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sábado, 22 de septiembre de 2007

Vos y tu lengua

El iluminismo nos legó la concepción del hombre como "ser racional" y el siglo XX nos deja el sinsabor de sabernos "hombres hablantes" • Reminiscencias de las clases del jueves • Marcos teóricos para convencerte de que con la lengua, todo es más lindo • Un mimo para los/las de Letras • Y para que Leo decida qué orientación (Lingüística, obvio)


Retomemos a ese pobre bebé al que torturamos con Peirce. Nació, semiotizó, construyó signos, etc. Eso lo sabemos. En algún momento, empero, comenzó a hablar. Algo tan natural como eso. Los "mñn", "glbbb" y todo ese balbucear empiezan a ser "mamá", "papá" y más palabras, que los padres aseguran, firman, consta en acta, que el nene dice. Milagros de la paternidad: "Mirá, escuchá, dijo colectivo" (en realidad dijo algo así como "octivo") He discutido largamente con mi comadre al respecto: los padres sobrevalúan la producción de sus hijos, afirman que sus hijos han dicho "colectivo" mucho antes de que en realidad lo hayan emitido. Es sabido desde la psicolingüística: los propios padres no son informantes fiables cuando estudiamos el desarrollo del lenguaje. Jere, el celestial payasito de la foto, no pudo decir "desoxirribonucleico" cuando se lo pedí, cuando mi comadre decía que estaba en condiciones de hacerlo (año y medio o dos años, aproximadamente: la psicolingüística también lo sabe: los nenes aprenden a hablar un toque más tarde -estadísticamente- que las nenas; ¡las nenas toda su vida hablan, hablan y hablan!)

El problema no es que aparezca el lenguaje; el problema de la ciencia sería cómo, por qué y para qué aparece. Tradicionalmente (una vez más: desde los griegos) se pensó en el lenguaje como nombre de las cosas, como forma del pensamiento, como instrumento de comunicación. Algo así como "hablamos porque pensamos" (y enseguida, los impugnadores, los del "
pensamos porque hablamos") y "hablamos para comunicarnos" (y de nuevo los detractores: "nos comunicamos gracias a que hablamos")

En términos evolutivos, filogenéticos, éramos todos monos hace, digamos, un millón de años. Por qué de mono pasamos a hombres (aunque algunos hombres aún simulen ser monos, claro está) es algo que ustedes sabrán mejor que yo. Ahora, por qué sólo una especie desarrolló el lenguaje es algo más peliagudo. Aparentemente, que el mono adoptara la posición erguida, y desarrollara sus extremidades inferiores ya no para el desplazamiento sino para la manipulación, quizás también la diversificación de la dieta, la alimentación (dicen que las proteínas), lograron una extensión del cerebro (se habla del "primer cerebro" y del "segundo cerebro") que facilitó la aparición del lenguaje. Extremistas al fin, podríamos decir: ¿por qué si en un comienzo el origen fue el mismo y el medio con el que las especies interactuaban era el mismo, terminó una única especie en particular desarrollando el lenguaje, y no las demás? Por otra parte, es empíricamente comprobable que el hombre, siendo una de las especies "tardías" sobre la tierra, ha contado con un plus que le permitió rápidamente colonizar (dominar, destruir) la tierra (de cinco mil millones de años, sólo un milloncito podríamos atribuírselo al hombre, y de este palo de años, apenas unos miles desde que hay lenguaje)


El pensamiento en sí mismo no tiene su origen en el lenguaje. Ya sabemos algo acerca de la semiosis, y no hace falta volver a nuestro caso del bebé y el potrillo frente a un barranco, el hombre y el caballo adulto frente al barranco. Por otra parte, la inversa tampoco es fiable: el lenguaje en sí mismo no tiene su origen en el pensamiento, puesto que si aceptamos la capacidad de simbolización (como dicen los psicólogos), es decir, la semiosis, la construcción de signos, en todas las especies vivas, no podríamos explicarnos por qué el hombre y sólo él desarrolló el lenguaje. Lenguaje y pensamiento están relacionados, es obvio, pero no en el sentido de causa-consecuencia.


