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lunes, 8 de octubre de 2007
Apuntes -casi un borrador- acerca de ciertas afirmaciones que suelen dispararse sin mayor reflexión ni análisis • Primera entrega de algo que -quizás, si dan el tiempo y las ganas- se transforme en una serie de notas
Cuando se habla de la escuela pública, de cualquier nivel del sistema, se suele decir que cada vez se enseña menos, que se baja más y más el nivel, que "los mejores" tienden a irse de la escuela (pública) porque se atiende a los que no saben, no quieren, no tienen ganas de estudiar. ¿Cuántas veces escuchamos -o dijimos- cosas como estas? Quizás se enuncian desde un "sentido común" honesto y defensor de la educación pública, incluso. Pero, ¿qué enmascaran, qué ocultan afirmaciones como las que anotamos? ¿Qué formaciones ideológicas construyen, sostienen, cristalizan?
Vayamos por partes. ¿De qué educación, de qué escuela hablamos? ¿Con cuál comparamos, cuál es esa "escuela ideal" que, como término de comparación, nos permite afirmar algo así? Seguramente, la escuela "enciclopedista", pletórica de contenidos, deseosa de mediar entre la producción científica, intelectual, artística, y una masa poblacional ajena a esa producción; en términos sarmientinos, "la barbarie". La escuela que fue funcional a un contexto nacional e internacional de hace por lo menos cincuenta años, esa que duró hasta no hace mucho y que -por ejemplo- vivimos los que tenemos más de 25 años, aunque ya se nos decía que estaba en crisis.
¿Es posible contraponer ese "universo de conocimientos" de hace cincuenta años con el "universo de conocimientos" de hoy? ¿Cuántas enciclopedias necesitarían D'Alembert y Diderot en nuestros días? Mejor dicho. ¿serían capaces de plantear en nuestra época un concepto tal como el de enciclopedia, es decir, el compendio del saber total, manipuable, accesible, deslumbrado por la imprenta y la racionalidad? Si la unicidad epistemológica misma del conocimiento está en duda, en crisis, si el acceso a la información no garantiza el acceso al conocimiento (internet es el ejemplo paroxístico), ¿desde qué lugar se enseña "menos"? Además, nunca se "enseñó todo", ni aun en el momento de esplendor de la educación normalista. Diseñar currículos, programas de estudio, unidades didácticas, siempre implicó jerarquizar, ocultar, recortar saberes, hoy y siempre.
"Bajar el nivel" suele ser un enunciado que sincretiza cuestiones distintas: puede ser tanto la "exigencia", como la "dificultad", como el "valor" de un contenido, entre otros aspectos. Decidir bajar (o subir) un nivel implicará, en principio, preguntarse por la validez del concepto mismo de nivel, es decir, si es lícito esperar de la educación la homogenización de los sujetos, de sus saberes, de las prácticas de enseñanza y aprendizaje. "Nivelar" es obturar la diferencia, la especificidad, la riqueza de cada uno. "Igualar a ras con el rasero", dicen las definiciones de los crucigramas, y acá, justamente, operó una "nivelación": ignoré la riqueza de los múltiples y buenos diccionarios, de lo múltiples y malos diccionarios, de los múltiples y mediocres diccionarios, y opté por una "definición" que me vino a la memoria, cómoda, que "nivela", iguala todas las definiciones posibles. Hacerlo con una palabra, esto no es demasiado complicado, ni demasiado perverso; ¿es lo mismo cuando hablamos de personas?
Si se admite que se "baja el nivel" porque se tiene en cuenta que de 30 alumnos sólo uno, dos o cinco son responsables, hacen sus tareas, estudian, ¿no es válido pensar que es una decisión correcta en función de los otros veintinueve, veintiocho o veinticinco? Tampoco, puesto que se sigue considerando "la masa" de alumnos, homogéneo conjunto indiferenciado. ¿Por dónde pasa, entonces, la solución de esta paradoja? Por considerar que la idea misma de "nivel" plantea ese incorrecto análisis indiferenciado, es decir, no es una categoría que permita repensar las situaciones de aula, la educación. El "nivel" no se sube ni se baja, puesto que no existe algo parecido a un "nivel" en nuestra sociedad actual, y lo importante será entonces qué acuerdos se establecen, al interior de cada uno de esos grupos, respecto de qué espera cada uno de esos sujetos, sus padres, la escuela. Qué queremos de nosotros/as mismos/as, qué consideraremos "válido" e "importante" aprender, cada uno de nosotros/as individualmente y como grupo. En todo caso, y en última instancia, existiría algo así como un "nivel" que nos instituimos, que modificamos constantemente, aspiraciones, expectativas, intereses que nos formulamos y reformulamos a cada paso.
