja) Que el gran bonete lo tiene la Corte Suprema, que lo tiene el Congreso, que lo tiene Jefatura de Gabinete. Entre tanta gambeta, hasta Cacho Castaña (Pugliese, Pugliese, Pugliese, me enseñó a decir Pablo) se dijo el lujo de dar lecciones al Código Penal. Y muchísima gente (alimentada por De Narváez vía América TV, por la patronal agro-exportadora vía Clarín-Canal 13 con parada en Expogragro, y por tantos otros no menos ingenuos), salió a la calle (convocando de todos lados: no importó que se "arreara ganado" de otras zonas) en la esquina de Mosconi y San Martín, acá nomás también. Y pidió (pide) palo y a la bolsa, o mejor dicho:
• Baja de la edad de imputabilidad y leyes "más duras"
• Pena de muerte o "que se pudran en la cárcel"
• Basta de derechos humanos para los delincuentes
Las consignas son eso, eslóganes: fáciles, efectivos, sedantes. Cuando se constituyen en base ideológica explícita para la circulación de discursos, se toman por "sentido común" y -podríamos decir- cagamos: obturan el debate, cegan e imponen. Blumberg lo supo bien, y vendió sus ideas (y ya que estaba, su calificación como ingeniero) con un maquillaje marquetinero que le permitió, de paso, crear una fundación (cualquiera sabe que cualquier fundación en este país permite lavar guita más fácil que Ace limpia las manchas de las medias de Gianola) ¿Qué implica cada una de las "soluciones" que se exigen?
Primero habría que entender algo que es básico: el día que te matan a un ser querido, no vas a ir a buscar justicia sino, probablemente, venganza. Precisamente, ahí está la diferencia fundamental entre una sociedad jurídicamente organizada y una selva: que más allá del entendible dolor del que / de la que la padece, el resto de la sociedad y sus instituciones tutelen cómo y en qué marco se va a medir y juzgar el delito, algo de lo que las sociedades se dieron cuenta bien pronto, y que está ya en la Biblia, bajo la figura literaria del Rey Salomón.
• Baja de la edad de imputabilidad y leyes "más duras"
La baja de la edad de imputabilidad, a los 16, 14 ó 10 años, es un caramelo fácil de comprar: si Claro le propone a un pibe (y a sus padres) que en lugar de un cobayo se compre un teléfono celular (¿qué fundamento de "necesidad de comunicación", rige esto?), es decir, si la infancia, la pubertad y la adolescencia se ven como sujeto de consumo, antes que como sujeto de derecho, está claro que, siendo consumidor, habrá quienes funden su derecho en el consumo y quienes queden excluidos de sus derechos a partir de la exclusión del consumo. Este sujeto negado, elidido, invisibilizado, no encuentra en el ordenamiento jurídico el fundamento de su ser-sujeto. Caer con la pena de muerte a un pibe de 10 años sería lo mismo que, por ejemplo, los padres de uno/a de 14 se enteren de que su éste/a se mandó alguna macana considerable (la que sea, en la escala familiar valdría lo que en la escala social) y como única intervención le impongan no comprarse las zapatillas que quería, le prohíban ir a bailar, lo muelan a golpes, o lo que sea, es decir: la pena por sí misma y sin más. Eso, solamente, marcaría la desresponsabilidad del adulto sobre el menor, aliviaría culpas y conciencias y listo... Que se encargue el pibito, si al fin y al cabo él "sabía cabalmente", "tenía conciencia" de que quería comprarse el telefonito de Claro...
Leyes más duras, gracias al "ingeniero", tenemos, desde hace unos años. Sin embargo, con juzgados sobrecargados, cárceles suprepobladas y que no reeducan, policía que mete a chicos/as y grandes en gayola, cagándolos a palos para que no se olviden "quién manda" y asegurarse el futuro "peaje" para la taquería, y todos los etcéteras que se quiera, ¿las leyes más duras, así, solitas, como medida mágica, arreglan el problema? El paroxismo de la "ley dura" lo tuvimos en épocas de la dictadura genocida, y eso, en definitiva, es lo que se está reivindicando -con los militares estábamos mejor- o propiciando que se reivindique.
