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lunes, 31 de marzo de 2008
¡¡¡Volvió la alegría, vieja!!!
Esta entrega ya estaba lista, pero no podía subirla... Es la últma publicación que pongo ahora pero con fecha vieja
Agarráte, porque se viene la acción: son 38 capítulos en total, así que falta muy poco...
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XXVIII
–¡Bueno basta de festejar, que cierto doctor que conozco y no nombro prometió escribirme el guión!
–Amor, soy un artista, necesito motivarme…
–¡Y yo necesito escribir el guión!
–¿Cuál es la idea que tenés? ¿De qué trata?
– No sé… tendría que ser algo así: la idea es que arranque con una voz que va hablando, y de a poco se vea la cara de un personaje, que el espectador crea que es el que relata eso, pero en realidad se ven dos caras, o sea, dos personajes, mejor dicho… un mismo actor, pero en dos situaciones distintas, como que no se sabe quién es quién. Uno sería un preso, otro sería un director de cine. Los dos quieren ser otra cosa, uno para escaparse de la cárcel y el otro para escaparse de la cárcel de su vida. Uno está privado de todo y el otro parece que tiene todo pero se siente vacío. Entonces ir viendo situaciones similares en las vidas de los dos, sin saber quién sueña o fantasea con quién, hasta que los dos mueren, y vos nunca supiste de quién hablaba la película, y quién fue el que logró proyectarse en otra vida, ¿entendés?
–Creo que sí, pero… es medio difícil, ¿no? Digo… eso de confundir al espectador con un mismo actor y dos vidas y no saber quién es quién…
–Bueno, la cosa se resolvería desde lo técnico, o sea, encuadres, planos, etc. Cortes en el relato. Paralelismos que quedan a cargo del lector del guión, del espectador del corto.
–¿Y por qué no contar una única historia, lineal, y listo?
–¡Porque no quiero! La cosa estaría no tanto en qué cuento sino en cómo lo cuento. Si lo pensás, la anécdota que te resumí sería trivial, común… El tema es cómo la presentás y la resolvés.
–Bueno, la vida es trivial, la vida de las personas comunes, que son tu público, es una vida bastante común y monótona…
–Sí, pero todos nos deslumbramos cuando las cosas comunes nos pasan de un modo extra-ordinario, ¿entendés Leo?
-O sea que vos querés filmar un cuelgue con tus destrezas de cineasta, antes que contar la historia…
–Si lo decir de ese modo tan choto…
–No te enojes… Mirá lo que conseguí para inspirarnos y escribir…
–¡No! Si fumamos vamos a terminar culo para arriba… y yo tengo que escribir sí o sí hoy… ¡No lo enciendas te digo!
–Ahhh, está rico…
–Bueno, nada más que una seca eh
Los tipos tendrían que aparecer de a poco en la pantalla… Sí, acercándose la cámara, ¿no? La cámara podría venir caminando, se podría ver una cámara con patas que se acerca. Eso nunca se vio… Dale, che, ahora me estoy concentrando… Tendría que verse de a poco, podría ser que se vaya acercando la cámara, que al principio esté todo negro y termine con los dos, uno en la cárcel y el otro filmando una peli… ¿Anoto?... ¿Tenés ganas de hacer alguna otra cosita? Mmmmm, mejor anoto… Je, arrugaste… ¡Con vos no se puede fumar!... Y con vos no se puede… esteh… Dale, galán de cine… Bueno, sigo, después no vengas a pedir nada eh, hoy el sex symbol escribe… Bueno, sex symbol, copáte… Ahí podría cambiar drásticamente o sea, ver a los dos y cortar abruptamente… Y que después empiece la vida de uno, ¿no? Sí, qué sé yo… Pero antes hay que encuadrar mejor la historia… ¿O sea?... Se mueve todo… Ja ja, ya estás de la cabeza, ¿no? No tendríamos que haber fumado… Estaba bueno el fasito… Sí, pero… Bueno, ¿a qué te referís con encuadrar? Y… que hay que presentar, definir mejor los personajes, el problema… ¿O sea?... No sé, tedría que terminar esa escena con la voz, la misma voz, que es la del personaje multiplicado, diciendo que quiere ser… y ahí se superponga la voz, así dice que quiere ser un preso peligroso, y que quiere ser un director de cine, ¿entendés?... Ajá, y alguna celda, o quilombo de cárcel de fondo… Sí, algo así… Y ahí sí, después, empezás con la historia de los personajes… ¿Pero cómo contarlas, de a una? ¿Mezclándolas? ¿En dos partes de la pantalla?… No, eso sería un embole… Sí, mejor mezclándolas… Y que les vayan pasando cosas paralelas… ¿Cómo qué?... Y, en una cárcel hay bardo, pelea, si no te cuidás te violan, te matan… Y, pero… ¿al director de cine por qué lo van a violar y matar?... Bueno, otro tipo de violencia, de violación… Podría pelearse con su productor, que es un mafioso… ¡Sofovich!... Jaja, dale… Jaja, ¡sí! ¡Que actúe Sofovich!... Sí, y Menem, dale… Bueno, pero lo del productor podría ser... Sí, podría ser… Y que lo mande a matar… Y también que al preso lo violen y él se re enfieste con unas minas de la farándula… La clásica del cásting… Yo voy a hacer la selección de las actrices para este corto… ¡Ni lo sueñes, de eso me encargo yo! ¡No no no!... ¡Sí sí sí!... ¿Celos?... Ni ahí… Bueno, entonces el casting lo hago yo… No me hagas reír… Sigamos, dale ¿podés ponerte las pilas por favor? … Y bueno, qué falta? Y… resolver la historia… Mmmmmm… Mmmmmm… Mejor al principio que no aparezcan los dos personajes, así confunde más: una voz, una imagen… Bueno, pero en algún momento hay que mostrar que son dos, para que quede claro que alguien soñó a alguien, pero sin saber quién a quién… No hace falta que sea un sueño, vidas paralelas… Lo que sea, si no lo hacés al principio tenés que hacerlo al final… ¿Vos creés en las vidas paralelas?... ¡Qué cuelgue! ¡Mirá lo que preguntás… te pegó re mal, ¿no?... No, te digo en serio… ¿A qué te referís?... No sé, a que hay otra persona que vive tu vida en otro lugar, o la contrapartida de tu vida… Como en Lejana, de Cortázar, ¿no?... Sí, también en Borges, qué sé yo… Es algo ya re usado, pero la onda es cómo lo contás… ¿Y vos serías la otra parte de mi vida, por ejemplo?... Tendría que vivir en otro lado, no conocernos, esa es siempre la idea… Siempre se cruzan, vos y yo ya nos cruzamos… Sí, pero siempre se mueren, o se dominan, o algo así… Bueno, ent0nces mejor no.. Pero si me muero ojito con andar acostándote con mi otro yo, eh… Ufa, dale, sigamos…
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viernes, 28 de marzo de 2008
Planificación por proyectos: aportes para su construcción
1 Respuestas/comentarios Publicado por Esteban Cid a las 10:37• La planificación de la tarea áulica supone la previsión coherente de los diferentes aspectos de la propuesta docente • Entre los diferentes modelos de planificación, en este documento analizamos y ofrecemos pautas para la construcción de proyectos didácticos de aula • Ofrecemos a continuación un resumen de la introducción del trabajo
La planificación docente es la articulación de objetivos educativos, contenidos, actividades, tiempos, etc., en una o más hipótesis de trabajo áulico. La palabra planificación ofrece, semánticamente, un doble juego que suele ser resuelto de modo diferente por cada docente. El diccionario nos diría la conocida formulación “acción y efecto de planificar”, puesto que se trata de un sustantivo deverbal. En la práctica docente, el proceso de planificar suele ser considerado como algo tedioso, un arcano solitario que nos resta nuestro escaso tiempo personal. Todo docente, lo sabemos, planifica (más, o menos) sus clases, sus trimestres, su año. Es cierto que muchas veces, por “oficio”, las clases son una rutina de actividades previas y actividades posteriores que se secuencian de ese modo por lógica epistemológica y por tradición. Es imposible pensar que, a principios de año, un docente está en condiciones de programar todas y cada una de sus clases. El problema del abismo entre lo que se planifica y lo que se hace radica, así, no tanto en que existan esos implícitos en la enunciación, sino en que éstos sean repuestos a partir de rutinas previas, una praxis acrítica que preexiste y se superpone a la mejor planificación en papeles.
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jueves, 27 de marzo de 2008
De nuevo el tema agrario y la torta • Cuestiones de orden político (dejemos por un rato los órdenes del discurso) • Pido perdón si sale largo: sucede que quiero "volcar" mi pensamiento en la escritura y ordenarlo
Argentina, potencia
Los latifundistas que fundaron este país, allá por el siglo XIX, se sintieron siempre los dueños de todo: dueños materiales y simbólicos, por tener la tierra y por tener el apellido forjado en la bosta de esa tierra. La crisis de 1930 y las coyunturas de las dos guerras septentrionales (nunca entendí por qué han de ser denominadas mundiales) permitieron un tibio desarrollo de manufacturas, de industria, sobre la base de la agricultura y la ganadería. Orgullosos funcionarios de la oligarquía que aseveraban, voz bien estridente, que éramos la mejor joya del Imperio Británico, o que éramos el granero del mundo, favorecían la diversificación de la renta entre el grupete de gente distinguida. El resto, todo el resto, a ver los fastos de la fiesta soñando con somníferos al estilo Cenicienta, que siempre funcionaron en diversas modalidades y épocas.
La militancia y el trabajo de base de socialistas y anarquistas pugnó, en esta etapa preperonista, por la conciencia de clase, es decir, por la desnaturalización de la relación opresor-oprimido, y la lucha de clase para revertir o invertir esta relación. El radicalismo, con Alem e Yirigoyen, supuso -haciendo un parangón con la Revolución Francesa- un ajuste de cuentas de corte liberal frente al poder concentrado de la oligarquía terrateniente, por parte de las pequeñas burguesías urbanas que patalearon por poder meter un poco más el hocico en el manejo de la cosa pública, constituyendo lo que hoy denominaríamos una clase media, es decir, esa clase híbrida que no tenía (ni tiene) los medios de producción pero tampoco se siente, se reconoce, como parte del oprimido, y por eso busca lograr, al menos, los derechos civiles de los de arriba, participar en los circuitos económicos secundarios de esa oligarquía, y que se acote bien acotadito a los de abajo, nativos o inmigrantes, politizados o independientes.
Desde el Perón de 1946, y especialmente con Eva Duarte, su esposa, cierta línea de continuidad de ese radicalismo popular se amalgamó con una visión de anticuerpo para la amenaza anarco-socialista: a la idea de conciencia de clase se superpuso otra mucho más sencilla de, podríamos decir, visibilización de la clase, es decir, hacer emerger al oprimido en los espacios sociales, en la legislación, en el discurso, en lo simbólico, logrando, en el mejor de los casos, esa añorada movilidad social, la idea de que es posible pasar a ser clase media sin más lucha que la individual y la ayudita del Estado, el híbrido que busca no ser de un lado y no puede ser del otro. Esta visibilización, reformulada de ciertas modalidades fascistas en auge entonces, supuso, por ejemplo, la famosa conquista de la Plaza de Mayo: el aluvión zoológico -se dijo así- de cabecitas negras que se mojaban las patas en la fuente el 17 de octubre del '45. Esta visibilización no produjo toma de conciencia, lucha de clases, porque ahí estaba el punto central de la diferencia y de la neutralización, del anticuerpo: podrá valorarse positiva o negativamente el hecho de que ese peronismo haya logrado inéditos niveles de participación del obrero en la renta, el PBI per cápita, etc., pero lo cierto es que eso no solo no fue de la mano del programa anarquista-socialista sino que lo anuló en términos políticos: la transversalidad y el aparato que fagocita no es un invento K...
Sí provocó, es indudable, un doble sentimiento de repulsión: la oligarquía que vio que el Teatro Colón, que la av. Alvear, etc., empezaban a ser transitados por esas sirvientitas ahora visibles, sus novios-operarios igualmente visibles, y sus hijos, se sintió acorralada, circunscripta, acotada desde lo simbólico (Casa tomada de Cortázar, digamos). Y tuvo que aflojar un poco de guita. Nada más que eso. En términos históricos, visto desde hoy y desde su perspectiva, fue lo mejor que pudo pasarles, porque no puso en discusión la verdadera naturaleza de la explotación. Pero se sabe que el que se acostumbró a tener todo no se preocupa por la minucia histórica, sino por no dar ahora la moneda, quizás porque se siente íntimamente convencido de que a la larga todo es y seguirá siendo suyo, y que si hoy tiene que darla mañana se la recupera y con creces. No olvidemos que están acostumbrados desde antes del feudalismo, desde el comienzo de los tiempos, a llevar la sartén por el mango. Esta buena gente es la que, a partir de una anécdota mediática, comenzó a ser denominada desde 1955 como gorila.
