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miércoles, 27 de agosto de 2008
En La Nación de hoy, informan que un estudio que divulga la revista Proceedings of the National Academy of Sciences, arroja como resultado que es gratificante para los monos capuchinos dar alimento a otro mono de su entorno social/familiar. De este modo, creerían estar encontrando bases biológicas a emociones y sentimientos también presentes en el hombre.
Si esto fuera así, dos tercios de la humanidad no viviría en la indigencia o la pobreza, ni habría hambre en el mundo. Evidentemente, si algo está fallando, no es en la naturaleza ni en la biología, o sí, pero Dios no tiene tiempo de ajustar las clavijas de su obra, atento como anda en recuperar socios para sus clubes eclesiales de barrio. Encima, a este fiel vasallo divino le coartan las iniciativas más novedosas de marketing beato...
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