Pensar en la "escuela que no enseña" y en el "nivel" que se sube o se baja no es otra cosa que profundizar en la idea de que un alguien, un agente externo (que tampoco es el docente, ni el director, ni siquiera el supervisor) decide por mí, por mi grupo, por mi comunidad, por mi escuela, qué es importante, qué tengo que aprender, qué me falta, qué soy. Sin embargo, si hay actividad humana que implica la propia acción del sujeto es, precisamente, la educación. Dicho de un modo casi de bolsillo: una educación que niega la responsabilidad, el protagonismo del docente y el alumno por igual, y todas sus intancias de mediación, es una educación autoritaria que genera, reproduce, alienta el autoritarismo. Aunque lógicamente, es lo más cómodo, porque deposita en un afuera lo que se debe construir desde adentro, con esfuerzo, con disputa, con trabajo.
Ahora bien, ¿en cuántas escuelas se están pensando estas cosas? ¿De quién depende que se piensen estas cuestiones? ¿De un director esclarecido? ¿De un inspector hinchapelotas? ¿De un grupo de docentes? ¿De una delegación de padres que sólo se preocupa cuando hay muchas horas libres? ¿De un grupo de alumnos/as que sólo se interesa por tener horas libres? La educación que te formó, que te forma, y formará a tus hijos/as... Pavada de tema.
Próximos post: la escuela no sirve para nada. El Polimodal es una mierda (Si querés, proponé otros temas)
Vayamos por partes. ¿De qué educación, de qué escuela hablamos? ¿Con cuál comparamos, cuál es esa "escuela ideal" que, como término de comparación, nos permite afirmar algo así? Seguramente, la escuela "enciclopedista", pletórica de contenidos, deseosa de mediar entre la producción científica, intelectual, artística, y una masa poblacional ajena a esa producción; en términos sarmientinos, "la barbarie". La escuela que fue funcional a un contexto nacional e internacional de hace por lo menos cincuenta años, esa que duró hasta no hace mucho y que -por ejemplo- vivimos los que tenemos más de 25 años, aunque ya se nos decía que estaba en crisis.
¿Es posible contraponer ese "universo de conocimientos" de hace cincuenta años con el "universo de conocimientos" de hoy? ¿Cuántas enciclopedias necesitarían D'Alembert y Diderot en nuestros días? Mejor dicho. ¿serían capaces de plantear en nuestra época un concepto tal como el de enciclopedia, es decir, el compendio del saber total, manipuable, accesible, deslumbrado por la imprenta y la racionalidad? Si la unicidad epistemológica misma del conocimiento está en duda, en crisis, si el acceso a la información no garantiza el acceso al conocimiento (internet es el ejemplo paroxístico), ¿desde qué lugar se enseña "menos"? Además, nunca se "enseñó todo", ni aun en el momento de esplendor de la educación normalista. Diseñar currículos, programas de estudio, unidades didácticas, siempre implicó jerarquizar, ocultar, recortar saberes, hoy y siempre.
"Bajar el nivel" suele ser un enunciado que sincretiza cuestiones distintas: puede ser tanto la "exigencia", como la "dificultad", como el "valor" de un contenido, entre otros aspectos. Decidir bajar (o subir) un nivel implicará, en principio, preguntarse por la validez del concepto mismo de nivel, es decir, si es lícito esperar de la educación la homogenización de los sujetos, de sus saberes, de las prácticas de enseñanza y aprendizaje. "Nivelar" es obturar la diferencia, la especificidad, la riqueza de cada uno. "Igualar a ras con el rasero", dicen las definiciones de los crucigramas, y acá, justamente, operó una "nivelación": ignoré la riqueza de los múltiples y buenos diccionarios, de lo múltiples y malos diccionarios, de los múltiples y mediocres diccionarios, y opté por una "definición" que me vino a la memoria, cómoda, que "nivela", iguala todas las definiciones posibles. Hacerlo con una palabra, esto no es demasiado complicado, ni demasiado perverso; ¿es lo mismo cuando hablamos de personas?