La repulsión del proletario, en el explotado, fue de otro orden: no fue visceral, porque no la sostuvo la conciencia de clases: apenas fue revancha, fue ese típico gaste que uno de Ríver le hace a uno de Boca cuando éstos pierden el partido. Fue algo así como "mirá cómo camino ahora por tu av. Alvear, no sé bien para qué, pero mirá cómo camino". Fue también una nueva santificación, la nueva deificación de los ídolos de las grandes masas, un nuevo patronato, como antes lo habían sido las damas de sociedad. Después del '55 será otra historia, se forjará una conciencia, no de clase sino política, y fue políticamente (y no desde convicción sociológico-ideológica) como se equiparó peronismo con obrero, con pobre, con pueblo, en una militancia que luchó contra una proscripción política, pero que tuvo que esperar hasta los '70 para pensar, nuevamente, la historia en términos de clases sociales y explotación.
La cuestión fue cómo reducir poco a poco esos espacios (materiales y simbólicos) que el proletario había avasallado. Tímidamente desde 1955, con furia y muerte desde 1976, la reconquista de esos espacios fue la tarea central de esa oligarquía terrateniente. Pero la situación actual no es la misma:
1) toda la militancia que en los '70 podría equipararse a la militancia anarquista y socialista de principios de siglo, fue chupada. El error de principios de siglo fue corregido: todo lo que no se logró con la Ley de Residencia, las persecuciones, la picana de Lugones (h), fue perfeccionado en un plan sistemático de asesinatos que son conocidos como desapariciones forzadas. Los '90 no tuvieron una base de militancia, cuestionamiento, lucha ideológica sino que se fundaron en una elipsis anterior, un silenciamiento por el terror.
2) la polarización explotador/explotado, que en los principios del siglo XX era nítida y actuaba como condición de posibilidad objetiva para el semillero anarquista y socialista, cedió paso a una trama compleja de ascensos y descensos en esa movilidad que provocó el peronismo de los '40: el que subió se olvidó de lo que había sido (y no quería volver a serlo) y el que cayó pensaba más en volver a subir que en pelearla desde abajo (por supuesto, siempre hablando en términos genéricos: siempre habrá, por suerte, casos particulares para contraejemplificar)
3) el contexto internacional (y el modo como se relacionó el país con ese contexto desde 1955, o antes) ensayó con éxito el repliegue de las oligarquías conservadoras al poder; en nuestro caso particular, cooptando en los '90 el peronismo y vaciándolo de ese sentido de identidad de clase (política) que se había construido en los '50 y '70, estimulando entonces ya no planes de genocidio y desarticulación social desde lo represivo-(para)militar sino desde lo represivo-económico
4) La composición misma de la oligarquía tradicional se diversificó, fuera por los tímidos conatos industrialistas, fuera por las nuevas relaciones de cierta clase media con el Estado en los últimos 50 años
¿Y hoy qué (h)onda?
Durante el sultanato de los '90, hubo miltancia en contra. No estoy pensando en Bordón-Álvarez del '95, por supus, porque eso ni siquiera fue contradiscurso. Hubo piquetes, señores piquetes, de los que -pauperizados por la indignidad y el desempleo- salieron a cortar rutas: primero alrededor de ex centros productivos, luego en todos lados. El común de estos casos era que esos caídos del sistema salían a reclamar ser incluidos. En muchos casos, la alternativa que se pidió o se dio fue el plan, algún tipo de dádiva o prevenda estatal. En otros, quizás los menos -o al menos, los que emergieron menos en términos de alternativa revolucionaria- la opción fue cooperativizarse, apropiarse de los medios de producción: incluirse en un microsistema por fuera del sistema que los excluyó. Juzgar cuál de las dos alternativas es más ética, es mejor, etc., desde la encorsetada mirada de clase-media-que-no-se-cayó sería tan ridículo como impugnar que el beso esquimal sea con las narices y no con un buen par de lengüetazos: como diría Jauretche, es esperar que la cabeza se acomode al sombrero en lugar de buscar un sombrero del talle de la cabeza. Desde el lugar del que trabaja, mal o bien, precarizado o no, responder que la alternativa para el que fue despojado de trabajo (y todo lo demás) es que de una buena vez deje de haraganear y trabaje, es como decirle a un enfermo terminal de cáncer que de una buena vez se ponga las pilas y deje de tener cáncer. La sempiterna clase media del menemato osciló entre los viajes al exterior, el oasis de la tecnología de punta que se vino con la modernización global, y el temor a caer, a ser eso que la clase media no quiere ser, justo en el momento cuando más que nunca la ilusión del viaje a Europa en cuotas acercaba a la vuelta de la esquina la ilusión de estatus.
Sin embargo, un buen día, piquete y cacerola la lucha es una sola. El temor a estar transitando el último borde antes del abismo hizo que la clase media saliera a las calles y acompañara a esos que nunca quiso ser. Digámoslo claramente: aun en ese momento la oligarquía hizo negocio, pesificó deudas contraídas previamente en dólares contantes y sonantes, que se fugaron un par de días antes del corralito/corralón, y que volvieron un par de días después, para comprar en una economía deprimida, con moneda que valía tres veces más, y mercancías que valían menos que tres veces menos. Sin embargo, en cuanto hubo un atisbo de que este peligro no ocurriría, desapareció esa clase media de la lucha, López Murphi pareció una muy buena opción y se fotografió en el podio en 2003, y el consumo y la sensación de estar adentro les hizo volver la sangre a las venas a los medios pelos de la sociedad. E incluso a muchos de los que se habían caído, y que tenían por anhelo volver, costara lo que costara. El militante que optó por la prebenda se encontró feliz de que le ofrecieran alguna subsecretaría, algún plan, alguna cosilla, y el que la peleó por el lado de la colectivización la vio mejorar tibiamente, quizás, y con eso le alcanzó por el momento, porque reconstruir una conciencia de clase, sesenta o más años después de haberla adormecido, es una tarea bastante difícil, mucho más compleja que creer que votando a Cristina se arreglan los problemas.
Es así como llegamos al día de hoy, con un gobierno típicamente peronista, en el sentido como analizábamos más arriba: dar un poco, pelear un toque el tamaño de la porción de la renta, gesticular por izquierda y actuar por derecha, para seguir aletargando la desnaturalización de la explotación. Un gobierno formado por cierta oligarquía medio pelo (¿o alguien cree que los K son clase media?), nuevos ricos, burguesía nacida al calor de los negocios con el Estado, alianza compleja entre ciertos sectores de esa oligarquía y ciertos sectores de esa burguesía, que busca tirar el caracú con carne a las masas para quedarse, una vez más, y siempre, con el lomo. Entonces, si estamos en alianza, ¿por qué a mí las cacerolas?, trina que trina la señora Cristina.
Piquete y cacerola, la soja es una sola
Las clases medias urbanas surgieron, acá y en otros lados, como un recorte social autoconstruido que reclamó por derechos que los diferenciaran del proletario. Ni en la Revolución Francesa ni acá, el ciudadano fue cualquier persona, ni se peleó para que fueran todos ciudadanos. La pequeña burguesía urbana se visualizó a sí misma como el jamón del medio, la mediadora entre el explotador y explotado, sea en administación burocrática, sea en servicios (educación, salud), en términos represivos (policía, fuerzas armadas) o, modernamente, en términos religiosos (tradicionalmente, cura fue siempre cualquiera de los hijos de la aristocracia, con excepción del primero, por eso del primogénito y la herencia) Autoinstituirse como el mediador, entre el que quiero ser y no puedo y el que casi podría ser pero no quiero, supone que uno de los dos polos es necesario pero odioso, y el otro es necesario y loable, deseable: defendible. Para las rancias aristocracias, el chorro puede ser cualquiera, incluso uno de ellos mismos, por aquello de que el ladrón conoce a los de su condición; para las clases medias, los chorros son casi indefectiblemente, los negros.
Si al negro (pobre, cabeza, chorro, peronista, o como se lo llame) le tocan un poco más el orto, no pasa nada, por una especie de naturalización inexorable: pobres siempre va a haber (barrenderos y peones de campo siempre vamos a tener). Si al negro lo exprimen un poco más es soberano acto de justicia, porque el negro nació para ser explotado yas que no tiene más que la fuerza de su trabajo y ésta es trabajo-para otros (porque los derechos que la pequeña burguesía reclama, los reclama para sí, tácita o explícitamente: desde el matrimonio homosexual hasta que las tarjetas de crédito cobren menores tasas, estamos hablando de cuestiones de un mundo-otro, un mundo cuya escala de valores no tiene nada que ver con el mundo del explotado) El negro siempre molesta, siempre resulta espejo, y cuando se visibiliza, las clases medias se crispan. Cosa muy distinta es cuando se visibiliza la gente como uno. Gente de campo, por ejemplo.
Sin saber bien por qué, un martes la presidenta habló y las cacerolas cocinaron un sofisticado plato. Algunos tronaban el escarmiento por solidaridad con el campo, otros por la inseguridad y andá a saber, quizás algunos por esnobismo. Al campo le están metiendo la mano y eso es intolerable, decían o pensaban. El campo no es un grupo homogéneo, ya lo charlamos. Al campo no le meten nada que no quiera, o al menos se lo hacen con lubricante y respeto. Veamos:
1) venden productos con nada o poco de valor agregado, o sea, un peón alcanza para sembrar y cosechar de sol a sol: no hay mano de obra intensiva ni industrialización fuerte.
2) venden a precios internacionales, liquidando con divisas artificialmente altas sostenidas por todos nosotros/as. Vendian, digamos, 100 semillas, hace un año, a 100U$S; ahora, con el alza internacional, las venden a 150 U$S. Los precios internos y los costos no subieron a ese ritmo (la inflación no fue tanta) y la subida de costos en dólares acompañó ese incremento (hay inflación en dólares en todo el mundo). Por otra parte, el alza interna se amortigua con la apreciación, leve pero constante, de la cotización de la divisa en el mercado local (el dolar en Argentina no estaba, hace un año, 3.20$ como ahora)
3) Se aplicaban hace un año retenciones de 35% sobre la venta, es decir, el Estado se quedaba con U$S 35 por cada 100 U$S. El quilombo empezó por la suba a 44%, pero 44% de 150 U$S es 66 U$S (en nuestro hipotético ejemplo, pero la proporción es lo que cuenta), o sea que antes ganaban U$S 75 y ahora ganan, con más retenciones, U$S 86.
4) Tuvieron y tienen exenciones de todo tipo, que no tienen otros sectores. Esto, que nadie dice, marca claramente la alianza. Sólo por hablar de lo mío, como siempre, para no meter la pata, afirmo: en términos bien puramente económicos, bien de derecha, lo más importante para un país se produce en la educación. En el discurso, lo declaman todos. Sin embargo, al campo y no a los docentes se le subsidia el combustible, el flete, impuestos provinciales y municipales, etc. Ni a las PyME, ni a las cooperativas: al campo.
5) El campo decidió parar 20 días, lo cual implicó un me cago en lo que comas, implicó cortar rutas, con muertos incluidos. Dependiendo del cristal con que se mire, esto fue justo, soberano, el pueblo en las calles, y basta de injusticia dirigista. Antes, cuando estaban y protestaban los negros, era una situación intolerable y un relajamiento del estado de derecho. También implicó hordas mercenarias de grupos de choque en la Plaza y otros lugares. Entre otros, Mariano Grondona, activo militante de la juventud universitaria católica en 1955 (un grupo de choque gorila que atacaba a negros peronistas por el solo hecho de serlo), pataleó por la plaza y las piñas de D'Elía.
Muy pocos de los que se expresaron en el cacerolacito de ese martes tenía en claro nada. Era solidaridad individual ciega, con un grupo de productores agropecuarios que siempre actuaron por su cuenta, también individualmente. Jamás les calentó nada de lo que pasaba más abajo, pero cuando tuvieron que extorsionar lo hicieron con aquellos métodos que, en ellos, visten tan bien. No es lo mismo un pequeño productor que uno grande, eso es indudable. Un multinacional que un nacional. Un sojero que un triguero. Pero que hayan venido haciendo la suya, ganándola por su cuenta, subfacturando la venta, sacando compensaciones y demases, sin asociarse, sin agremiarse, sin cooperativizarse, no es sino la marca de su orillo. Ahora se quejan del grande y piden tratamiento diferenciado. Ahora recuerdan cómo, en el grito de Alcorta, los arrendatarios minifundistas se plantaron ante los latifundistas y arrancaron rebajas en alquileres y otras yerbas. Y ahora, sin embargo, venden la creencia de que el gran problema está en el Estado, y no en el latifundista que maneja a su antojo precios y condiciones. El Estado, muchachos, siempre estuvo de su lado.
