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viernes, 22 de enero de 2010
A un paso del olvido,
la nada se corporiza y huye
hacia otras camas,
allí te encuentran los sábados, las noches,
tus desconocidas miradas embobadas,
mi sorpresa, la indiferencia, tus intentos,
algo incipiente en tu enamorado rostro que nunca me perteneció,
y allí te dejo:
nada puedo reprocharte
(quizás debiera agradecerte)
mientras suenan muy fuertes la carcajadas
de estas otras mujeres.
Etiquetas de esta entrada: Poesías
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