• Pena de muerte o "que se pudran en la cárcel"
La pena de muerte se aplica en países donde -dicen- está demostrado que no tienen efecto alguno, sea coercitivo, educativo o preventivo. Está explícitamente prohibida por la Constitución Nacional (que incluye pactos internacionales, entre ellos el de San José de Costa Rica). Y funtamentalmente, en un país que vivió no sólo un genocidio en los '70, sino la pena de muerte de hecho para opositiores políticos desde 1955, es una tentación demasiado peligrosa. Ojo por ojo es una sentencia fundada en la venganza y, para peor, avalada por el Estado, algo que ni entre los animales existe (¿alguien vio alguna vez a algún animal ejecutar a otro por venganza?)
La cárcel como espacio de reclusión hasta la podredumbre ya existe, si consideramos que pudrirse es corromperse y degradarse algo hasta transformarse en otra cosa. Eso, hasta hoy, no mejoró la situación, ni mucho menos. Y además, nuevamente, el escollo de la Constitución: las cárceles como "resocialización". De hecho, el desear que alguien se pudra en la cárcel es todavía más jodidamente inhumano que la pena de muerte, en tanto esta es rápida y aquella consuma la venganza durante décadas de sádico sufrimiento.
Otra cosa sería adoptar sistemas de cómputo de penas acumulables, como en España o Estados Unidos (eso de darle mil años de cárcel a un fulano que, obviamente, no es Matusalén), pero ¿para qué queremos -nosotros, la sociedad- al reo todos esos años adentro? ¿Para que se muera/mate en cárceles superpobladas (de gente y de los consiguientes conflictos), para que constantemente abuse / sea abusado sexualmente o, en el mejor de los casos, para que estando todo el tiempo al pedo pueda planear una fuga y aplicar afuera todo la nueva sabiduría que sus compañeros y el Servicio Penitenciario le enseñaron adentro? El colmo de la recalcitrante derecha lo escuché de boca de la videlista, alfonsinista, menemista, delarruísta y duhaldista Moria: ¿por qué tengo que darle de comer en la cárcel, con mis impuestos, a un asesino? Por el simple derecho de que la sociedad, hasta donde se sabe, no mata a sus integrantes "malformados" como en la antigua Esparta.
• Basta de derechos humanos para los delincuentes
Los derechos humanos son eso, derechos inalienables de cualquier ser humano. Cierta construcción muy útil y funcional ha logrado, teoría de los dos demonios mediante, constituir una especie de derechos "buenos", que están con la "gente buena", o sea, la que resistió la caída de los '70, los '80, los '90 y los '00, la que zafó de la exclusión y la injustísima y repugnante inequidad que racionalmente se plantó en este país desde 1976 (y un poco antes). Esa "gente buena" pide que el Estado deje de velar por los derechos humanos "malos", es decir, los derechos de los estudiantes, obreros., sacerdotes, docentes, etc. (y tirabombas, es cierto) de los '70, los derechos de los que fueron quedando afuera de todo (al fin y al cabo, que se jodan por no haber estudiado, por ser vagos, o simplemente por no haber sabido acomodarse a los nuevos tiempos, comprando dólares, evadiendo, etc.) En el fondo, la "gente buena" no entiende cómo ese otro-sin-derechos no se queda quieto, amorzadado, adecentado, sin decirle no a la droga (esa que "ellos" buscan para suspender su vacio existencial, no como la "gente buena" que lo hace por diversión), recibiendo la dádiva del político de turno (limosna -que quede claro- muy mal vista, y que los confirma en su ser-cosa: ganado transportable a actos políticos, etc.): en definitiva, bueno, calladito y quieto, mientras la "gente como uno" la ve pasar y se queja porque les roban todo, todo el tiempo: una cosa es que los que sean asesinados sean "ellos", así, solitos, por desnutrición causada por nada ni nadie, por afanarse entre sí en sus ghettos -en lo posible, hasta matarse entre todos (uno menos, dijo la mierda humana y rubio-ario Feinmann)-, y otra cosa muy distinta, y que verdaderamente es la que indigna, es que "ellos" nos maten a "nosotros/as".