El problema no es el de las retenciones: retener parte de esas ganancias extraordinarias, basadas en el paraguas que ofrece vender a un dólar que sólo acá está tan alto, es acto de estricta justicia. Que esa guita no llega a donde tiene que llegar, ni redistribuye, que coopta, que compra votos y voluntades, también es estrictamente cierto. Que el Estado podría fomentar con esa guita emprendimientos colectivos, en tierras no sembradas (propias o privadas), y vender eso en el mercado interno a precios de mercado interno, y cobrar altísimas retenciones a la exportación; que el Estado tendría que regular cómo y dónde se siembra, y quién; que en doscientos años de ser el granero del mundo no redundó en que nunca, jamás, toda la población tuviera al menos la panza llena; que estamos gobernados por un opio que esconde la explotación atrás del nuevo celular: todo eso tendría que haber sido pedido, exigido, gritado en un cacerolazo.
Ahora resulta que asusta ver las divisiones, ver las antinomias, ver la polarización, como si alguna vez hubiera estado resuelto el abismo. Apurado, te diría: estoy con el gobierno. Pero apurado no sirve. La polarización existió, existe y existirá, al menos por los próximos cuatro años, porque es funcional. Ahora resulta que la cosa es algo así como peronistas versus la ciudad y el campo. Y es una ficción, como toda polarizacón creada por el marketing. Como la famosa Stones versus Beatles, que todos sabemos que fue un invento: la verdadera y única siempre fue Rolling vs. Stones.
Los latifundistas que fundaron este país, allá por el siglo XIX, se sintieron siempre los dueños de todo: dueños materiales y simbólicos, por tener la tierra y por tener el apellido forjado en la bosta de esa tierra. La crisis de 1930 y las coyunturas de las dos guerras septentrionales (nunca entendí por qué han de ser denominadas mundiales) permitieron un tibio desarrollo de manufacturas, de industria, sobre la base de la agricultura y la ganadería. Orgullosos funcionarios de la oligarquía que aseveraban, voz bien estridente, que éramos la mejor joya del Imperio Británico, o que éramos el granero del mundo, favorecían la diversificación de la renta entre el grupete de gente distinguida. El resto, todo el resto, a ver los fastos de la fiesta soñando con somníferos al estilo Cenicienta, que siempre funcionaron en diversas modalidades y épocas.
La militancia y el trabajo de base de socialistas y anarquistas pugnó, en esta etapa preperonista, por la conciencia de clase, es decir, por la desnaturalización de la relación opresor-oprimido, y la lucha de clase para revertir o invertir esta relación. El radicalismo, con Alem e Yirigoyen, supuso -haciendo un parangón con la Revolución Francesa- un ajuste de cuentas de corte liberal frente al poder concentrado de la oligarquía terrateniente, por parte de las pequeñas burguesías urbanas que patalearon por poder meter un poco más el hocico en el manejo de la cosa pública, constituyendo lo que hoy denominaríamos una clase media, es decir, esa clase híbrida que no tenía (ni tiene) los medios de producción pero tampoco se siente, se reconoce, como parte del oprimido, y por eso busca lograr, al menos, los derechos civiles de los de arriba, participar en los circuitos económicos secundarios de esa oligarquía, y que se acote bien acotadito a los de abajo, nativos o inmigrantes, politizados o independientes.
Desde el Perón de 1946, y especialmente con Eva Duarte, su esposa, cierta línea de continuidad de ese radicalismo popular se amalgamó con una visión de anticuerpo para la amenaza anarco-socialista: a la idea de conciencia de clase se superpuso otra mucho más sencilla de, podríamos decir, visibilización de la clase, es decir, hacer emerger al oprimido en los espacios sociales, en la legislación, en el discurso, en lo simbólico, logrando, en el mejor de los casos, esa añorada movilidad social, la idea de que es posible pasar a ser clase media sin más lucha que la individual y la ayudita del Estado, el híbrido que busca no ser de un lado y no puede ser del otro. Esta visibilización, reformulada de ciertas modalidades fascistas en auge entonces, supuso, por ejemplo, la famosa conquista de la Plaza de Mayo: el aluvión zoológico -se dijo así- de cabecitas negras que se mojaban las patas en la fuente el 17 de octubre del '45. Esta visibilización no produjo toma de conciencia, lucha de clases, porque ahí estaba el punto central de la diferencia y de la neutralización, del anticuerpo: podrá valorarse positiva o negativamente el hecho de que ese peronismo haya logrado inéditos niveles de participación del obrero en la renta, el PBI per cápita, etc., pero lo cierto es que eso no solo no fue de la mano del programa anarquista-socialista sino que lo anuló en términos políticos: la transversalidad y el aparato que fagocita no es un invento K...
Sí provocó, es indudable, un doble sentimiento de repulsión: la oligarquía que vio que el Teatro Colón, que la av. Alvear, etc., empezaban a ser transitados por esas sirvientitas ahora visibles, sus novios-operarios igualmente visibles, y sus hijos, se sintió acorralada, circunscripta, acotada desde lo simbólico (Casa tomada de Cortázar, digamos). Y tuvo que aflojar un poco de guita. Nada más que eso. En términos históricos, visto desde hoy y desde su perspectiva, fue lo mejor que pudo pasarles, porque no puso en discusión la verdadera naturaleza de la explotación. Pero se sabe que el que se acostumbró a tener todo no se preocupa por la minucia histórica, sino por no dar ahora la moneda, quizás porque se siente íntimamente convencido de que a la larga todo es y seguirá siendo suyo, y que si hoy tiene que darla mañana se la recupera y con creces. No olvidemos que están acostumbrados desde antes del feudalismo, desde el comienzo de los tiempos, a llevar la sartén por el mango. Esta buena gente es la que, a partir de una anécdota mediática, comenzó a ser denominada desde 1955 como gorila.
La repulsión del proletario, en el explotado, fue de otro orden: no fue visceral, porque no la sostuvo la conciencia de clases: apenas fue revancha, fue ese típico gaste que uno de Ríver le hace a uno de Boca cuando éstos pierden el partido. Fue algo así como "mirá cómo camino ahora por tu av. Alvear, no sé bien para qué, pero mirá cómo camino". Fue también una nueva santificación, la nueva deificación de los ídolos de las grandes masas, un nuevo patronato, como antes lo habían sido las damas de sociedad. Después del '55 será otra historia, se forjará una conciencia, no de clase sino política, y fue políticamente (y no desde convicción sociológico-ideológica) como se equiparó peronismo con obrero, con pobre, con pueblo, en una militancia que luchó contra una proscripción política, pero que tuvo que esperar hasta los '70 para pensar, nuevamente, la historia en términos de clases sociales y explotación.
La cuestión fue cómo reducir poco a poco esos espacios (materiales y simbólicos) que el proletario había avasallado. Tímidamente desde 1955, con furia y muerte desde 1976, la reconquista de esos espacios fue la tarea central de esa oligarquía terrateniente. Pero la situación actual no es la misma:
1) toda la militancia que en los '70 podría equipararse a la militancia anarquista y socialista de principios de siglo, fue chupada. El error de principios de siglo fue corregido: todo lo que no se logró con la Ley de Residencia, las persecuciones, la picana de Lugones (h), fue perfeccionado en un plan sistemático de asesinatos que son conocidos como desapariciones forzadas. Los '90 no tuvieron una base de militancia, cuestionamiento, lucha ideológica sino que se fundaron en una elipsis anterior, un silenciamiento por el terror.
2) la polarización explotador/explotado, que en los principios del siglo XX era nítida y actuaba como condición de posibilidad objetiva para el semillero anarquista y socialista, cedió paso a una trama compleja de ascensos y descensos en esa movilidad que provocó el peronismo de los '40: el que subió se olvidó de lo que había sido (y no quería volver a serlo) y el que cayó pensaba más en volver a subir que en pelearla desde abajo (por supuesto, siempre hablando en términos genéricos: siempre habrá, por suerte, casos particulares para contraejemplificar)
3) el contexto internacional (y el modo como se relacionó el país con ese contexto desde 1955, o antes) ensayó con éxito el repliegue de las oligarquías conservadoras al poder; en nuestro caso particular, cooptando en los '90 el peronismo y vaciándolo de ese sentido de identidad de clase (política) que se había construido en los '50 y '70, estimulando entonces ya no planes de genocidio y desarticulación social desde lo represivo-(para)militar sino desde lo represivo-económico
4) La composición misma de la oligarquía tradicional se diversificó, fuera por los tímidos conatos industrialistas, fuera por las nuevas relaciones de cierta clase media con el Estado en los últimos 50 años
¿Y hoy qué (h)onda?
Durante el sultanato de los '90, hubo miltancia en contra. No estoy pensando en Bordón-Álvarez del '95, por supus, porque eso ni siquiera fue contradiscurso. Hubo piquetes, señores piquetes, de los que -pauperizados por la indignidad y el desempleo- salieron a cortar rutas: primero alrededor de ex centros productivos, luego en todos lados. El común de estos casos era que esos caídos del sistema salían a reclamar ser incluidos. En muchos casos, la alternativa que se pidió o se dio fue el plan, algún tipo de dádiva o prevenda estatal. En otros, quizás los menos -o al menos, los que emergieron menos en términos de alternativa revolucionaria- la opción fue cooperativizarse, apropiarse de los medios de producción: incluirse en un microsistema por fuera del sistema que los excluyó. Juzgar cuál de las dos alternativas es más ética, es mejor, etc., desde la encorsetada mirada de clase-media-que-no-se-cayó sería tan ridículo como impugnar que el beso esquimal sea con las narices y no con un buen par de lengüetazos: como diría Jauretche, es esperar que la cabeza se acomode al sombrero en lugar de buscar un sombrero del talle de la cabeza. Desde el lugar del que trabaja, mal o bien, precarizado o no, responder que la alternativa para el que fue despojado de trabajo (y todo lo demás) es que de una buena vez deje de haraganear y trabaje, es como decirle a un enfermo terminal de cáncer que de una buena vez se ponga las pilas y deje de tener cáncer. La sempiterna clase media del menemato osciló entre los viajes al exterior, el oasis de la tecnología de punta que se vino con la modernización global, y el temor a caer, a ser eso que la clase media no quiere ser, justo en el momento cuando más que nunca la ilusión del viaje a Europa en cuotas acercaba a la vuelta de la esquina la ilusión de estatus.
Sin embargo, un buen día, piquete y cacerola la lucha es una sola. El temor a estar transitando el último borde antes del abismo hizo que la clase media saliera a las calles y acompañara a esos que nunca quiso ser. Digámoslo claramente: aun en ese momento la oligarquía hizo negocio, pesificó deudas contraídas previamente en dólares contantes y sonantes, que se fugaron un par de días antes del corralito/corralón, y que volvieron un par de días después, para comprar en una economía deprimida, con moneda que valía tres veces más, y mercancías que valían menos que tres veces menos. Sin embargo, en cuanto hubo un atisbo de que este peligro no ocurriría, desapareció esa clase media de la lucha, López Murphi pareció una muy buena opción y se fotografió en el podio en 2003, y el consumo y la sensación de estar adentro les hizo volver la sangre a las venas a los medios pelos de la sociedad. E incluso a muchos de los que se habían caído, y que tenían por anhelo volver, costara lo que costara. El militante que optó por la prebenda se encontró feliz de que le ofrecieran alguna subsecretaría, algún plan, alguna cosilla, y el que la peleó por el lado de la colectivización la vio mejorar tibiamente, quizás, y con eso le alcanzó por el momento, porque reconstruir una conciencia de clase, sesenta o más años después de haberla adormecido, es una tarea bastante difícil, mucho más compleja que creer que votando a Cristina se arreglan los problemas.
Es así como llegamos al día de hoy, con un gobierno típicamente peronista, en el sentido como analizábamos más arriba: dar un poco, pelear un toque el tamaño de la porción de la renta, gesticular por izquierda y actuar por derecha, para seguir aletargando la desnaturalización de la explotación. Un gobierno formado por cierta oligarquía medio pelo (¿o alguien cree que los K son clase media?), nuevos ricos, burguesía nacida al calor de los negocios con el Estado, alianza compleja entre ciertos sectores de esa oligarquía y ciertos sectores de esa burguesía, que busca tirar el caracú con carne a las masas para quedarse, una vez más, y siempre, con el lomo. Entonces, si estamos en alianza, ¿por qué a mí las cacerolas?, trina que trina la señora Cristina.