La función comunicativa existe también en otras especies que, como la humana, son gregarias, es decir, viven en agrupadas en comunidades. Estudios en lobos, abejas, hormigas, delfines, y etcéteras varios, así lo demuestran. La necesidad de comunicarse, empero, no produjo en ellos un lenguaje, al menos en el sentido en que entendemos el concepto lenguaje. Benveniste fue uno de los fervientes defensores de la postura del lenguaje como desligado de la comunicación, y su tesis (no sus fundamentos o argumentos) nos sirve acá: el lenguaje en tanto instrumento implicaría una separación sujeto-instrumento (un martillo es un martillo y yo soy yo), una herramienta implica una aplicación. El lenguaje soy yo, o mejor dicho, yo soy gracias al lenguaje: no puedo disociarme, en tanto subjetividad, en tanto me concibo como ser humano, del lenguaje. No es instrumento entonces, es (parte de) la constitución de mí en tanto subjetividad. El lenguaje no nos viene, así, de la necesidad de comunicarnos, y además la comunicación puede realizarse en formas no lingüísticas. Los lobos, las hormigas, las abejas, los delfines, tienen códigos, pero no lenguajes. (Salvo Barthes, nadie vio en las formas no lingüísticas traducción al lenguaje, la permanente intermediación del lenguaje; y todavía no podemos, pero creo que si pudiéramos comunicarnos con una hormiguita confirmaríamos que no existe tal traducción de signos de un código no lingüístico a lo que entendemos por lenguaje) Como en el caso del pensamiento, que comunicación y lenguaje están relacionados es afirmable, pero no la determinación de uno sobre otro.


Que a la posibilidad de semiotizar el medio, y eventualmente a la función comunicativa, la especie humana le adosara el lenguaje constituyó, seguramente, una ventaja adaptativa con respecto a las demás especies. Básicamente, le permitió transmitir y acumular signos, conocimientos, por lo que cada nueva generación no tuvo que comenzar de cero la experiencia y la semiotización de la realidad: nuestro bebé puede no tirarse al barranco porque le contaron que era peligroso, pero es improbable que el potrillo no lo haga porque mamá potranca así se lo ha explicado.


Acá es cuando viene el último padre fundador que nos dejó la modernidad, éste sólo padre de la lingüística (Particularmente, es el que más amor puede darnos, puesto que todavía vive, aunque seguimos con esta cosa deliciosa para el psicoanálisis de tener padres sin madres): Noam Chomsky. (Desde ya les digo: búsquense, cómprense, róbense, pídanse, regálense, el libro El lenguaje y los problemas del conocimiento, el título es así, tal cual: hay otro parecido, pero me refiero a este; un libro no-técnico, un libro apto para todos/as, esclarecedor, ameno, divertido, profundo, riguroso, sin más teoría lingüística que la necesaria, la que cualquiera entendería, aunque no sea lingüista). Existe consenso (mis cebecianos amigos/as ya saben que este concepto abre la biblioteca: Tarski, Khun) suficiente para dar a las hipótesis chomskyanas la mejor posición en el ranking.