Nadie es responsable de nada o, mejor dicho, "ellos" son responsables de todo, de lo que les pasa y de lo que "nos" pasa o "nos" hacen. Si antes "él" y "yo" teníamos 1 y 1, y ahora "yo" tengo 2 y "él" 0, la culpa es de "él", que no se cuidó. Ahora, "yo" quiero que el Estado me cuide de "él", mientras "yo", con el fruto de mi esfuerzo, me dedico a conseguir rapiñarle a algún incauto "otro" su 1, para "yo" sumar 3, que ambiciono que prontito sean 4, etc.. Característicamente, la bonachona Susana, involucrada en fraudes varios al fisco (con el sacerdote corruptor de menores Grassi, con su ex novio y socio, etc.), no sólo no pone, sino que además pide que no le saquen: perinola completa. El monto que evadió, concedamos, es mínimo (comparado con el que amarroca acá y afuera), pero es un símbolo en el mejor sentido peirceano: el exponente de un tipo de cognición, de relación con la realidad fundada en convenciones bien establecidas. Y de un tipo de uso del micrófono, que pide justicia y derechos humanos cuando las aguas servidas llegaron a su propia medianera, pero que tomaba té de jazmines mientras a su vecino la mierda le llegaba al cuello ¿Alguna vez se juntaron Susi, Moria, Cacho "Pugliese, Pugliese, Pugliese", etc., en alguna esquina, alguna solita vez, para exigir justicia por el excluido y desposeído? ¿Hicieron algo más que un donativo esporádico que fundamentalmente dedujo ganancias? No jodamos, muchachos/as... Con el calzón / la bombacha sucia no le pueden pedir a nadie que se lave el hedor...
En fin, en esta época mac-combo, ¿te puedo agrandar tu pedido de derechos humanos por cincuenta centavos? Como ya no se sabe si uno sale vivo de su casa y vuelve ídem, y teniendo en cuenta que hoy es viernes 13 (y que según nuestra colonizado y postmoderno credo, es día de mala suerte), esta noche, por las dudas, no salgo, y me quedo viendo C5N...
Un entrenador físico ligado a Cóppola (lo que, a priori, no permite inferir nada) llegaba a su casa en una camioneta 4 x 4 medio pelo, a la noche; fue abordado por unos tipos, se resistió, lo bajaron, salieron con el vehículo y le pasaron por arriba. Esto, en mi misma calle, a exactas tres cuadras. A los pocos días, a un narco de la peligrosísima Zona Sur lo dejaron degollado y desangrando a la vuelta del muerto anterior, acá en la tranquilísima Zona Oeste (considérese: ningún asesino/mafioso/chorro va a ser tan boludo de dejar un "paquete" en una "zona sensible", encima lejana, salvo que quiera desafiar algo, dejar algún mensaje, etc.)
El mismo sábado pasado, a la medianoche, sacando el auto de casa, creo que me salvé de pedo (y por olfato: ya me afanaron otro, de caño, entrándolo acá mismo). Si no fue suerte, al menos la paraonia interpretó una secuencia muy extraña de ese modo muy lineal. Andá a saber.