Piquete y cacerola, la soja es una sola
Las clases medias urbanas surgieron, acá y en otros lados, como un recorte social autoconstruido que reclamó por derechos que los diferenciaran del proletario. Ni en la Revolución Francesa ni acá, el ciudadano fue cualquier persona, ni se peleó para que fueran todos ciudadanos. La pequeña burguesía urbana se visualizó a sí misma como el jamón del medio, la mediadora entre el explotador y explotado, sea en administación burocrática, sea en servicios (educación, salud), en términos represivos (policía, fuerzas armadas) o, modernamente, en términos religiosos (tradicionalmente, cura fue siempre cualquiera de los hijos de la aristocracia, con excepción del primero, por eso del primogénito y la herencia) Autoinstituirse como el mediador, entre el que quiero ser y no puedo y el que casi podría ser pero no quiero, supone que uno de los dos polos es necesario pero odioso, y el otro es necesario y loable, deseable: defendible. Para las rancias aristocracias, el chorro puede ser cualquiera, incluso uno de ellos mismos, por aquello de que el ladrón conoce a los de su condición; para las clases medias, los chorros son casi indefectiblemente, los negros.
Si al negro (pobre, cabeza, chorro, peronista, o como se lo llame) le tocan un poco más el orto, no pasa nada, por una especie de naturalización inexorable: pobres siempre va a haber (barrenderos y peones de campo siempre vamos a tener). Si al negro lo exprimen un poco más es soberano acto de justicia, porque el negro nació para ser explotado yas que no tiene más que la fuerza de su trabajo y ésta es trabajo-para otros (porque los derechos que la pequeña burguesía reclama, los reclama para sí, tácita o explícitamente: desde el matrimonio homosexual hasta que las tarjetas de crédito cobren menores tasas, estamos hablando de cuestiones de un mundo-otro, un mundo cuya escala de valores no tiene nada que ver con el mundo del explotado) El negro siempre molesta, siempre resulta espejo, y cuando se visibiliza, las clases medias se crispan. Cosa muy distinta es cuando se visibiliza la gente como uno. Gente de campo, por ejemplo.
Sin saber bien por qué, un martes la presidenta habló y las cacerolas cocinaron un sofisticado plato. Algunos tronaban el escarmiento por solidaridad con el campo, otros por la inseguridad y andá a saber, quizás algunos por esnobismo. Al campo le están metiendo la mano y eso es intolerable, decían o pensaban. El campo no es un grupo homogéneo, ya lo charlamos. Al campo no le meten nada que no quiera, o al menos se lo hacen con lubricante y respeto. Veamos:
1) venden productos con nada o poco de valor agregado, o sea, un peón alcanza para sembrar y cosechar de sol a sol: no hay mano de obra intensiva ni industrialización fuerte.
2) venden a precios internacionales, liquidando con divisas artificialmente altas sostenidas por todos nosotros/as. Vendian, digamos, 100 semillas, hace un año, a 100U$S; ahora, con el alza internacional, las venden a 150 U$S. Los precios internos y los costos no subieron a ese ritmo (la inflación no fue tanta) y la subida de costos en dólares acompañó ese incremento (hay inflación en dólares en todo el mundo). Por otra parte, el alza interna se amortigua con la apreciación, leve pero constante, de la cotización de la divisa en el mercado local (el dolar en Argentina no estaba, hace un año, 3.20$ como ahora)
3) Se aplicaban hace un año retenciones de 35% sobre la venta, es decir, el Estado se quedaba con U$S 35 por cada 100 U$S. El quilombo empezó por la suba a 44%, pero 44% de 150 U$S es 66 U$S (en nuestro hipotético ejemplo, pero la proporción es lo que cuenta), o sea que antes ganaban U$S 75 y ahora ganan, con más retenciones, U$S 86.
4) Tuvieron y tienen exenciones de todo tipo, que no tienen otros sectores. Esto, que nadie dice, marca claramente la alianza. Sólo por hablar de lo mío, como siempre, para no meter la pata, afirmo: en términos bien puramente económicos, bien de derecha, lo más importante para un país se produce en la educación. En el discurso, lo declaman todos. Sin embargo, al campo y no a los docentes se le subsidia el combustible, el flete, impuestos provinciales y municipales, etc. Ni a las PyME, ni a las cooperativas: al campo.
5) El campo decidió parar 20 días, lo cual implicó un me cago en lo que comas, implicó cortar rutas, con muertos incluidos. Dependiendo del cristal con que se mire, esto fue justo, soberano, el pueblo en las calles, y basta de injusticia dirigista. Antes, cuando estaban y protestaban los negros, era una situación intolerable y un relajamiento del estado de derecho. También implicó hordas mercenarias de grupos de choque en la Plaza y otros lugares. Entre otros, Mariano Grondona, activo militante de la juventud universitaria católica en 1955 (un grupo de choque gorila que atacaba a negros peronistas por el solo hecho de serlo), pataleó por la plaza y las piñas de D'Elía.
Muy pocos de los que se expresaron en el cacerolacito de ese martes tenía en claro nada. Era solidaridad individual ciega, con un grupo de productores agropecuarios que siempre actuaron por su cuenta, también individualmente. Jamás les calentó nada de lo que pasaba más abajo, pero cuando tuvieron que extorsionar lo hicieron con aquellos métodos que, en ellos, visten tan bien. No es lo mismo un pequeño productor que uno grande, eso es indudable. Un multinacional que un nacional. Un sojero que un triguero. Pero que hayan venido haciendo la suya, ganándola por su cuenta, subfacturando la venta, sacando compensaciones y demases, sin asociarse, sin agremiarse, sin cooperativizarse, no es sino la marca de su orillo. Ahora se quejan del grande y piden tratamiento diferenciado. Ahora recuerdan cómo, en el grito de Alcorta, los arrendatarios minifundistas se plantaron ante los latifundistas y arrancaron rebajas en alquileres y otras yerbas. Y ahora, sin embargo, venden la creencia de que el gran problema está en el Estado, y no en el latifundista que maneja a su antojo precios y condiciones. El Estado, muchachos, siempre estuvo de su lado.
El problema no es el de las retenciones: retener parte de esas ganancias extraordinarias, basadas en el paraguas que ofrece vender a un dólar que sólo acá está tan alto, es acto de estricta justicia. Que esa guita no llega a donde tiene que llegar, ni redistribuye, que coopta, que compra votos y voluntades, también es estrictamente cierto. Que el Estado podría fomentar con esa guita emprendimientos colectivos, en tierras no sembradas (propias o privadas), y vender eso en el mercado interno a precios de mercado interno, y cobrar altísimas retenciones a la exportación; que el Estado tendría que regular cómo y dónde se siembra, y quién; que en doscientos años de ser el granero del mundo no redundó en que nunca, jamás, toda la población tuviera al menos la panza llena; que estamos gobernados por un opio que esconde la explotación atrás del nuevo celular: todo eso tendría que haber sido pedido, exigido, gritado en un cacerolazo.
Ahora resulta que asusta ver las divisiones, ver las antinomias, ver la polarización, como si alguna vez hubiera estado resuelto el abismo. Apurado, te diría: estoy con el gobierno. Pero apurado no sirve. La polarización existió, existe y existirá, al menos por los próximos cuatro años, porque es funcional. Ahora resulta que la cosa es algo así como peronistas versus la ciudad y el campo. Y es una ficción, como toda polarizacón creada por el marketing. Como la famosa Stones versus Beatles, que todos sabemos que fue un invento: la verdadera y única siempre fue Rolling vs. Stones.
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lunes, 24 de marzo de 2008
“Carta abierta a la junta militar”
Carta abierta clandestina publicada por Rodolfo Walsh el 24 de marzo de 1977, antes de ser fusilado por las Fuerzas Armadas en la calle, durante la dictadura militar de 1976-1983
Carta abierta clandestina publicada por Rodolfo Walsh el 24 de marzo de 1977, antes de ser fusilado por las Fuerzas Armadas en la calle, durante la dictadura militar de 1976-1983
Carta abierta a la junta militar
1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.
2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio (1)
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas (2)
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.
3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.
Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.
Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia, incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de "cuentacadáveres" que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.
El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 ó 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos (3)
Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y Ios partidos de que aún los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento.
Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor (4). El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.
4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas (5)
Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, "con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles" según su autopsia.
Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron (6)
Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.
En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de López Rega, capaces de atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea (7), sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre "violencias de distintos signos" ni el árbitro justo entre "dos terrorismos", sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte (8)
La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Boliva y Uruguay (9)
La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas.
Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de "Prensa Libre" Horacio Novillo apuñalado y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.
A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal" (10)
5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.
En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar (11), resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.
Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9% (12) prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron (13). Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la "racionalización".
Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subtérráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo , el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.
Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar "el país", han sido ustedes más afortutunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia.
Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.
6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.
Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: "Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos" (14)
El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el "festín de los corruptos".
Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideologia que amenaza al ser nacional.
Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán dcsaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.
(1) Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar nóminas incompletas de nuevos detenidos y de "liberados" que en su mayoría no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposición pero siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son aún secreto militar y las condiciones para su tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas.
(2) El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya muerto a palos, el ex diputado Muñiz Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una sobreviviente: "Picana en Ios brazos, las manos, los muslos, cerca de la boca cada vez que lloraba o rezaba... Cada veinte minutos abrían la puerta y me decían que me iban hacer fiambre con la máquina de sierra que se escuchaba".
(3) "Cadena Informativa", mensaje Nro. 4, febrero de 1977.
(4) Una versión exacta aparece en esta carta de los presos en la Cárcel de Encausados al obispo de Córdoba, monseñor Primatesta: "El 17 de mayo son retirados con el engaño de ir a la enfermería seis compañeros que luego son fusilados. Se trata de Miguel Angel Mosse, José Svagusa, Diana Fidelman, Luis Verón, Ricardo Yung y Eduardo Hernández, de cuya muerte en un intento de fuga informó el Tercer Cuerpo de Ejército. El 29 de mayo son retirados José Pucheta y Carlos Sgadurra. Este úItimo había sido castigado al punto de que no se podía mantener en pie sufriendo varias fracturas de miembros. Luego aparecen también fusilados en un intento de fuga"
(5) En los primeros 15 días de gobierno militar aparecieron 63 cadáveres, según los diarios. Una proyección anual da la cifra de 1500. La presunción de que puede ascender al doble se funda en que desde enero de 1976 la información periodística era incompleta y en el aumento global de la represión después del golpe. Una estimación global verosímil de las muertes producidas por la Junta es la siguiente. Muertos en combate: 600. Fusilados: 1.300. Ejecutados en secreto: 2.000. Varios: 100. Total: 4.000.
(6) Carta de Isaías Zanotti, difundida por ANCLA, Agencia Clandestina de Noticias
(7) "Programa" dirigido entre julio y diciembre de 1976 por el brigadier Mariani, jefe de la Primera Brigada Aérea del Palomar. Se usaron transportes Fokker F-27.
(8) El canciller vicealmirante Guzzeti en reportaje publicado por "La Opinión" el 3-10-76 admitió que "el terrorismo de derecha no es tal" sino "un anticuerpo".
(9) El general Prats, último ministro de Ejército del presidente Allende, muerto por una bomba en setiembre de 1974. Los ex parlamentarios uruguayos Michelini y Gutiérrez Ruiz aparecieron acribillados el 2-5-76. El cadáver del general Torres, ex presidente de Bolivia, apareció el 2-6-76, después que el ministro del Interior y ex jefe de Policía de Isabel Martínez, general Harguindeguy, lo acusó de "simular" su secuestro.
(10) Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli según "La Razón" del 12-6-76. Jefe del Grupo I de Artillería de Ciudadela. Pascarelli es el presunto responsable de 33 fusilamientos entre el 5 de enero y el 3 de febrero de 1977.
(11) Unión de Bancos Suizos, dato correspondiente a junio de 1976. Después la situación se agravó aún más.
(12) Diario "Clarín"
(13) Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale de Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido particularmente graves en metalúrgicos y navales.
(14) Prensa Libre, 16-12-76.
1. La censura de prensa, la persecución a intelectuales, el allanamiento de mi casa en el Tigre, el asesinato de amigos queridos y la pérdida de una hija que murió combatiéndolos, son algunos de los hechos que me obligan a esta forma de expresión clandestina después de haber opinado libremente como escritor y periodista durante casi treinta años.
El primer aniversario de esta Junta Militar ha motivado un balance de la acción de gobierno en documentos y discursos oficiales, donde lo que ustedes llaman aciertos son errores, los que reconocen como errores son crímenes y lo que omiten son calamidades.