Si se admite que se "baja el nivel" porque se tiene en cuenta que de 30 alumnos sólo uno, dos o cinco son responsables, hacen sus tareas, estudian, ¿no es válido pensar que es una decisión correcta en función de los otros veintinueve, veintiocho o veinticinco? Tampoco, puesto que se sigue considerando "la masa" de alumnos, homogéneo conjunto indiferenciado. ¿Por dónde pasa, entonces, la solución de esta paradoja? Por considerar que la idea misma de "nivel" plantea ese incorrecto análisis indiferenciado, es decir, no es una categoría que permita repensar las situaciones de aula, la educación. El "nivel" no se sube ni se baja, puesto que no existe algo parecido a un "nivel" en nuestra sociedad actual, y lo importante será entonces qué acuerdos se establecen, al interior de cada uno de esos grupos, respecto de qué espera cada uno de esos sujetos, sus padres, la escuela. Qué queremos de nosotros/as mismos/as, qué consideraremos "válido" e "importante" aprender, cada uno de nosotros/as individualmente y como grupo. En todo caso, y en última instancia, existiría algo así como un "nivel" que nos instituimos, que modificamos constantemente, aspiraciones, expectativas, intereses que nos formulamos y reformulamos a cada paso.
Pensar en la "escuela que no enseña" y en el "nivel" que se sube o se baja no es otra cosa que profundizar en la idea de que un alguien, un agente externo (que tampoco es el docente, ni el director, ni siquiera el supervisor) decide por mí, por mi grupo, por mi comunidad, por mi escuela, qué es importante, qué tengo que aprender, qué me falta, qué soy. Sin embargo, si hay actividad humana que implica la propia acción del sujeto es, precisamente, la educación. Dicho de un modo casi de bolsillo: una educación que niega la responsabilidad, el protagonismo del docente y el alumno por igual, y todas sus intancias de mediación, es una educación autoritaria que genera, reproduce, alienta el autoritarismo. Aunque lógicamente, es lo más cómodo, porque deposita en un afuera lo que se debe construir desde adentro, con esfuerzo, con disputa, con trabajo.
Ahora bien, ¿en cuántas escuelas se están pensando estas cosas? ¿De quién depende que se piensen estas cuestiones? ¿De un director esclarecido? ¿De un inspector hinchapelotas? ¿De un grupo de docentes? ¿De una delegación de padres que sólo se preocupa cuando hay muchas horas libres? ¿De un grupo de alumnos/as que sólo se interesa por tener horas libres? La educación que te formó, que te forma, y formará a tus hijos/as... Pavada de tema.
Próximos post: la escuela no sirve para nada. El Polimodal es una mierda (Si querés, proponé otros temas)
Etiquetas de esta entrada: Educación
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YO propongo otro post. La escuela pùblica como primer hogar de varios genios, Y podría citar varios casos, entonces que tal si dejamos de dar subsidios a las privadas, a lo mejor si ponemos esa guita en la enseñanza "oficial" no tenemos que gastar tanta guita en darle de comer a empresas privadas. Algunas escuelas tienen un ochenta por ciento en subsidios, a mi me parece un poquito mucho. Otro post sería, "los pibes del privado son tan guarros como los de la pùblica" es solo que el sabado les dan plata para ir a lugares con mas "onda". Exitos para todos, Victor de Marmol.
ResponderEliminarVarias ideas sobre este tema.
ResponderEliminar1) Muchas frases suelen decirse sin reflexionar. Una clásica, también relacionada con la educación (me incluyo en haberla dicho) es "¿cuánto te falta para terminar?" (en referencia a las materias que restan para recibirse). Como si fuese un punto de llegada y después listo, somos libres, no estudiamos mas, suficiente con "lo que supimos conseguir". Basta. Punto final.
2) Concuerdo con lo que dijo Victor. La escuela privada no garantiza en absoluto un mejor nivel educativo. Los problemas que no están en lo público existen en lo privado, y viceversa.
3) Finalmente, haciendo referencia a tu último párrafo, Esteban, mi respuesta es contundente: las jornadas de perfeccionamiento docente, también llamadas jornadas institucionales. Tuve el honor de ir a una. Lamentable.