Estos casos -porque son eso: casos- y otros (el "policía bueno" de San Isidro, que ahora perdió valiosísimas acciones mediáticas; ese otro policía que balearon dentro del patrullero -¿tan boludos pueden ser los chorros? No lo creo-, etc.), permitieron durante unas semanas una inducción bastante falsable pero altamente rendidora, tanto que hasta Sara K-ay incorporó la palabra inseguridad, luego de más de un año, a sus alocuciones de café en la barricada (no faltaron las estadísticas, obvio, y hubo una que reveló que en 37 discursos, de campaña y ya en la presidencia, nunca había usado tal palabreja) Que el gran bonete lo tiene la Corte Suprema, que lo tiene el Congreso, que lo tiene Jefatura de Gabinete. Entre tanta gambeta, hasta Cacho Castaña (Pugliese, Pugliese, Pugliese, me enseñó a decir Pablo) se dijo el lujo de dar lecciones al Código Penal. Y muchísima gente (alimentada por De Narváez vía América TV, por la patronal agro-exportadora vía Clarín-Canal 13 con parada en Expogragro, y por tantos otros no menos ingenuos), salió a la calle (convocando de todos lados: no importó que se "arreara ganado" de otras zonas) en la esquina de Mosconi y San Martín, acá nomás también. Y pidió (pide) palo y a la bolsa, o mejor dicho:
• Baja de la edad de imputabilidad y leyes "más duras"
• Pena de muerte o "que se pudran en la cárcel"
• Basta de derechos humanos para los delincuentes
Las consignas son eso, eslóganes: fáciles, efectivos, sedantes. Cuando se constituyen en base ideológica explícita para la circulación de discursos, se toman por "sentido común" y -podríamos decir- cagamos: obturan el debate, cegan e imponen. Blumberg lo supo bien, y vendió sus ideas (y ya que estaba, su calificación como ingeniero) con un maquillaje marquetinero que le permitió, de paso, crear una fundación (cualquiera sabe que cualquier fundación en este país permite lavar guita más fácil que Ace limpia las manchas de las medias de Gianola) ¿Qué implica cada una de las "soluciones" que se exigen?
Primero habría que entender algo que es básico: el día que te matan a un ser querido, no vas a ir a buscar justicia sino, probablemente, venganza. Precisamente, ahí está la diferencia fundamental entre una sociedad jurídicamente organizada y una selva: que más allá del entendible dolor del que / de la que la padece, el resto de la sociedad y sus instituciones tutelen cómo y en qué marco se va a medir y juzgar el delito, algo de lo que las sociedades se dieron cuenta bien pronto, y que está ya en la Biblia, bajo la figura literaria del Rey Salomón.
• Baja de la edad de imputabilidad y leyes "más duras"
La baja de la edad de imputabilidad, a los 16, 14 ó 10 años, es un caramelo fácil de comprar: si Claro le propone a un pibe (y a sus padres) que en lugar de un cobayo se compre un teléfono celular (¿qué fundamento de "necesidad de comunicación", rige esto?), es decir, si la infancia, la pubertad y la adolescencia se ven como sujeto de consumo, antes que como sujeto de derecho, está claro que, siendo consumidor, habrá quienes funden su derecho en el consumo y quienes queden excluidos de sus derechos a partir de la exclusión del consumo. Este sujeto negado, elidido, invisibilizado, no encuentra en el ordenamiento jurídico el fundamento de su ser-sujeto. Caer con la pena de muerte a un pibe de 10 años sería lo mismo que, por ejemplo, los padres de uno/a de 14 se enteren de que su éste/a se mandó alguna macana considerable (la que sea, en la escala familiar valdría lo que en la escala social) y como única intervención le impongan no comprarse las zapatillas que quería, le prohíban ir a bailar, lo muelan a golpes, o lo que sea, es decir: la pena por sí misma y sin más. Eso, solamente, marcaría la desresponsabilidad del adulto sobre el menor, aliviaría culpas y conciencias y listo... Que se encargue el pibito, si al fin y al cabo él "sabía cabalmente", "tenía conciencia" de que quería comprarse el telefonito de Claro...
Leyes más duras, gracias al "ingeniero", tenemos, desde hace unos años. Sin embargo, con juzgados sobrecargados, cárceles suprepobladas y que no reeducan, policía que mete a chicos/as y grandes en gayola, cagándolos a palos para que no se olviden "quién manda" y asegurarse el futuro "peaje" para la taquería, y todos los etcéteras que se quiera, ¿las leyes más duras, así, solitas, como medida mágica, arreglan el problema? El paroxismo de la "ley dura" lo tuvimos en épocas de la dictadura genocida, y eso, en definitiva, es lo que se está reivindicando -con los militares estábamos mejor- o propiciando que se reivindique.