El 24 de marzo de 1976 derrocaron ustedes a un gobierno del que formaban parte, a cuyo desprestigio contribuyeron como ejecutores de su política represiva, y cuyo término estaba señalado por elecciones convocadas para nueve meses más tarde. En esa perspectiva lo que ustedes liquidaron no fue el mandato transitorio de Isabel Martínez sino la posibilidad de un proceso democrático donde el pueblo remediara males que ustedes continuaron y agravaron.
Ilegítimo en su origen, el gobierno que ustedes ejercen pudo legitimarse en los hechos recuperando el programa en que coincidieron en las elecciones de 1973 el ochenta por ciento de los argentinos y que sigue en pie como expresión objetiva de la voluntad del pueblo, único significado posible de ese "ser nacional" que ustedes invocan tan a menudo.
Invirtiendo ese camino han restaurado ustedes la corriente de ideas e intereses de minorías derrotadas que traban el desarrollo de las fuerzas productivas, explotan al pueblo y disgregan la Nación. Una política semejante sólo puede imponerse transitoriamente prohibiendo los partidos, interviniendo los sindicatos, amordazando la prensa e implantando el terror más profundo que ha conocido la sociedad argentina.
2. Quince mil desaparecidos, diez mil presos, cuatro mil muertos, decenas de miles de desterrados son la cifra desnuda de ese terror.
Colmadas las cárceles ordinarias, crearon ustedes en las principales guarniciones del país virtuales campos de concentración donde no entra ningún juez, abogado, periodista, observador internacional. El secreto militar de los procedimientos, invocado como necesidad de la investigación, convierte a la mayoría de las detenciones en secuestros que permiten la tortura sin límite y el fusilamiento sin juicio (1)
Más de siete mil recursos de hábeas corpus han sido contestados negativamente este último año. En otros miles de casos de desaparición el recurso ni siquiera se ha presentado porque se conoce de antemano su inutilidad o porque no se encuentra abogado que ose presentarlo después que los cincuenta o sesenta que lo hacían fueron a su turno secuestrados.
De este modo han despojado ustedes a la tortura de su límite en el tiempo. Como el detenido no existe, no hay posibilidad de presentarlo al juez en diez días según manda un ley que fue respetada aún en las cumbres represivas de anteriores dictaduras.
La falta de límite en el tiempo ha sido complementada con la falta de límite en los métodos, retrocediendo a épocas en que se operó directamente sobre las articulaciones y las vísceras de las víctimas, ahora con auxiliares quirúrgicos y farmacológicos de que no dispusieron los antiguos verdugos. El potro, el torno, el despellejamiento en vida, la sierra de los inquisidores medievales reaparecen en los testimonios junto con la picana y el "submarino", el soplete de las actualizaciones contemporáneas (2)
Mediante sucesivas concesiones al supuesto de que el fin de exterminar a la guerilla justifica todos los medios que usan, han llegado ustedes a la tortura absoluta, intemporal, metafísica en la medida que el fin original de obtener información se extravía en las mentes perturbadas que la administran para ceder al impulso de machacar la sustancia humana hasta quebrarla y hacerle perder la dignidad que perdió el verdugo, que ustedes mismos han perdido.
3. La negativa de esa Junta a publicar los nombres de los prisioneros es asimismo la cobertura de una sistemática ejecución de rehenes en lugares descampados y horas de la madrugada con el pretexto de fraguados combates e imaginarias tentativas de fuga.
Extremistas que panfletean el campo, pintan acequias o se amontonan de a diez en vehículos que se incendian son los estereotipos de un libreto que no está hecho para ser creído sino para burlar la reacción internacional ante ejecuciones en regla mientras en lo interno se subraya el carácter de represalias desatadas en los mismos lugares y en fecha inmediata a las acciones guerrilleras.
Setenta fusilados tras la bomba en Seguridad Federal, 55 en respuesta a la voladura del Departamento de Policía de La Plata, 30 por el atentado en el Ministerio de Defensa, 40 en la Masacre del Año Nuevo que siguió a la muerte del coronel Castellanos, 19 tras la explosión que destruyó la comisaría de Ciudadela forman parte de 1.200 ejecuciones en 300 supuestos combates donde el oponente no tuvo heridos y las fuerzas a su mando no tuvieron muertos.
Depositarios de una culpa colectiva abolida en las normas civilizadas de justicia, incapaces de influir en la política que dicta los hechos por los cuales son represaliados, muchos de esos rehenes son delegados sindicales, intelectuales, familiares de guerrilleros, opositores no armados, simples sospechosos a los que se mata para equilibrar la balanza de las bajas según la doctrina extranjera de "cuentacadáveres" que usaron los SS en los países ocupados y los invasores en Vietnam.
El remate de guerrilleros heridos o capturados en combates reales es asimismo una evidencia que surge de los comunicados militares que en un año atribuyeron a la guerrilla 600 muertos y sólo 10 ó 15 heridos, proporción desconocida en los más encarnizados conflictos. Esta impresión es confirmada por un muestreo periodístico de circulación clandestina que revela que entre el 18 de diciembre de 1976 y el 3 de febrero de 1977, en 40 acciones reales, las fuerzas legales tuvieron 23 muertos y 40 heridos, y la guerrilla 63 muertos (3)
Más de cien procesados han sido igualmente abatidos en tentativas de fuga cuyo relato oficial tampoco está destinado a que alguien lo crea sino a prevenir a la guerrilla y Ios partidos de que aún los presos reconocidos son la reserva estratégica de las represalias de que disponen los Comandantes de Cuerpo según la marcha de los combates, la conveniencia didáctica o el humor del momento.
Así ha ganado sus laureles el general Benjamín Menéndez, jefe del Tercer Cuerpo de Ejército, antes del 24 de marzo con el asesinato de Marcos Osatinsky, detenido en Córdoba, después con la muerte de Hugo Vaca Narvaja y otros cincuenta prisioneros en variadas aplicaciones de la ley de fuga ejecutadas sin piedad y narradas sin pudor (4). El asesinato de Dardo Cabo, detenido en abril de 1975, fusilado el 6 de enero de 1977 con otros siete prisioneros en jurisdicción del Primer Cuerpo de Ejército que manda el general Suárez Masson, revela que estos episodios no son desbordes de algunos centuriones alucinados sino la política misma que ustedes planifican en sus estados mayores, discuten en sus reuniones de gabinete, imponen como comandantes en jefe de las 3 Armas y aprueban como miembros de la Junta de Gobierno.
4. Entre mil quinientas y tres mil personas han sido masacradas en secreto después que ustedes prohibieron informar sobre hallazgos de cadáveres que en algunos casos han trascendido, sin embargo, por afectar a otros países, por su magnitud genocida o por el espanto provocado entre sus propias fuerzas (5)
Veinticinco cuerpos mutilados afloraron entre marzo y octubre de 1976 en las costas uruguayas, pequeña parte quizás del cargamento de torturados hasta la muerte en la Escuela de Mecánica de la Armada, fondeados en el Río de la Plata por buques de esa fuerza, incluyendo el chico de 15 años, Floreal Avellaneda, atado de pies y manos, "con lastimaduras en la región anal y fracturas visibles" según su autopsia.
Un verdadero cementerio lacustre descubrió en agosto de 1976 un vecino que buceaba en el Lago San Roque de Córdoba, acudió a la comisaría donde no le recibieron la denuncia y escribió a los diarios que no la publicaron (6)
Treinta y cuatro cadáveres en Buenos Aires entre el 3 y el 9 de abril de 1976, ocho en San Telmo el 4 de julio, diez en el Río Luján el 9 de octubre, sirven de marco a las masacres del 20 de agosto que apilaron 30 muertos a 15 kilómetros de Campo de Mayo y 17 en Lomas de Zamora.
En esos enunciados se agota la ficción de bandas de derecha, presuntas herederas de las 3 A de López Rega, capaces de atravesar la mayor guarnición del país en camiones militares, de alfombrar de muertos el Río de la Plata o de arrojar prisioneros al mar desde los transportes de la Primera Brigada Aérea (7), sin que se enteren el general Videla, el almirante Massera o el brigadier Agosti. Las 3 A son hoy las 3 Armas, y la Junta que ustedes presiden no es el fiel de la balanza entre "violencias de distintos signos" ni el árbitro justo entre "dos terrorismos", sino la fuente misma del terror que ha perdido el rumbo y sólo puede balbucear el discurso de la muerte (8)
La misma continuidad histórica liga el asesinato del general Carlos Prats, durante el anterior gobierno, con el secuestro y muerte del general Juan José Torres, Zelmar Michelini, Héctor Gutiérrez Ruíz y decenas de asilados en quienes se ha querido asesinar la posibilidad de procesos democráticos en Chile, Boliva y Uruguay (9)
La segura participación en esos crímenes del Departamento de Asuntos Extranjeros de la Policía Federal, conducido por oficiales becados de la CIA a través de la AID, como los comisarios Juan Gattei y Antonio Gettor, sometidos ellos mismos a la autoridad de Mr. Gardener Hathaway, Station Chief de la CIA en Argentina, es semillero de futuras revelaciones como las que hoy sacuden a la comunidad internacional que no han de agotarse siquiera cuando se esclarezcan el papel de esa agencia y de altos jefes del Ejército, encabezados por el general Menéndez, en la creación de la Logia Libertadores de América, que reemplazó a las 3 A hasta que su papel global fue asumido por esa Junta en nombre de las 3 Armas.
Este cuadro de exterminio no excluye siquiera el arreglo personal de cuentas como el asesinato del capitán Horacio Gándara, quien desde hace una década investigaba los negociados de altos jefes de la Marina, o del periodista de "Prensa Libre" Horacio Novillo apuñalado y calcinado, después que ese diario denunció las conexiones del ministro Martínez de Hoz con monopolios internacionales.
A la luz de estos episodios cobra su significado final la definición de la guerra pronunciada por uno de sus jefes: "La lucha que libramos no reconoce límites morales ni naturales, se realiza más allá del bien y del mal" (10)
5. Estos hechos, que sacuden la conciencia del mundo civilizado, no son sin embargo los que mayores sufrimientos han traído al pueblo argentino ni las peores violaciones de los derechos humanos en que ustedes incurren. En la política económica de ese gobierno debe buscarse no sólo la explicación de sus crímenes sino una atrocidad mayor que castiga a millones de seres humanos con la miseria planificada.
En un año han reducido ustedes el salario real de los trabajadores al 40%, disminuido su participación en el ingreso nacional al 30%, elevado de 6 a 18 horas la jornada de labor que necesita un obrero para pagar la canasta familiar (11), resucitando así formas de trabajo forzado que no persisten ni en los últimos reductos coloniales.
Congelando salarios a culatazos mientras los precios suben en las puntas de las bayonetas, aboliendo toda forma de reclamación colectiva, prohibiendo asambleas y comisiones internas, alargando horarios, elevando la desocupación al récord del 9% (12) prometiendo aumentarla con 300.000 nuevos despidos, han retrotraído las relaciones de producción a los comienzos de la era industrial, y cuando los trabajadores han querido protestar los han calificados de subversivos, secuestrando cuerpos enteros de delegados que en algunos casos aparecieron muertos, y en otros no aparecieron (13). Los resultados de esa política han sido fulminantes. En este primer año de gobierno el consumo de alimentos ha disminuido el 40%, el de ropa más del 50%, el de medicinas ha desaparecido prácticamente en las capas populares. Ya hay zonas del Gran Buenos Aires donde la mortalidad infantil supera el 30%, cifra que nos iguala con Rhodesia, Dahomey o las Guayanas; enfermedades como la diarrea estival, las parasitosis y hasta la rabia en que las cifras trepan hacia marcas mundiales o las superan. Como si esas fueran metas deseadas y buscadas, han reducido ustedes el presupuesto de la salud pública a menos de un tercio de los gastos militares, suprimiendo hasta los hospitales gratuitos mientras centenares de médicos, profesionales y técnicos se suman al éxodo provocado por el terror, los bajos sueldos o la "racionalización".
Basta andar unas horas por el Gran Buenos Aires para comprobar la rapidez con que semejante política la convirtió en una villa miseria de diez millones de habitantes. Ciudades a media luz, barrios enteros sin agua porque las industrias monopólicas saquean las napas subtérráneas, millares de cuadras convertidas en un solo bache porque ustedes sólo pavimentan los barrios militares y adornan la Plaza de Mayo , el río más grande del mundo contaminado en todas sus playas porque los socios del ministro Martínez de Hoz arrojan en él sus residuos industriales, y la única medida de gobierno que ustedes han tomado es prohibir a la gente que se bañe.