Hagamos un pequeño rodeo. Algo así planteé el jueves a las 19. ¿Por qué al hombre le crecen dos brazos y no dos alas? (Preguntonta, pero no por ello esclarecedora). Porque así lo determinan los genes. Nos crece un esófago y no un buche como a las aves. Nos crecen piernas: no reptamos o volamos. Ahora bien: que con las piernas nos desplacemos, hagamos ballet, corramos maratones, es un efecto, una funcionalidad posterior a ese desarrollo genético. Y Chomsky hace la analogía: el desarrollo del lenguaje está determinado genéticamente, y para qué lo usemos después (pensar, comunicarse) es secundario, al menos en el recorte de la ciencia lingüística que él propone. El lenguaje es una capacidad genética más, un órgano biológico más, que en interacción con el medio, y a partir del estado de maduración correspondiente, se desarrolla, con independencia de su función y, en buena medida, de las características de ese medio (entendiendo el medio como determinación) Volvemos a la relación entre las piernas y la lengua (no comments): existen como órgano, pero sólo a partir de que se llega al estado óptimo de maduración se desarrollan plenamente, y no antes ni después. El medio viene a actuar como "estimulador", en el sentido de ofrecer las condiciones para que, dado ese estado madurativo, el órgano se desarrolle. Está claro que si el medio no estimula adecuadamente, el desarrollo no se da óptimamente: si enyeso las piernas de un bebé cuando está en condiciones de empezar a gatear o caminar, y le saco el yeso a los tres años, es probable que aprenda a desplazarse, pero que no sea adecuadamente, porque pasó el estado de maduración en que el desarrollo hubiera sido el esperado (obviamente, Chomsky no es Piaget, y no experimentó ni probó sus hipótesis con sus hijos o con hijos ajenos, pero da cuenta de este tipo de experimentos con pobres pajaritos, enyesados cuando pichones). Para decirlo de otro modo: Tarzán igual aprendería a hablar, pero dado que el momento madurativo del lenguaje no es, digamos, a los 20 años, es probable que no sea un desarrollo óptimo (hay casos de Tarzanes en los que se observó esto)


¿Cómo llegaríamos a probar que el lenguaje es parte de la dotación genética? No tenemos todavía a ciencia cierta una respuesta (la genética está en pañales) pero podemos plantear las hipótesis chomskyanas que darían como consecuencia su tesis:

1) El llamado "problema de Platón", que hace referencia a la rapidez relativa por la cual una persona, en el término de dos o tres años de vida, desarrolla casi en totalidad el lenguaje. Si no hubiera una especie de software de fábrica, si fuera el caso de que tuviéramos que aprender todo, absolutamente todo lo que implica el lenguaje, llevaría más años (¿cuánto les llevó, nomás, aprender la gramática del español? Y ni se imaginan todo lo que no aprendieron aún, y no aprendimos todavía en tanto teoría explicativa)

2) Y relacionado con lo anterior: ¿cómo es posible que se produzcan ciertos errores sistemáticos en el desarrollo del lenguaje por parte de los niños/as, errores que no responden a teorías tales como aprendizaje por imitación o a hipotetización a partir de los datos? Dicho de otro modo: ciertos padres suelen ponerse "boludos" y hablarle al nene en una especie de semi-lengua atontada (Ejemplo: Uh, midá ahí viene el guau guau ajó tutú a veg el nene la sonrisa a papito) Sin embargo, el niño no aprende ni imita estas formas, y por suerte, hace caso omiso de la boludez parental. A la inversa, tenemos el caso de los verbos irregulares (yo jugo, él morió) que ya charlamos en clase, y que implican saber el paradigma de conjugación regular sin que lo hayan enseñado, y la no-imitación. Finalmente, un obvio caso: ningún niño/a, en ninguna fase de su aprendizaje, dice "la nene", con lo cual:

a) tiene perfecto conocimiento de la concordancia de género y número

b) tiene perfecto conocimiento de la categorías sustantivo-artículo

c) tiene perfecto conocimiento de las relaciones sintácticas (modificación/subordinación, coordinación, etc.), ente otros conocimientos.

d) y tiene todo esto sin que ningún adulto le haya "enseñado" eso al niño

Por lo tanto, si no suponemos ese dispositivo genético, ese software lo suficientemente amplio y poderoso como facilitar el aprendizaje de cualquier lengua (la naturaleza no sabe dónde, en qué medio lingüístico dejará la cigüeña a ese bebé), pero al mismo tiempo lo suficientemente restrictivo como para que no cualquier estímulo (rascarse la oreja, por ejemplo) active el desarrollo del lenguaje, no podríamos explicarnos de qué modo, mediante qué procesos, se adquiere la lengua, puesto que tendríamos que suponer, por ejemplo, que el niño construye esquemas de conocimiento a partir de datos no existentes ("yo jugo") para luego terminar reformulando esos esquemas y esas hipótesis, para arribar al "yo juego", en el breve lapso vital de dos o tres años (fue deslumbrante en su momento la polémica entre Piaget y Chomsky, en este sentido)