• Pena de muerte o "que se pudran en la cárcel"
La pena de muerte se aplica en países donde -dicen- está demostrado que no tienen efecto alguno, sea coercitivo, educativo o preventivo. Está explícitamente prohibida por la Constitución Nacional (que incluye pactos internacionales, entre ellos el de San José de Costa Rica). Y funtamentalmente, en un país que vivió no sólo un genocidio en los '70, sino la pena de muerte de hecho para opositiores políticos desde 1955, es una tentación demasiado peligrosa. Ojo por ojo es una sentencia fundada en la venganza y, para peor, avalada por el Estado, algo que ni entre los animales existe (¿alguien vio alguna vez a algún animal ejecutar a otro por venganza?)
La cárcel como espacio de reclusión hasta la podredumbre ya existe, si consideramos que pudrirse es corromperse y degradarse algo hasta transformarse en otra cosa. Eso, hasta hoy, no mejoró la situación, ni mucho menos. Y además, nuevamente, el escollo de la Constitución: las cárceles como "resocialización". De hecho, el desear que alguien se pudra en la cárcel es todavía más jodidamente inhumano que la pena de muerte, en tanto esta es rápida y aquella consuma la venganza durante décadas de sádico sufrimiento.
Otra cosa sería adoptar sistemas de cómputo de penas acumulables, como en España o Estados Unidos (eso de darle mil años de cárcel a un fulano que, obviamente, no es Matusalén), pero ¿para qué queremos -nosotros, la sociedad- al reo todos esos años adentro? ¿Para que se muera/mate en cárceles superpobladas (de gente y de los consiguientes conflictos), para que constantemente abuse / sea abusado sexualmente o, en el mejor de los casos, para que estando todo el tiempo al pedo pueda planear una fuga y aplicar afuera todo la nueva sabiduría que sus compañeros y el Servicio Penitenciario le enseñaron adentro? El colmo de la recalcitrante derecha lo escuché de boca de la videlista, alfonsinista, menemista, delarruísta y duhaldista Moria: ¿por qué tengo que darle de comer en la cárcel, con mis impuestos, a un asesino? Por el simple derecho de que la sociedad, hasta donde se sabe, no mata a sus integrantes "malformados" como en la antigua Esparta.
• Basta de derechos humanos para los delincuentes
Los derechos humanos son eso, derechos inalienables de cualquier ser humano. Cierta construcción muy útil y funcional ha logrado, teoría de los dos demonios mediante, constituir una especie de derechos "buenos", que están con la "gente buena", o sea, la que resistió la caída de los '70, los '80, los '90 y los '00, la que zafó de la exclusión y la injustísima y repugnante inequidad que racionalmente se plantó en este país desde 1976 (y un poco antes). Esa "gente buena" pide que el Estado deje de velar por los derechos humanos "malos", es decir, los derechos de los estudiantes, obreros., sacerdotes, docentes, etc. (y tirabombas, es cierto) de los '70, los derechos de los que fueron quedando afuera de todo (al fin y al cabo, que se jodan por no haber estudiado, por ser vagos, o simplemente por no haber sabido acomodarse a los nuevos tiempos, comprando dólares, evadiendo, etc.) En el fondo, la "gente buena" no entiende cómo ese otro-sin-derechos no se queda quieto, amorzadado, adecentado, sin decirle no a la droga (esa que "ellos" buscan para suspender su vacio existencial, no como la "gente buena" que lo hace por diversión), recibiendo la dádiva del político de turno (limosna -que quede claro- muy mal vista, y que los confirma en su ser-cosa: ganado transportable a actos políticos, etc.): en definitiva, bueno, calladito y quieto, mientras la "gente como uno" la ve pasar y se queja porque les roban todo, todo el tiempo: una cosa es que los que sean asesinados sean "ellos", así, solitos, por desnutrición causada por nada ni nadie, por afanarse entre sí en sus ghettos -en lo posible, hasta matarse entre todos (uno menos, dijo la mierda humana y rubio-ario Feinmann)-, y otra cosa muy distinta, y que verdaderamente es la que indigna, es que "ellos" nos maten a "nosotros/as".