Tampoco en las metas abstractas de la economía, a las que suelen llamar "el país", han sido ustedes más afortutunados. Un descenso del producto bruto que orilla el 3%, una deuda exterior que alcanza a 600 dólares por habitante, una inflación anual del 400%, un aumento del circulante que en solo una semana de diciembre llegó al 9%, una baja del 13% en la inversión externa constituyen también marcas mundiales, raro fruto de la fría deliberación y la cruda inepcia.
Mientras todas las funciones creadoras y protectoras del Estado se atrofian hasta disolverse en la pura anemia, una sola crece y se vuelve autónoma. Mil ochocientos millones de dólares que equivalen a la mitad de las exportaciones argentinas presupuestados para Seguridad y Defensa en 1977, cuatro mil nuevas plazas de agentes en la Policía Federal, doce mil en la provincia de Buenos Aires con sueldos que duplican el de un obrero industrial y triplican el de un director de escuela, mientras en secreto se elevan los propios sueldos militares a partir de febrero en un 120%, prueban que no hay congelación ni desocupación en el reino de la tortura y de la muerte, único campo de la actividad argentina donde el producto crece y donde la cotización por guerrillero abatido sube más rápido que el dólar.
6. Dictada por el Fondo Monetario Internacional según una receta que se aplica indistintamente al Zaire o a Chile, a Uruguay o Indonesia, la política económica de esa Junta sólo reconoce como beneficiarios a la vieja oligarquía ganadera, la nueva oligarquía especuladora y un grupo selecto de monopolios internacionales encabezados por la ITT, la Esso, las automotrices, la U.S.Steel, la Siemens, al que están ligados personalmente el ministro Martínez de Hoz y todos los miembros de su gabinete.
Un aumento del 722% en los precios de la producción animal en 1976 define la magnitud de la restauración oligárquica emprendida por Martínez de Hoz en consonancia con el credo de la Sociedad Rural expuesto por su presidente Celedonio Pereda: "Llena de asombro que ciertos grupos pequeños pero activos sigan insistiendo en que los alimentos deben ser baratos" (14)
El espectáculo de una Bolsa de Comercio donde en una semana ha sido posible para algunos ganar sin trabajar el cien y el doscientos por ciento, donde hay empresas que de la noche a la mañana duplicaron su capital sin producir más que antes, la rueda loca de la especulación en dólares, letras, valores ajustables, la usura simple que ya calcula el interés por hora, son hechos bien curiosos bajo un gobierno que venía a acabar con el "festín de los corruptos".
Desnacionalizando bancos se ponen el ahorro y el crédito nacional en manos de la banca extranjera, indemnizando a la ITT y a la Siemens se premia a empresas que estafaron al Estado, devolviendo las bocas de expendio se aumentan las ganancias de la Shell y la Esso, rebajando los aranceles aduaneros se crean empleos en Hong Kong o Singapur y desocupación en la Argentina. Frente al conjunto de esos hechos cabe preguntarse quiénes son los apátridas de los comunicados oficiales, dónde están los mercenarios al servicio de intereses foráneos, cuál es la ideologia que amenaza al ser nacional.
Si una propaganda abrumadora, reflejo deforme de hechos malvados no pretendiera que esa Junta procura la paz, que el general Videla defiende los derechos humanos o que el almirante Massera ama la vida, aún cabría pedir a los señores Comandantes en Jefe de las 3 Armas que meditaran sobre el abismo al que conducen al país tras la ilusión de ganar una guerra que, aún si mataran al último guerrillero, no haría más que empezar bajo nuevas formas, porque las causas que hace más de veinte años mueven la resistencia del pueblo argentino no estarán dcsaparecidas sino agravadas por el recuerdo del estrago causado y la revelación de las atrocidades cometidas.
Estas son las reflexiones que en el primer aniversario de su infausto gobierno he querido hacer llegar a los miembros de esa Junta, sin esperanza de ser escuchado, con la certeza de ser perseguido, pero fiel al compromiso que asumí hace mucho tiempo de dar testimonio en momentos difíciles.
Rodolfo Walsh. - C.I. 2845022
Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.
Buenos Aires, 24 de marzo de 1977.
(1) Desde enero de 1977 la Junta empezó a publicar nóminas incompletas de nuevos detenidos y de "liberados" que en su mayoría no son tales sino procesados que dejan de estar a su disposición pero siguen presos. Los nombres de millares de prisioneros son aún secreto militar y las condiciones para su tortura y posterior fusilamiento permanecen intactas.
(2) El dirigente peronista Jorge Lizaso fue despellejado en vida, el ex diputado radical Mario Amaya muerto a palos, el ex diputado Muñiz Barreto desnucado de un golpe. Testimonio de una sobreviviente: "Picana en Ios brazos, las manos, los muslos, cerca de la boca cada vez que lloraba o rezaba... Cada veinte minutos abrían la puerta y me decían que me iban hacer fiambre con la máquina de sierra que se escuchaba".
(3) "Cadena Informativa", mensaje Nro. 4, febrero de 1977.
(4) Una versión exacta aparece en esta carta de los presos en la Cárcel de Encausados al obispo de Córdoba, monseñor Primatesta: "El 17 de mayo son retirados con el engaño de ir a la enfermería seis compañeros que luego son fusilados. Se trata de Miguel Angel Mosse, José Svagusa, Diana Fidelman, Luis Verón, Ricardo Yung y Eduardo Hernández, de cuya muerte en un intento de fuga informó el Tercer Cuerpo de Ejército. El 29 de mayo son retirados José Pucheta y Carlos Sgadurra. Este úItimo había sido castigado al punto de que no se podía mantener en pie sufriendo varias fracturas de miembros. Luego aparecen también fusilados en un intento de fuga"
(5) En los primeros 15 días de gobierno militar aparecieron 63 cadáveres, según los diarios. Una proyección anual da la cifra de 1500. La presunción de que puede ascender al doble se funda en que desde enero de 1976 la información periodística era incompleta y en el aumento global de la represión después del golpe. Una estimación global verosímil de las muertes producidas por la Junta es la siguiente. Muertos en combate: 600. Fusilados: 1.300. Ejecutados en secreto: 2.000. Varios: 100. Total: 4.000.
(6) Carta de Isaías Zanotti, difundida por ANCLA, Agencia Clandestina de Noticias
(7) "Programa" dirigido entre julio y diciembre de 1976 por el brigadier Mariani, jefe de la Primera Brigada Aérea del Palomar. Se usaron transportes Fokker F-27.
(8) El canciller vicealmirante Guzzeti en reportaje publicado por "La Opinión" el 3-10-76 admitió que "el terrorismo de derecha no es tal" sino "un anticuerpo".
(9) El general Prats, último ministro de Ejército del presidente Allende, muerto por una bomba en setiembre de 1974. Los ex parlamentarios uruguayos Michelini y Gutiérrez Ruiz aparecieron acribillados el 2-5-76. El cadáver del general Torres, ex presidente de Bolivia, apareció el 2-6-76, después que el ministro del Interior y ex jefe de Policía de Isabel Martínez, general Harguindeguy, lo acusó de "simular" su secuestro.
(10) Teniente Coronel Hugo Ildebrando Pascarelli según "La Razón" del 12-6-76. Jefe del Grupo I de Artillería de Ciudadela. Pascarelli es el presunto responsable de 33 fusilamientos entre el 5 de enero y el 3 de febrero de 1977.
(11) Unión de Bancos Suizos, dato correspondiente a junio de 1976. Después la situación se agravó aún más.
(12) Diario "Clarín"
(13) Entre los dirigentes nacionales secuestrados se cuentan Mario Aguirre de ATE, Jorge Di Pasquale de Farmacia, Oscar Smith de Luz y Fuerza. Los secuestros y asesinatos de delegados han sido particularmente graves en metalúrgicos y navales.
(14) Prensa Libre, 16-12-76.
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martes, 18 de marzo de 2008
• Ahora que retomo la conexión con el cibermundo, publico algunas cosas que no pude anteriormente • Lo siguiente no es un hoax (si querés saber por qué no lo es, andá allá y leé qué es y cómo lo distinguís) • Enteráte de los "beneficios Actimel" en este correo que hace unas semanas me enviaron
Aquí está el por qué de la agresiva campaña de La Serenísima para enchufarnos Actimel sí o sí. Unos caraduras de primera los hermanos Mastellone, a los que se suma Pancho Ibañez por unos miserables pesos. Cuánta carroña hay, lamentablemente, en nuestra querida República.
ACTIMEL provee al organismo una bacteria llamada L.CASEI. Esta sustancia es generada normalmente por el 98% de los organismos, pero cuando se le suministra externamente por un tiempo prolongado, el cuerpo deja de elaborarla y paulatinamente 'olvida' que debe hacerlo y cómo hacerlo, sobre todo en personas menores a 14 años.
En realidad, surgió como un medicamento para esas pocas personas que no lo elaboraban, pero ese universo era tan pequeño que el medicamento resultó no rentable; para hacerlo rentable se vendió su patente a empresas alimenticias.
Secretaría de Salud obligó a ACTIMEL (La Serenísima) a indicar en su publicidad que el producto no debe consumirse por un tiempo prolongado; y cumplieron, pero en una forma tan sutil que ningún consumidor lo percibe ( p.ej. 'desafío actimel: consúmalo durante 14 días' o 'haga de agosto su actimel').
Si una madre decide completar la dieta con ACTIMEL, no percibe ningún aviso sobre su inconveniencia y no ve que puede estar haciendo un daño importante en el futuro por causa de las manipulaciones publicitarias para impulsar los negocios.
Esto es cierto. Si no lo creen, busquen el siguiente PROYECTO DE LEY del diputado nacional RAUL PATRICIO SOLANAS (PJ - Entre Ríos) en la página de la Cámara de Diputados de la Nación (Iniciado: Diputados Expediente: 1405-D-2007)
ACTIMEL provee al organismo una bacteria llamada L.CASEI. Esta sustancia es generada normalmente por el 98% de los organismos, pero cuando se le suministra externamente por un tiempo prolongado, el cuerpo deja de elaborarla y paulatinamente 'olvida' que debe hacerlo y cómo hacerlo, sobre todo en personas menores a 14 años.
En realidad, surgió como un medicamento para esas pocas personas que no lo elaboraban, pero ese universo era tan pequeño que el medicamento resultó no rentable; para hacerlo rentable se vendió su patente a empresas alimenticias.
Secretaría de Salud obligó a ACTIMEL (La Serenísima) a indicar en su publicidad que el producto no debe consumirse por un tiempo prolongado; y cumplieron, pero en una forma tan sutil que ningún consumidor lo percibe ( p.ej. 'desafío actimel: consúmalo durante 14 días' o 'haga de agosto su actimel').
Si una madre decide completar la dieta con ACTIMEL, no percibe ningún aviso sobre su inconveniencia y no ve que puede estar haciendo un daño importante en el futuro por causa de las manipulaciones publicitarias para impulsar los negocios.
Esto es cierto. Si no lo creen, busquen el siguiente PROYECTO DE LEY del diputado nacional RAUL PATRICIO SOLANAS (PJ - Entre Ríos) en la página de la Cámara de Diputados de la Nación (Iniciado: Diputados Expediente: 1405-D-2007)
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domingo, 16 de marzo de 2008
Luis Palau en Argentina, lock out del campo y otras trampas del discurso
1 Respuestas/comentarios Publicado por Esteban Cid a las 14:52Piquetazo y festivalazo • Tractorazo y paro • Profesionalidad y servicios públicos • Adhesiones y rechazos • Cómo se informa, cómo concebimos
Hechos de esta semana: (1) un tal Luis Palau se reunió con su feligresía en una ceremonia religiosa sobre la Nueve de Julio; (2) el campo (una categoría por demás difícil, que se contrapone tramposamente a la ciudad y que remite en el análisis, como mínimo, al siglo XIX) se rebeló y está llevando adelante un lock out -con cortes de varias rutas incluidos- que era, en principio, por dos días (aunque ahora se extiende hasta el miércoles y así se engancha con los cuatro días en que los seguidores de Cristo vuelven a verlo morir y resucitar, cíclicamente); (3) el gerente general de Ciudad Autónoma de Buenos Aires S. A., Mauricio, pergeña cómo será la nueva fuerza de seguridad del holding que está fundando.