La gramática, es decir, el sistema de conocimientos de base genética y/o la teoría explicativa que intenta descubrir esos conocimientos, está basada, en la visión actual de Chomsky, en principios y en parámetros. Los principios son formulaciones de tipo general, genética: el software; los parámetros vienen a ser lo específico de cada lengua, las características idiosincrásicas y particulares, aquello que configuro yo en particular en mi Word, para que se vea así o asá (por ejemplo, para que desaparezca ese patético muñequito que intenta "dar ayuda") Digamos: es cosa genética que el lenguaje tenga Sujeto y Predicado (el llamado "principio de predicación") como estructura universal de las oraciones; es cosa paramétrica que en ciertas lenguas el Sujeto sea obligatorio y en otras optativo (el llamado "parámetro pro-dop") Chomsky compara con las teclas de una llave de luz: la tecla en sí misma como principio, el parámetro como cada una de las posiciones (encendido/apagado) que puede adoptar esa tecla-principio. Así vendríamos a caracterizar el lenguaje como la dotación genética, universal, y las lenguas como variaciones paramétricas, cuestiones empíricas, datos y estímulos particulares.


El modelo gramatical que se deriva de estos postulados teóricos, la/s gramática/s chomskyana/as, son cosa hermética, oscura, no apta para no-iniciados: con suerte, se entienden sólo entre ellos, y se pelean apasionadamente acusándose de lindeces tales como papanatas, tenés que ser minimalista; o pelafustán, ese rasgo no selecciona-s; o también propongo, mequetrefes, esta condición de restricción theta para en el principio de proyección (suelen tratarte así cuando no sabés de su dogma). Así que acá detenemos esta cuestión, porque existen diversos, variados modelos gramaticales, y si bien el chomskyano es el que se desprendería lógicamente del marco teórico que estuvimos bosquejando (obviamente: recorto el objeto que calza en el marco teórico que hago, los demás que se pelen el bocho pensando sus marcos y sus objetos), ahora podemos retomar la cuestión del pensamiento y la comunicación.


Al final, ¿uso la lengua? (siempre, todo, se reduce a eso)

Desanduvimos el camino de confusiones entre lenguaje y pensamiento, y lenguaje y comunicación. Dividimos aguas, pero siempre arribamos a la dicotomía fundante del maestro Saussure: lengua y habla. Ya les conté el cuentito de que a partir de Saussure nació el estructuralismo, aunque él poco habló de estructuras. Surgieron tantos "estructuralismos" como lecturas del Curso de lingüística general se realizaron, y así hubo estructuralistas funcionalistas, estructuralistas formalistas, etc. En Estados Unidos hubo un casi saussureano de café, con teorizaciones propias, un tal Bloomfield, muy empiricista, muy inductivo, al que Chomsky combatió con escarnio y perfección en sus mocedades. Sin embargo, mucho del buen Leonard Bloomfield nos llegó acá, y nuestra gramática de uso escolar es, en buena medida, un híbrido que incluye ideas bloomfieldanas.

Hay tantos modelos gramaticales que uno se sigue preguntando por qué todavía la escuela se empeña en continuar analizando las oraciones con el estructuralismo (híbrido) glosemático-funcional-inductivista de los años '40, '50, '60, cuando ya sabemos que un buen día Julia Kristeva introdujo a Bajtín en Francia y debería de haber cambiado todo. Esos variados modelos apuntan a diferentes objetos, a diferentes recortes, pero -una vez más- hay consenso en la actualidad en suponer que el lenguaje se basa en esa capacidad que Chomsky describió. ¿Ahí está todo?