Daniela, de Turdera
Si de jornadas se trata y en esto soy yo el que concuerda con Daniela, la mayoria son lamentables, en la última que estuve yo me encontre con una profesora a la que debo haber visto dos veces, justamente por ese tema de que uno va a la escuela en la que tiene mas carga horaria o mayor conveniencia por cercanía, nadie regula eso, en fin, tal profesora planteaba que la educación debía de ser municipal, con lo cual el distrito con mayores recursos estaría en condiciones de recibir mejor infraestructura, mejor calidad edilicia, "mejores profesores" es un idea que me brinca en la saviola desde mis primeros años en la docencia, está realmente tan mal que se la haga municipal, yo creo que por un lado es patetico pero por otro tengo serias dudas, claro està el carácter federal que nos implicito en ley educativa, pero que federalidad hay cuando en los distritos capitales nunca se dán los mismos contenidos que en los provinciales, caso clásico la ciudad autonoma de bs as a mi por lo menos no me queda muy claro. Por otro lado hacer, construir una verdadera educación federal, con igualdad con equidad, si se quiere, no solo tendría que ver con políticas educativas si no que es algo ligado a nuestra cultura social. ¿porqué un tipo de Barrio Norte estaría interesado en que un pibe de Aldo Bonzi sea educado? y peor aun ¿porqué un padre o madre de Berazategui tiene que matarse pagando los impuestos que le retribuyen en concepto de subsidios a la escuela new land de Adrogue, mientras su hijo no tiene ventanas en la normal nº 12 Espeleta? son cosas que a mi me indignan, me indigna porque durante los quince años que estuve dentro del sistema educativo, dos jardín, uno preescolar, siete primario, cinco secundario, fuí a un colegio de curas que era subsidiado, hoy trabajo en ese colegio y mi sueldo está subsidiado, y sé que no es justo o estoy convencido de que no es justo. Quisa me equivoco. Y sin embargo presa facil del sistema no me puedo dar el lujo de renunciar y dedicarme al menos por ahora, a la enseñansa pública. PERDON, ME enardecí demasiado. Es que tocamos un tema que como ciudadano y trabajador de la educación me toca de cerca, me toca el espiritu y me toca el bolsillo jajaj, sigo laburando, hay que engrasar los engranajes de la cadena de montaje educativa a lo mejor uno de estos pibes nos trae la solución dentro de treinta años, a lo mejor no lo vemos, ni nos enteramos pero que gratificante es al menos esa esperanza cimentada en el trabajo diario. Gracias Daniela al fin alguien que opina lo mismo que yo de esas divinas jornadas. Exitos para todos, Victor de Marmol.
ResponderEliminarSumo frases que van surgiendo
ResponderEliminarLa escuela privada es mejor
La escuela es el primer hogar (la maestra es la primera madre)
"¿Cuánto te falta para terminar?", que ya analizó con su lucidez habitual Daniela de Turdera
Y... como me tocaron el corazoncito, la que podría resumirse en "Las jornadas docentes son puro boludeo", o similar. A ver si puedo decir algo al respecto
Como todo lo que atraviesa la vida de una escuela, las jornadas permiten analizar qué concepción de institución, de poder, de educación, sustenta sus prácticas. Una concepción vertical, autoritaria, tradicional, propone una jornada de "bajada de línea", una jornada en la que cada uno se siente libre de decir cualquier cosa no porque haya verdadera libertad y participación sino porque no hay un proyecto claro, colectivo, una construcción que facilite los aportes, que los encauce, que dé fundamento a por qué, por ejemplo, estoy de acuerdo o no lo estoy con la municipalización. Una jornada de esas suele ser puro "leer documento-hacer documento" y ya fue. Ahora, ¿por qué, por ejemplo, en una jornada no podemos jugar, hacer juegos de rol, escribir un cuento, teatralizar, etc.? Creo haber contado alguna vez que este año nos fuimos en la primera jornada del año al Museo Malba, porque se nos cantó que queríamos empezar a pensar cómo laburar el pensamiento creativo en el aula. En la última, una profesora que nunca había asistido a las jornadas me confesó, en el asado posterior, que vendría siempre a nuestra escuela, porque le gustó el hecho de no venir a boludear, que la dinámica estuvo piola, y eso de ir a almorzar después todos juntos a una parrilla también le pareció copado. El tema es que jornadas como estas interpelan las "estructuras", los roles, el desgano, la desidia, y te obliga a que pienses la escuela, sus problemas (que son tus problemas), sus logros (que son tus logros), etc., y en esto, convengamos, también hay "docentes" y "docentes". O sea, vuelvo a lo mismo: las jornadas también son lo que dejamos que sean. Pero si la propuesta es buena, no hay reglamentación que te impida asistir a esa escuela donde no vas a pelotudear, porque, Víctor, está tan pautado a dónde tenés que ir, que hasta tenés que hacer un "digesto" de normas, desde el artículo 125 del Estatuto de Provincia hasta la comunicación pedorra que salió en tal época, tal Rama...