Hechos correlativos que vienen a la mente: (1) Un papamóvil que cortó toda, toda, toda la Avenida Rivadavia, en 1982 y 1987; Soda en recital gratuito, circa 1990 (el primer recital al que asistí en mi vida), en la misma 9 de Julio, en la misma zona; Julio Bocca hace poco; (2) cartoneros vapuleados, decomisados, cagados a palos, hace una semana, por "ocupar el espacio público" en territorio perteneciente a la nueva empresa porteña y por instrucción del mamarracho-doble-apellido que hace de gerente operativo; (3) represión brutal, en un contexto social que literalmente mató de hambre a miles de argentinos: Kosteki y Santillán, Margarita Belén, 19 y 20 de diciembre de 2001, por citar sólo tres de los cuantiosísimas manifestaciones de otro plan sistemático, ahora con visos de legalidad; (4) salarios estatales diezmados, escuelas (porteñas pero también bonaerenses, entrerrianas, salteñas: argentinas) que se caen con mirarlas con los ojos fijos y llorosos, hospitales ídem, universidades ídem.
Siempre el discurso: ningunear desde la palabra que nombra y rotula. Se lo llamó festival, algo lindante, digamos, a una kermés. Se pretendió buscar la locura, el porro y el escabio, los micros y el chori. TVR ironizó en este sentido, mostrando entre risas las hordas que cantaban canciones de raíz futbolera, pero dirigidas a su divinidad (como si no pudieran resultar igual de hilarantes, descomunales o extrañas, costumbres tales como usar kipá). Se lo llamó piquete celestial (Página/12), negocio de la fe, etc. Comparto bastante del análisis de Washington Uranga en Página/12 de la edición de hoy, aunque generalizo argumentos allí vertidos a todas y cada una de las religiones. Salvo que medie como razón última el hecho insondable de que Dios sea excluyentemente católico y, por lo tanto, un argumento fáctico, nada justificaría mi recuerdo de haber sido obligado por el colegio corazonista (al que asistí en mi niñez), y por mi familia, a ver pasar un señor viejito investido de los símbolos de poder, y lleno materialmente de él, y hacer flamear una banderita blanca y amarilla, al coro de "Graaaaaacias Juaaan Paaaaaablo, / bienvenidoooaa nuestro hogar. / Dios te bendiiiga / mensajero de la paaaaaz / Tooooooda la paaatria reeeenacerááááááááá / Argentiiina, Argentiiina junto a ti siempre estarááá" (me estoy asombrando ahora mismo de recordar todavía este cántico, en letra, modulación y música, que tiene 20 o 25 años: tan fuerte es la propaganda, y tan eficaz en las plásticas mentes infantiles; también me sorprende la implacabilidad de la Historia, que viene a demostrar que dos décadas después, Argentina no renació con la visita del prelado, y nos permite vislumbrar las falacias de las promesas acerca del otro renacimiento o resurrección); esa vez no hubo chori y vino, al menos en mi ser-niño, pero hubo control de asistencia por parte de la maestra, maternal imposición previa y feliz, fervorosa y satisfactoria sonrisa posterior, que son otras formas de pago, quizás más cooptativas que las del tetra + micro. No hubo quejas acerca del tránsito, claro está, en principio porque no existía el parque automotor de hoy en día y además, y fundamentalmente, porque siempre hubo por estas tierras ese despectivo desprecio que las mayorías sienten por las minorías, por la simple imposición del número, tal como explícitamente argumenta un encumbrado periodista de Clarín en un análisis que se publica hoy. Que la Santa Iglesia está y ha estado del lado de los poderosos es hecho harto sabido, y en esa carrera le lleva más de un milenio de ventaja a cualquiera de las ramas protestantes que surgieron a partir del siglo XV, doce siglos después de que el cristianismo católico fuera la voz oficial del Imperio Romano. Para la Iglesia (Católica Romana) hay verdades irrefutables, tales como la inmaculada concepción de María, la existencia de Dios que es Uno y Trino a la vez, o que el sol gira alrededor de la tierra. Si algo de esto no fuera así, se toma, digamos, quinientos años en repensarlo y admitirlo. Sin embargo, la misma Iglesia dogmática ofrece como materia para el debate, para la discusión ("eso no es así", "eso es materia de interpretación", etc.) el incontrastable hecho de que avaló, participó, bendijo, sostuvo, regímenes tanto o más atroces que el de Bush, desde los comienzos de su historia. Pero claro, la paja en el ojo ajeno es una prescripción evangélica...
No encuentro otro argumento que el de la intolerancia para injustificar la realización del encuentro de fe en la avenida Nueve de Julio, eso que los mismos que lo defenestraron, han llamado festival. Lo homologaron a la apropiación del espacio público para la lucha y la protesta, cuando es evidente que el primero anestesia lo que el otro subleva. Palabras que naturalizan y materializan ideología. En la misma semana trajo consigo el tractorazo del campo.
Los sufijos a veces son nocionales, y entonces por ejemplo pueden marcar aumento de tamaño pleno (silla/sillón), aunque la mayoría de las veces son apreciativos, subjetivos, y entonces cuelan entre supuestas nociones objetivas, cargas valorativas (ideológicas) diversas. El sufijo -azo, que nocionalmente indicaría golpe (como en martillazo), se puede trastocar a shock y, de allí puede llegar al signo ideológico conmoción social (Cordobazo, cacerolazo, etc.) Un tractorazo no es un masivo golpe con tractores pero tampoco, obviamente, es un simple corte de rutas, una simple apropiación del espacio público para la lucha y la protesta. La gente como uno no hace esas cosas; los negros, en cambio, sí. Los mismos negros que no trabajan porque no quieren no son lo mismo que los ganaderos que cortan las rutas porque el gobierno aumentó las retenciones a la exportación de la soja (aclaración obvia: un ganadero cría vacas, animalitos, y un sojero cultiva soja, semillitas) Voces probas editorializaron en el día de la fecha que esto es entendible y justificable, porque los ganaderos salen en defensa de sus vecinos del campo, por aquello del hoy vienen por él, mañana por mí. Intachable argumento de solidaridad social que olvidan cuando la cuestión es que una agrupación de trabajadores desocupados corta una calle porque los trabajadores ocupados de una fábrica tienen tal o cual disputa.
Hagamos un pequeño rodeo, pequeñito. Supongamos que yo hago, fabrico, manufacturo pochoclos, y los vendo en Recoleta. A buen precio, claro está, porque los recoletos habitantes de esa zona no malgastan su tiempo en aprender a hacer, ni en hacer, la golosina. Están para otra cosa, y su tiempo se cuenta en miles de pesos. No saben, no pueden o no quieren hacer pochoclo, y para eso me tienen a mí, y me pagan para eso. Yo, entonces, elaboro pochoclo, el que a su vez a mis cinco hijos les encanta. Con lo que les cobro a los de Recoleta, me alcanzaría, me podría alcanzar para regalarles a mis hijos la cantidad necesaria, para ofrecer a los hijos de mis vecinos el pochoclo a un precio social determinado, y el excedente, vendido a valores que mis vecinos ricos de Recoleta pueden tranquilamente pagar, lo comercio allá. Cambiemos el ejemplo. Yo fabrico vacas. Mis vecinos ricos, por ejemplo, europeos, pagan bien por mis vacas. No saben, no quieren, no pueden fabricarlas ellos, al menos, no con la misma calidad. Con lo que pagan me alcanzaría, me debería de alcanzar para regalar vacas entre los míos, venderles a mis vecinos próximos y tan pobres como yo a precios subsidiados y el excedente, comerciarlo en el norte. ¿Reforma agraria? No, no, no es para tanto: la reforma agraria es un concepto que implica más cosas, más de raíz. Lo mío es una modesta picardía de comerciante. El mundo no funciona de ese modo, podrían decirme un convicto en libertad como Martínez de Hoz, un Cavallo, un Lousteau. Seguro, les digo. Ese mundo no funciona de ese modo, porque funciona según las reglas de sus dueños, mis vecinos del norte. En mi mundo las reglas son así como lo digo. Vamos a ver quién tiene las vacas, quién tiene la guita y quién tiene el hambre. Las retenciones tienen algo que ver con todo esto, pero algo muy tangencial y desvirtuado. Pero son mejor que la nada, son mejor que vender todo el pochoclo a precios exorbitantes y hacer la gran diferencia, mientras mis hijos y mis vecinos se cagan de angustia.
El campo tiene derecho a un lock out (que es algo muy distinto del paro) y a la solidaridad basada en el bolsillo (propio), vehiculizados en un tractorazo (que es muy distinto de un piquete o incluso un piquetazo) Tiene derecho, sencillamente, por el uso de la fuerza y por la circulación elaborada de signos ideológicos que legitiman o deslegitiman, según quién tenga la sartén por el mango, o los huevos fritos y re podridos...
Hechos correlativos que vienen a la mente: (1) Un papamóvil que cortó toda, toda, toda la Avenida Rivadavia, en 1982 y 1987; Soda en recital gratuito, circa 1990 (el primer recital al que asistí en mi vida), en la misma 9 de Julio, en la misma zona; Julio Bocca hace poco; (2) cartoneros vapuleados, decomisados, cagados a palos, hace una semana, por "ocupar el espacio público" en territorio perteneciente a la nueva empresa porteña y por instrucción del mamarracho-doble-apellido que hace de gerente operativo; (3) represión brutal, en un contexto social que literalmente mató de hambre a miles de argentinos: Kosteki y Santillán, Margarita Belén, 19 y 20 de diciembre de 2001, por citar sólo tres de los cuantiosísimas manifestaciones de otro plan sistemático, ahora con visos de legalidad; (4) salarios estatales diezmados, escuelas (porteñas pero también bonaerenses, entrerrianas, salteñas: argentinas) que se caen con mirarlas con los ojos fijos y llorosos, hospitales ídem, universidades ídem.
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Un tal Brigitte Bardot
Esta semana, un corrillo de opiniones, de a pie y de las institucionales, defenestró, abjuró y/o alabó la presencia de Luis Palau, un líder religioso dentro del Evangelismo, cuya categoría y jerarquía desconozco supinamente. La cuestión de la polémica se centró, fundamentalmente, en que se le autorizara la realización de una ceremonia -que supongo ritual en su fe-, en medio de la avenida Nueve de Julio, a la vera del Obelisco, que como un falo bendito habrá alabado también, quizás, a Dios su Señor. Fue curioso escuchar o leer estas opiniones, y las actitudes de los comunicadores, por caso, de Eduardito "el Goebbels argento" Feinmann, en C5N, a quien lo enganché pisando las imágenes en vivo de este acto, en entrevista a no sé qué pastor evangélico: las preguntas eran desde una estudidada "ignorancia tolerante", una especie de curiosidad de niño ante un androide bueno, siempre dejando en claro su profesión de fe y, de paso, preguntando cosas que lavaran la imagen de la religión que estaba pagando el larguísimo spot informativo-publicitario (spot que, acabo de escuchar hace un ratito en la radio, no se garpó el sábado, porque los asistentes fueron muchos menos de los que se esperaban y porque, dado que no daba mostrar que no convocaban, lo mejor era ahorrarse esos productos del medieval diezmo). La parafernalia bienpensante y progresista destacó, en contraposición, los vínculos de Palau con lo más rancio del averno capitalista en la Tierra (por ejemplo el alcohólico -¿en recuperación?- Bush y su no menos sulfúrico papi), aprovechó para pegarle al bosterito capo dil tutti li capi y remarcar que éste tejió alianzas evangélicas en épocas de campañas y necesidad de fondos (recordemos que desde siempre la Bombonera ha sido el espacio de muchas de estas ceremonias), las que, ahora, estaría retribuyendo. Cuestiones como la contradicción entre la custodia férrea del espacio público y la celeridad en la autorización de este acto, que implicó la apropiación de ese mismo espacio en días de semana y en horas pico, fueron las delicias y las comidillas de estos opinadores.Siempre el discurso: ningunear desde la palabra que nombra y rotula. Se lo llamó festival, algo lindante, digamos, a una kermés. Se pretendió buscar la locura, el porro y el escabio, los micros y el chori. TVR ironizó en este sentido, mostrando entre risas las hordas que cantaban canciones de raíz futbolera, pero dirigidas a su divinidad (como si no pudieran resultar igual de hilarantes, descomunales o extrañas, costumbres tales como usar kipá). Se lo llamó piquete celestial (Página/12), negocio de la fe, etc. Comparto bastante del análisis de Washington Uranga en Página/12 de la edición de hoy, aunque generalizo argumentos allí vertidos a todas y cada una de las religiones. Salvo que medie como razón última el hecho insondable de que Dios sea excluyentemente católico y, por lo tanto, un argumento fáctico, nada justificaría mi recuerdo de haber sido obligado por el colegio corazonista (al que asistí en mi niñez), y por mi familia, a ver pasar un señor viejito investido de los símbolos de poder, y lleno materialmente de él, y hacer flamear una banderita blanca y amarilla, al coro de "Graaaaaacias Juaaan Paaaaaablo, / bienvenidoooaa nuestro hogar. / Dios te bendiiiga / mensajero de la paaaaaz / Tooooooda la paaatria reeeenacerááááááááá / Argentiiina, Argentiiina junto a ti siempre estarááá" (me estoy asombrando ahora mismo de recordar todavía este cántico, en letra, modulación y música, que tiene 20 o 25 años: tan fuerte es la propaganda, y tan eficaz en las plásticas mentes infantiles; también me sorprende la implacabilidad de la Historia, que viene a demostrar que dos décadas después, Argentina no renació con la visita del prelado, y nos permite vislumbrar las falacias de las promesas acerca del otro renacimiento o resurrección); esa vez no hubo chori y vino, al menos en mi ser-niño, pero hubo control de asistencia por parte de la maestra, maternal imposición previa y feliz, fervorosa y satisfactoria sonrisa posterior, que son otras formas de pago, quizás más cooptativas que las del tetra + micro. No hubo quejas acerca del tránsito, claro está, en principio porque no existía el parque automotor de hoy en día y además, y fundamentalmente, porque siempre hubo por estas tierras ese despectivo desprecio que las mayorías sienten por las minorías, por la simple imposición del número, tal como explícitamente argumenta un encumbrado periodista de Clarín en un análisis que se publica hoy. Que la Santa Iglesia está y ha estado del lado de los poderosos es hecho harto sabido, y en esa carrera le lleva más de un milenio de ventaja a cualquiera de las ramas protestantes que surgieron a partir del siglo XV, doce siglos después de que el cristianismo católico fuera la voz oficial del Imperio Romano. Para la Iglesia (Católica Romana) hay verdades irrefutables, tales como la inmaculada concepción de María, la existencia de Dios que es Uno y Trino a la vez, o que el sol gira alrededor de la tierra. Si algo de esto no fuera así, se toma, digamos, quinientos años en repensarlo y admitirlo. Sin embargo, la misma Iglesia dogmática ofrece como materia para el debate, para la discusión ("eso no es así", "eso es materia de interpretación", etc.) el incontrastable hecho de que avaló, participó, bendijo, sostuvo, regímenes tanto o más atroces que el de Bush, desde los comienzos de su historia. Pero claro, la paja en el ojo ajeno es una prescripción evangélica...
