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miércoles, 4 de febrero de 2009
Alguien abandona por primera vez su tierra y, cuando vuelve, ve con otros ojos cómo sucede lo mismo que venía sucediendo. Nada cambia, sólo la perspectiva.
La casta que gobierna decidió volver a hacer con la derecha su mejor firma, cediendo ante el discurso dominante que vocifera y pide la finalización de los subsidios. Y así aumentó las tarifas de los servicios (entre ellos, el del transporte público urbano) con alegría propia de las vísperas de carnaval. Un subsidio es una «prestación pública asistencial de carácter económico y de duración determinada» según el DRAE, y cabe preguntarse por la "duración determinada" a que alude. La riqueza siegue estando concentradísima, y el abismo entre ricos y pobres, una vez más, ha desconocido los supuestos beneficios del derrame que ya se pregonaba mefistofélicamente en los '90. El tiempo que lleve revertir esta situación debiera haber sido la "duración determinada" de los subsidios. Aunque aquí, una vez más, nuestra preclara Sara K-ay mostró la hilacha de sus convicciones fiscalistas y conservadurísimas, y aflojó la piola justo cuando el bolsillo le flaquea.
Hay otras formas de dotar las cuentas. Los ingenuos que sólo proponen la versión ética de estas maneras son los tramposos voceros de un statu quo adecentado, que preferirían ver al pobre bien o más pobre, al político sumiso y sin robar y al rico haciendo lo que sea (siempre hace lo que sea) para decuplicar sus ganancias. El tributo que a estas corresponde, en definitiva, siempre puede ser evadido, dibujado, volatilizado. En definitiva, en economía, como todo en la vida, las cosas suelen ser más simples que lo que los diferentes especialistas pintan: para que los ricos (minotritarios )acopien menos del PBI y los pobres (mayoritarios) arañen más, es necesario sacarles a unos para darles a los otros (algo que se viene haciendo desde siempre, pero con la ecuación inversa)
Alguien abandona por primera vez su tierra y, cuando vuelve, ve con otros ojos cómo sucede lo mismo que venía sucediendo. Nada cambia, sólo la perspectiva. La Argentina es como la nueva publicidad de Raid, que vende con bombos y platillos su travestismo: el Raid exterminador negro de siempre ahora es rojo. Misma efectividad, nuevo envase
La casta que gobierna decidió volver a hacer con la derecha su mejor firma, cediendo ante el discurso dominante que vocifera y pide la finalización de los subsidios. Y así aumentó las tarifas de los servicios (entre ellos, el del transporte público urbano) con alegría propia de las vísperas de carnaval. Un subsidio es una «prestación pública asistencial de carácter económico y de duración determinada» según el DRAE, y cabe preguntarse por la "duración determinada" a que alude. La riqueza siegue estando concentradísima, y el abismo entre ricos y pobres, una vez más, ha desconocido los supuestos beneficios del derrame que ya se pregonaba mefistofélicamente en los '90. El tiempo que lleve revertir esta situación debiera haber sido la "duración determinada" de los subsidios. Aunque aquí, una vez más, nuestra preclara Sara K-ay mostró la hilacha de sus convicciones fiscalistas y conservadurísimas, y aflojó la piola justo cuando el bolsillo le flaquea.
Hay otras formas de dotar las cuentas. Los ingenuos que sólo proponen la versión ética de estas maneras son los tramposos voceros de un statu quo adecentado, que preferirían ver al pobre bien o más pobre, al político sumiso y sin robar y al rico haciendo lo que sea (siempre hace lo que sea) para decuplicar sus ganancias. El tributo que a estas corresponde, en definitiva, siempre puede ser evadido, dibujado, volatilizado. En definitiva, en economía, como todo en la vida, las cosas suelen ser más simples que lo que los diferentes especialistas pintan: para que los ricos (minotritarios )acopien menos del PBI y los pobres (mayoritarios) arañen más, es necesario sacarles a unos para darles a los otros (algo que se viene haciendo desde siempre, pero con la ecuación inversa)
Alguien abandona por primera vez su tierra y, cuando vuelve, ve con otros ojos cómo sucede lo mismo que venía sucediendo. Nada cambia, sólo la perspectiva. La Argentina es como la nueva publicidad de Raid, que vende con bombos y platillos su travestismo: el Raid exterminador negro de siempre ahora es rojo. Misma efectividad, nuevo envase
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