Y todo esto lo digo desde el lugar de aquel que hace muuuuchos años ya había decidido no ir más a ninguna jornada en ninguna escuela, y que me la descuenten si se animan, porque para pelotudear tengo cosas más importantes para hacer... Pero convengamos que tener un espacio de encuentro, entre "todos" (cuantos puedan entrar en ese "todos") es algo que no habría que resignar por el hecho de que no es fructífero, sino que deberían, desde la Dirección en adelante, estar rompiéndose la cabeza para que en ese rato la cosa rinda. Desde mi gusto por la argumentación a partir de la analogía, digo: es lo mismo que esos poquitos espacios de encuentro que tiene una familia, un grupo de amigos, etc., para verse una vez cada tanto; en cuanto se rutiniza, pierde el sentido, pero no es cuestión de dejar de encontrarse sino de "sacudirse la modorra"
Con respecto a todo lo demás (subsidios, municipalización, etc.) da para escribir siglos, y por ahora prefiero lo de deconstruir frases. Así que si Víctor, Daniela, o alguien más que se enganche, quiere empezar, que arme el post nomás, que en esto hasta ahora he firmado yo solito por el simple hecho de que nadie pidió compartir la llave...
Saludos
Hace tres años que entre a la docencia Esteban, imagina las cosas con las que me encontre como para hartarme tan pronto, sin embargo, puedo decirte que hoy, al leer esto, siento que al fin entiendo tu punto y hasta te diría que estoy de acuerdo. Claro, que prometo seguir interfiriendo con esa molestia que me caracteriza,
ResponderEliminar" yo no sería quien soy, si no fuese que un buen día junte penas y alegrias y las puse en la balanza, al lomo eche la esperanza y al pecho la rebeldia" me retracto, totalmente de acuerdo con vos, al menos por esta ves, jajaj volveré y seré contradicción que afirma certezas. Exitos para todos, Victor de Marmol.
Tengo una pregunta. Me parece excelente esa idea que plantea Esteban de "jugar, hacer juegos de rol, escribir un cuento, teatralizar" en las jornadas de perfeccionamiento. Es más, se me ocurren otras ideas; pero tengo entendido que ya está pautado el trabajo que se debe realizar. Antes de recibir todo tipo de críticas, aclaro que no promuevo ninguna clase de "obediencia debida", pero desde mi escaso conocimiento sobre estas reuniones, las actividades ya estan reglamentadas con la respectiva folletería... Cuándo se fueron al Malba, ¿Cómo justificaron esa otra actividad? ¿Presentaron una especie de proyecto y explicaron el propósito?
ResponderEliminarQuizá justo ese primer encuentro la temática fue libre, lo desconozco. Igual, tengo mis dudas acerca de quiénes aceptarían una propuesta de ese estilo... Es más, se me ocurren un par de respuestas a esa invitación: "Unas horas tomando mate con factura y listo, me voy a casa"; "Teatralizar qué??? No!!! Dame una hoja, te escribo un par de boludeces, y nos vamos!!!"; "¿Quién vio ayer a Gran Hermano??" De ahí que lo entiendo a Victor. Igual, será cuestión de probar. En la escuela de Esteban funcionó... Como se dijo, hay docentes y docentes...
Hasta la próxima
Daniela, de Turdera
Ja, mirá cómo y dónde terminamos hablando de las Jornadas Institucionales... ¡En un blog de variedades! Linda metáfora...
ResponderEliminarVíctor, bienvenido a la selva. Te puedo asegurar que desde los últimos 10 años a esta parte, tener un año de antigüedad equivale a tener tres de "los de antes"; es una hipótesis que tengo, sostenida en el hecho de ver cómo las nuevas camadas, a los cinco añitos de antigüedad, ya buscan "huir" a cargos jerárquicos, a otro rubro, etc. Increíble. Y todo un síntoma. (En mi caso, la decisión de no asistir más a las jornadas, que conté antes, vino más o menos a los 7u 8 años, imagináte: pasé los "Módulos del '95", los "Módulos del '97", monumento al pelotudeo...) Y tuve que volver a ellas en 2004, primero por obligación, y enseguida planteándome estas cosas: con qué derecho yo podía exigir que vinieran a las jornadas si yo mismo, docente, me negaba a ellas.