Podríamos pensar: el estómago se desarrolla a partir de determinaciones genéticas, pero éstas no están desligadas de su función, y de su interconexión con los demás órganos del cuerpo. El estómago no se desarrolla por esta función, no hay determinismo, pero hay implicación. Por lo tanto, un modelo gramatical que atienda, por una parte, a que el lenguaje se desarrolla de modo innato (que es una dotación genética esa capacidad que nos permite adquirir una lengua) pero que, por otra parte, esa capacidad lingüística está involucrada en el pensamiento y en la comunicación, ofrecería una teoría explicativa más amplia y deconstruiría la dicotomía fundante saussureana. Algo así propone la lingüística crítica de Hodge, Kress, Fairclough y otros.

La lingüística crítica y el análisis crítico del discurso se proponen articular diferentes teorías, a Saussure y a Chomsky con Bajtin, Foucault, y muchos otros que se dedicaron a proponer aportes relevantes, considerando un aspecto en particular, un recorte, de la cuestión. Básicamente, esta teoría no reniega del fundamento innatista de Chomsky, pero considera que es insuficiente, pues no permite dar cuenta de la modelización del mundo que una lengua lleva a cabo, en términos de cognición, y de la simplificación que se opera en la comprensión de los objetos y las relaciones de ese mundo, en tanto ideología. Veámoslo en un ejemplo:
-¿Qué profesor tenés en Semiología?
-A Esteban
-Uh, te compadezco. Si ese es profesor yo soy astronauta...

¿Qué pasó aquí? Se nombró el mundo de determinado modo, se lo clasificó en función de cómo se lo conoce, se establecieron determinadas relaciones que serán incorporadas en esas clasificaciones y evaluaciones, y que involucrarán una nueva cognición sobre ese mundo. Queda claro que el primer "profesor", el de la pregunta incial, es un "tipo de profesor" y que el segundo es de otro tipo. Queda claro también que se optó por preguntar "qué profesor tenés", y que esta formulación supone un tipo de relación distinta de haber preguntado "qué profesor te tocó" Está claro que "compadecer" es un tipo de proceso distinto de "felicitar", y que en ambos casos se produce una evaluación distinta. Finalmente, también resulta que "ser" no es el mismo tipo de atribución que "parecer".

La gramática, entonces, viene a dar el sistema de opciones disponibles por el cual puedo posicionarme, clasificar, conocer el mundo, y comunicarlo a los demás, de modo de construir ideología. Esto va a tener que ver con las foucaultianas concepciones de orden del discurso, y formación discursiva, y con las bajtinianas de discurso y género, entre otras, pero también con las tradicionales de objeto directo, verbo copulativo, etc., en tanto es la gramática la que permite, a partir de sus potencialidades, realizar dichas modelizaciones e interpretaciones ideológicas.


Analicemos

Tomemos una oración. Primer problema: ¿oración o enunciado? ¿Texto o discurso? El par enunciado/discurso ya lo conocemos; oración también. Texto sería a discurso lo que enunciado a oración. ¿Se entiende? Un entramado de relaciones formales entre oraciones. (Algunos pícaros estructuralistas, en los comienzos, decían que más allá de la oración había más oraciones, y por lo tanto no existía el texto, una unidad de análisis por fuera de las oraciones; después recapacitaron) Tomemos entonces, un texto, y analicemos sus oraciones. Analizar sería, para cualquier estructuralista, encontrar la red de relaciones y funciones abstractas, y para ello casi todos utilizaron el modelo de las "cajas chinas", los cajoncitos por debajo de las palabras y/o construcciones.
Es una canción, quizás la recuerden, que habla de la vaca:

... y nos da la leche, el dulce de leche,
y la manteca que siempre le pongo al pan,

también el queso que es tan sano,

y el yogur para mi hermano.

Señora vaca, usted sabe trabajar.

El análisis sintáctico, que en la escuela hicimos incluso, nos da:

Tanto si ponemos a prueba el modelo estructural tradicional, el que se propone describir la red de relaciones constantes que subyacen a las funciones oracionales, como si consideramos el modelo explicativo que intenta describir el funcionamiento del conjunto de principios y parámetros de base biológica que todos los hombres tenemos en nuestra mente-cerebro (Chomsky), está claro que lo que hicimos arriba es insuficiente.

