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domingo, 23 de noviembre de 2008
Una silenciosa pero eficaz balacera discursiva se desata en los medios: se acerca diciembre, cuando no sólo explota el calor. Unos delinean en su último parágrafo las etapas del golpe contra Sara K-ay, mientras otros intentan socavar al tibio que Dios vomitará. En realidad, Jehová Dios no podrá ocuparse de estos menesteres en los próximos días, ya que estará atareado convenciendo al abogado del diablo para que defienda a uno de sus dilectos pastores. Igual, nuestra autóctona cosa nostra se está re agrupando, así que probablemente no pase naranja, u ocurra que el nuevo cheff haga de nosotros un rico licuadito.
Entretanto, podemos vivir tranquilos: es al pedo ser limpios (o contraproducente, que sería más o menos lo mismo). No sólo los gérmenes de la escherichia colli, sino los gérmenes de una sociedad endeble, que compra gato por liebre y desinfecta la mierda por el solo hecho del show. Sólo el futuro nos salvará, podríamos decir pero... ¿qué futuro? ¿En qué andan nuestros jóvenes, hoy? Parece que nada preocupados por los gérmenes en la saliva, quizás inmunes a viejos virus que se resisten a morir y que ya no cuentan con su principal y genial ADN, aquel en cuyo contexto sólo pudo constituir su sexualidad sobre el misterio, el glamour y la parodia. ¿Qué es mejor: aquella invisibilidad o esta franca locura? ¿Siempre es mejor ser como uno considere que es feliz, aun cuando eso implique que todo se vaya al carajo? ¿Se irá todo al carajo irremediablemente? Quién lo sabe...
Dicen que el Bambino sonríe feliz y babeante, con tanto pebete flogger pa' comerse...
Entretanto, podemos vivir tranquilos: es al pedo ser limpios (o contraproducente, que sería más o menos lo mismo). No sólo los gérmenes de la escherichia colli, sino los gérmenes de una sociedad endeble, que compra gato por liebre y desinfecta la mierda por el solo hecho del show. Sólo el futuro nos salvará, podríamos decir pero... ¿qué futuro? ¿En qué andan nuestros jóvenes, hoy? Parece que nada preocupados por los gérmenes en la saliva, quizás inmunes a viejos virus que se resisten a morir y que ya no cuentan con su principal y genial ADN, aquel en cuyo contexto sólo pudo constituir su sexualidad sobre el misterio, el glamour y la parodia. ¿Qué es mejor: aquella invisibilidad o esta franca locura? ¿Siempre es mejor ser como uno considere que es feliz, aun cuando eso implique que todo se vaya al carajo? ¿Se irá todo al carajo irremediablemente? Quién lo sabe...
Dicen que el Bambino sonríe feliz y babeante, con tanto pebete flogger pa' comerse...
Etiquetas de esta entrada: Pastillero
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