Daniela: El trabajo viene pautado a veces, y veces no, a veces a tiempo y a veces a destiempo. La decisión política pasa por "cagarte" en lo que mandan, y listo. Así de fácil. Como mucho, elaborás alguna pedorrada que elevarás a Inspección y que ésta, con suerte, licuará en una síntesis de todas las escuelas del Distrito. Pura bosta que obtura el único espacio genuino que una Escuela puede darse para pensarse como escuela.
Lo del Malba fue tal como decís: proyecto, lección-paseo, y nómina de docentes ante ART y Consejo Escolar. Así de fácil. Y que alguien, quien quiera, venga a contra-argumentar el proyecto. El sistema tiene intersticios ("zonas de clivajes", está de moda decir ahora) que se pueden aprovechar con creatividad, y ganas.
Lo de quiénes podrían engancharse, es complejo: al principio, seguramente, los mismos/as que hubieran venido a una jornada tradicional, aquellos que tienen compromiso con la escuela, o que les queda más cerca de la casa, o que les tocaba por el día de asistencia, etc. Después, seguramente, un par que aunque no les tocaba, o les queda lejos la escuela, etc., decidieron venir, porque el "boca en boca" cunde en la docencia, quién lo puede negar. Además, al menos, incluso cuando no ganaras en "cantidad", lo que realizás con los mismos de siempre es más productivo que la nada anterior.
Y también, creo yo, el equipo directivo de una escuela está para "provocar", para "desafiar" estructuras, concepciones, disparar y facilitar nuevas formas; si no, no podemos, desde el ejemplo, interpelar las tradicionales y antiguas prácticas que algunos docentes todavía tienen en el aula: proponer una "jornada distinta" es también un modo práctico de (de)mostrar que "un aula distinta" es posible. El docente enseña a sus alumnos y el director enseña a sus docentes, podríamos decir.
Bueno, abramos un blog "Jornadas docentes" y listo, juaz
Besos y nos seguimos leyendo
PD: A todo esto, tengo una duda... perdón, un blog es un blog, lo sé: ¿Daniela, nos conocemos personalmente?
Otra cosa: Hoy al mediodía surgió otra frase "antológica", porque parece que en Pcia. va a salir una Resolución que prohíbe traer reproductores de mp3 a la Escuela: "No tienen para la leche pero se compran mp3" La "tiro" como postre... Esos docentes somos, con esos docentes que somos tenemos que construir la Escuela: de la que tenemos, a la que queremos ;)
ResponderEliminarOtra frase muy comun entre la gente es: "Salen del colegio sin una base". Tambien se dice sin pensar. ¿A que se refieren con base?¿Como hacer una base que abarque la infinita cantidad de temas o ciencias que hay en la actualidad?
ResponderEliminarEsas preguntas mas bien se conectan con lo del polimodal y las orientaciones.
Guido
mmm ese temita del mp3!!!! que tema! si eso hubiera existido cuando yo estaba en el cole, varios de mis compañeros no hubieran repetido el terrible tercer año con estenografia y matemática financiera, sin embargo, quiza el repetir ese tercer año ayudo a que se dieran cuenta que era importante dentro de lo que se aprendía en la escuela que algo quedara para cuando entraramos al universo universitario. Un abrazo para todos, ah daniela, sabes algo, cusualidad que le dicen, en una jornada escuche como si te citaran a vos misma -¿quién vió anoche el Gran Hermano?- jajaj pasa en las peliculas, pasa en la vida real.
ResponderEliminarY seguimos... con la última frase de Esteban "Esos docentes somos, con esos docentes que somos tenemos que construir la Escuela", un padre acotaría "de qué docentes me hablan, si mañana y pasado estan todos de paro!!!" Hace unos meses atrás, mientras esperaba el tren de la línea ex-Roca (futuro post, por favor!!) escuché una conversación entre dos señoras que criticaban a los docentes. "Ya no hay maestros por vocación, trabajan por el dinero" ??? Y, sí, señora!!! Nos puede gustar o no determinado trabajo, pero la plata la necesito... Seguramente pensé mal, y me encontré con dos bomberas voluntarias.
ResponderEliminarContestando tu pregunta, Esteban, digamos que si, nos conocemos... Pero apuesto 1 kilo de tomates a que te cruzo por la calle y no sabés quién soy. Cursé semiología hace dos años, y un día me llegó un mail tuyo anunciando este espacio.
Saludos a todos los que participan.
Daniela