Considerando la descripción de las relaciones, c
on el análisis tradicional, casi escolar, que hice anteriormente no tenemos herramientas para decidir si se trata de un solo objeto directo, compuesto ("nos da" cuatro cosas) o si se trata de dos objetos complejos enumerados en simetría, lo que estaría reforzado por el "también" y la elipsis del núcleo verbal (estos dos, y estos dos, tal como hicimos en el análisis, porque lo resolvimos "a la chomskyana). Esto, que encuentra explicación en teorizaciones chomskyanas, no se refleja en el modelo que reprodujimos, o sea, queda como una "duda" del análisis. Vale decir que la gramática chomskyana puede explicar por qué se produce la posibilidad de la doble interpretación, qué se relaciona con qué en cada caso y por qué, mientras que el análisis que hicimos, estructural "suspende" esa cuestión, la admite como posibilidad, es decir, apenas describe (por eso los chomskyanos hacen unos arbolitos, que intentan reflejar el funcionamiento de todos los principios de todos los módulos del lenguaje: explican por qué se llegó a lo que se llegó). Lo mismo sucede con "para mi hermano", que puede ser visto como modificador del sustantivo "yogur" (como hicimos) o modificador del verbo (un circunstancial de fin, y hasta habrá quienes afirmen que es un objeto indirecto). Esas mismas dudas que se le presentan al estructuralista, y que, desde su experticia, puede resolver, le ocurren al alumno/a en clase, pero sin todo ese marco que le permita posicionarse. Conclusión parcial: sería mejor la gramática chomskyana, tanto como teoría como modelo gramatical en el aula, porque al menos, en tanto es una teoría que explica, predice.

Sin embargo, como los dos modelos piensan el lenguaje (los chomskyanos) o la lengua (los estructuralistas) como un sistema abstracto, ninguno de los dos paradigmas (con sus teorías y subteorías) puede explicar qué ocurre con estas oraciones más allá de la mente y sus módulos. En nuestro ejemplo, no puede abordar las siguientes cuestiones (
Todo lo que sigue lo voy a reformular -honestamente, lo voy a citar / robar / plagiar- de un libro del profesor Alejandro Raiter (Sociolingüística, Psicolingüística en la carrera de Letras), un buen docente, que se supera ampliamente en sus exposiciones cuando escribe, titulado Sujetos de la lengua (también está muy bueno Lenguaje y sentido común):
a) La vaca no nos da la leche; una señora o un señor debe extraérsela y/o manejar la máquina que lo hace;
b) Este proceso es el resultado de años de domesticación de una especie y de la selección de algunos de sus rasgos innatos;
c) El dulce de leche es producto de una elaboración industrial. Nunca la vaca produjo dulce de leche, ni queso, ni yogur, ni podría hacerlo; son productos del trabajo humano.
d) El queso no puede ser sano ni enfermo; en todo caso puede estar podrido, con hongos o con bichos. La referencia es que comer queso es bueno para la salud (de los humanos);
e) La vaca no trabaja, por lo tanto, no puede saber hacerlo. Su producción de leche es el resultado de un proceso hormonal natural, extendido y manipulado por los seres humanos.
f) Los versos de la estrofa ocultan el trabajo humano de producción, control, elaboración, distribución, alimentación de los animales, vacunación y demás acciones intencionales conscientes (como la necesidad de dinero para comprar leche, o un plan social que la entregue)

Estas cuestiones que podemos afirmar desde el análisis del dircurso, tienen su fundamento en la gramática, es decir, en el sistema de opciones que el sistema ofreció de modo de conocer, modelizar y evaluar el mundo y sus relaciones. ¿Cómo se produce? Bueno, eso es harina de otro costal: cambiáte a Letras, hacé la orientación en lingüística, y listo. :P

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