Nadie es responsable de nada o, mejor dicho, "ellos" son responsables de todo, de lo que les pasa y de lo que "nos" pasa o "nos" hacen. Si antes "él" y "yo" teníamos 1 y 1, y ahora "yo" tengo 2 y "él" 0, la culpa es de "él", que no se cuidó. Ahora, "yo" quiero que el Estado me cuide de "él", mientras "yo", con el fruto de mi esfuerzo, me dedico a conseguir rapiñarle a algún incauto "otro" su 1, para "yo" sumar 3, que ambiciono que prontito sean 4, etc.. Característicamente, la bonachona Susana, involucrada en fraudes varios al fisco (con el sacerdote corruptor de menores Grassi, con su ex novio y socio, etc.), no sólo no pone, sino que además pide que no le saquen: perinola completa. El monto que evadió, concedamos, es mínimo (comparado con el que amarroca acá y afuera), pero es un símbolo en el mejor sentido peirceano: el exponente de un tipo de cognición, de relación con la realidad fundada en convenciones bien establecidas. Y de un tipo de uso del micrófono, que pide justicia y derechos humanos cuando las aguas servidas llegaron a su propia medianera, pero que tomaba té de jazmines mientras a su vecino la mierda le llegaba al cuello ¿Alguna vez se juntaron Susi, Moria, Cacho "Pugliese, Pugliese, Pugliese", etc., en alguna esquina, alguna solita vez, para exigir justicia por el excluido y desposeído? ¿Hicieron algo más que un donativo esporádico que fundamentalmente dedujo ganancias? No jodamos, muchachos/as... Con el calzón / la bombacha sucia no le pueden pedir a nadie que se lave el hedor...
En fin, en esta época mac-combo, ¿te puedo agrandar tu pedido de derechos humanos por cincuenta centavos? Como ya no se sabe si uno sale vivo de su casa y vuelve ídem, y teniendo en cuenta que hoy es viernes 13 (y que según nuestra colonizado y postmoderno credo, es día de mala suerte), esta noche, por las dudas, no salgo, y me quedo viendo C5N...
Etiquetas de esta entrada: Sociedad
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Yo creo que nuestra sociedad no es lo suficientemente sabía como para decidir quien debe morir o quien debe vivir. Obvio que todos los sabios de la farandula están un paso más allá de lo que nosotros llegaremos jamás.Por eso están trabajando dentro de la caja boba o no? ironía. Siempre está latente la duda de que diría uno si le matan a un ser querido. Pero pena de muerte es como muchito no? de hecho en Merylan la suspendieron por la crisis. Muchachos es mas barato educar. A ver si se avivan. Y con Cacho se me cayo un ídolo. No creo que entendiera mucho a Pugliese despues de las boludeces que dijo.
ResponderEliminarExitos para todos.
Victor de Marmol...
Hola, Víctor. Rebienvenido
ResponderEliminarCreo que, precisamente, la víctima de algún hecho criminal, sus deudos, etc., están plenamente justificados desde el dolor, pero que el ordenamiento jurídico no se organiza a partir de ese sufrir, de esa sed de venganza (¿qué otra cosa es ese clamor de "jus-ti-cia" en bocas de un sufriente?), sino desde algún atisbo de razón por parte de todos los demás, los que nos enteramos por la tele
Educar, y mirá quién te lo dice, no sé si alcanza. Uno puede "educar para...", como prescriben todos los lineamientos curriculares, pero si las oportunidades no están, estamos educando "como si", o sea, en la virtualidad. Y lo cierto es que la sociedad actual, y su espejo "miedático" lo único que proponen y están dispuestos a dar/aceptar es palos: nada más (ni nada menos)
Lo de "Pugliese, Pugliese, Pugliese" es porque es mufa, no por otro motivo... Decime, después de mencionarlo, ¿no te pasó nada malo? :P
Saludos