No encuentro otro argumento que el de la intolerancia para injustificar la realización del encuentro de fe en la avenida Nueve de Julio, eso que los mismos que lo defenestraron, han llamado festival. Lo homologaron a la apropiación del espacio público para la lucha y la protesta, cuando es evidente que el primero anestesia lo que el otro subleva. Palabras que naturalizan y materializan ideología. En la misma semana trajo consigo el tractorazo del campo.
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El granero para el mundo
El campo es un conglomerado de fuerzas productivas, acumulación de riqueza, prebendas y oprobios. Nada homogenéo, como bien se comprenderá. Sin embargo, la palabreja iguala y oculta: el campo. Un colectivo (social, y lingüístico) que remite a la utópica Argentina igual y homogénea, agricultora y ganadera: la oda a los ganados y las mieses, de Lugones. Las fuerzas sediciosas siempre están mencionadas en plural (los subversivos, los piqueteros), porque si son muchos meten más miedo (¿A quién temés más, a una Sociedad Rural o a un piquetero?) El campo, por supuesto, es pro, está al servicio de este país que se hace grande a fuerza de soja y vacas; por eso no hacen paros, ni hacen piquetes: los suyos son lock out y tractorazos.Los sufijos a veces son nocionales, y entonces por ejemplo pueden marcar aumento de tamaño pleno (silla/sillón), aunque la mayoría de las veces son apreciativos, subjetivos, y entonces cuelan entre supuestas nociones objetivas, cargas valorativas (ideológicas) diversas. El sufijo -azo, que nocionalmente indicaría golpe (como en martillazo), se puede trastocar a shock y, de allí puede llegar al signo ideológico conmoción social (Cordobazo, cacerolazo, etc.) Un tractorazo no es un masivo golpe con tractores pero tampoco, obviamente, es un simple corte de rutas, una simple apropiación del espacio público para la lucha y la protesta. La gente como uno no hace esas cosas; los negros, en cambio, sí. Los mismos negros que no trabajan porque no quieren no son lo mismo que los ganaderos que cortan las rutas porque el gobierno aumentó las retenciones a la exportación de la soja (aclaración obvia: un ganadero cría vacas, animalitos, y un sojero cultiva soja, semillitas) Voces probas editorializaron en el día de la fecha que esto es entendible y justificable, porque los ganaderos salen en defensa de sus vecinos del campo, por aquello del hoy vienen por él, mañana por mí. Intachable argumento de solidaridad social que olvidan cuando la cuestión es que una agrupación de trabajadores desocupados corta una calle porque los trabajadores ocupados de una fábrica tienen tal o cual disputa.
Hagamos un pequeño rodeo, pequeñito. Supongamos que yo hago, fabrico, manufacturo pochoclos, y los vendo en Recoleta. A buen precio, claro está, porque los recoletos habitantes de esa zona no malgastan su tiempo en aprender a hacer, ni en hacer, la golosina. Están para otra cosa, y su tiempo se cuenta en miles de pesos. No saben, no pueden o no quieren hacer pochoclo, y para eso me tienen a mí, y me pagan para eso. Yo, entonces, elaboro pochoclo, el que a su vez a mis cinco hijos les encanta. Con lo que les cobro a los de Recoleta, me alcanzaría, me podría alcanzar para regalarles a mis hijos la cantidad necesaria, para ofrecer a los hijos de mis vecinos el pochoclo a un precio social determinado, y el excedente, vendido a valores que mis vecinos ricos de Recoleta pueden tranquilamente pagar, lo comercio allá. Cambiemos el ejemplo. Yo fabrico vacas. Mis vecinos ricos, por ejemplo, europeos, pagan bien por mis vacas. No saben, no quieren, no pueden fabricarlas ellos, al menos, no con la misma calidad. Con lo que pagan me alcanzaría, me debería de alcanzar para regalar vacas entre los míos, venderles a mis vecinos próximos y tan pobres como yo a precios subsidiados y el excedente, comerciarlo en el norte. ¿Reforma agraria? No, no, no es para tanto: la reforma agraria es un concepto que implica más cosas, más de raíz. Lo mío es una modesta picardía de comerciante. El mundo no funciona de ese modo, podrían decirme un convicto en libertad como Martínez de Hoz, un Cavallo, un Lousteau. Seguro, les digo. Ese mundo no funciona de ese modo, porque funciona según las reglas de sus dueños, mis vecinos del norte. En mi mundo las reglas son así como lo digo. Vamos a ver quién tiene las vacas, quién tiene la guita y quién tiene el hambre. Las retenciones tienen algo que ver con todo esto, pero algo muy tangencial y desvirtuado. Pero son mejor que la nada, son mejor que vender todo el pochoclo a precios exorbitantes y hacer la gran diferencia, mientras mis hijos y mis vecinos se cagan de angustia.
El campo tiene derecho a un lock out (que es algo muy distinto del paro) y a la solidaridad basada en el bolsillo (propio), vehiculizados en un tractorazo (que es muy distinto de un piquete o incluso un piquetazo) Tiene derecho, sencillamente, por el uso de la fuerza y por la circulación elaborada de signos ideológicos que legitiman o deslegitiman, según quién tenga la sartén por el mango, o los huevos fritos y re podridos...
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Capitalismo seguro
La (in)seguridad. Así no se puede vivir, doña. Hay que meterlos presos a todos. No se puede salir a la calle sin que un pibe te esté pidiendo una moneda, seguro que explotado por el padre, un negro vago que no quiere trabajar. Hace falta más policía, doña. Y su intendente se la va a dar. Va a invertir mucha platita de sus impuestos para meter bala a los delincuentes. Va a hacer una policía propia, a la que le va a pagar los salarios dignos de su investidura, según se informa hoy. Va a haber un federal en la misma cuadra que cuide un policía estadual o local. Va a haber, por lo tanto, el doble de cuidados de las zonas liberadas, de las coimas y del gatillo fácil. Diversificación del negocio. El negocio de la seguridad, claro está. Ahí donde entra la connivencia policial con el tráfico ilegal (de drogas, de personas, etc.), con el afano, con el secuestro, etc. Van a pagarles bien, para que no delincan. Como si dijéramos que van a poner un pote con buena miel cerca de los otros potes de inferior calidad (pero miel al fin) para que las moscas vayan solo al primero y mágicamente no se tienten con el todo, que es más que la simple suma de las partes, como nos enseñó el gran maestro. Los controles los van a establecer un par de fulanos que tienen algún tipo de experiencia en la CIA y el FBI, pero que viven acá (filial bananera de andá a saber qué negocios) y un tipo que fue raleado de la Federal, por tener vínculos con menganos relacionados con el secuestro y muerte del hijo del ing...enioso Blumberg, el afano de automóviles y su posterior corte, faena y comercialización. Palabras tales como seguridad/inseguridad, inversión, quedan expuestas en sus contradicciones discursivas y en la praxis social de un modo paradigmático: tres lucas de sueldo inicial, casa, capacitación, prestigio social. Médicos y docentes, hospitales y escuelas, ¡a verla por tevé!Etiquetas de esta entrada: Noticias de ayer
viernes, 14 de marzo de 2008
Siete vidas felices y un final acompañado. Para envidiar, cuando se sofoque el dolor...
A UNA ROSA.
Luis de Góngora
Ayer naciste, y morirás mañana.
Para tan breve ser, ¿quién te dio vida?
¿Para vivir tan poco estás lucida
y para no ser nada estás lozana?
Si te engañó su hermosura vana,
bien presto la verás desvanecida,
porque en tu hermosura está escondida
la ocasión de morir muerte temprana.
Cuando te corte la robusta mano,
ley de la agricultura permitida,
grosero aliento acabará tu suerte.
No salgas, que te aguarda algún tirano;
dilata tu nacer para la vida,
que anticipas tu ser para tu muerte.
- Nicolás Recchia (10/5/2003-14/03/2008) -
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jueves, 13 de marzo de 2008
Técnicamente, no nos conocíamos. Técnicamente, digo, o sea, en sentido estricto, literal: en sentido arcaico.
Pero sí nos conocíamos. Lo veía cuando quería, o podía. Él estaba ahí, siempre. En un sentido moderno, mediático, era mi amigo.
Descansá en paz, cosechando paz.
- Jorge Guinzburg (1949-2008) -
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lunes, 10 de marzo de 2008
Casi el 70% rechaza los paros docentes
3 Respuestas/comentarios Publicado por Esteban Cid a las 9:03Educación y percepción social • Prioridades, olvidos y mezquindades • Y mientras tanto, el tiempo pasa...
El diario La Nación publicó en su edición de ayer domingo, una noticia relacionada con una encuesta realizada por Gallup Argentina, que arrojó que «nueve de cada diez personas piensan que el sistema educativo argentino requiere cambios, y casi el 63% demanda reformas "fundamentales"» La misma noticia, de modo confuso, informa que siete de cada diez personas rechaza la realización de los paros (verdad, por otra parte, de Perogrullo, porque hasta los mismos docentes rechazan el tener que hacer paros, aunque por diferentes motivos), aunque cuando el artículo detalla la percepción de los encuenstados respecto de cuáles son los problemas en el sistema educativo, los paros docentes se ubicaron, con un magro 14%, detrás de la desactualización de planes de estudio (23%) y antes que la desigualdad de acceso a la educación y los bajos sueldos docentes (10%); más abajo todavía, cuestiones como la deserción, el bajo presupuesto, la falta de infraestructura y «el bajo nivel de capacidad de los maestros». O sea que no sabemos si esas siete de cada diez que rechazan los paros pertenecen al universo del 14% que ve los paros docentes como el problema fundamental del sistema educativo, o si es en general. Esos estadísticos siete de cada diez aumentan en «los estratos sociales más bajos y en las mujeres. Al mismo tiempo, entre quienes mencionan los paros docentes como principal problema son más los entrevistados de menor nivel socioeconómico (17% contra 7% de la clase media alta), y del interior y el Gran Buenos Aires (15% y 14%, respectivamente, contra 7% en la Capital)» El resultado global comparativo, tomando como eje la anterior muestra, del año 2000, es que en la actualidad hay una mayor preocupación por la calidad de la educación antes que por cuestiones presupestarias (a la inversa que entonces) Este dato está ratificado por la visión de un fulano cuyo cargo suena importante (Axel Rivas, director del programa de educación del Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento -Cippec), quien cree que la cuestión «pasa por materializar la inversión creciente en educación en resultados de aprendizaje» y se lamenta de que las nuevas gestiones educativas provinciales «tengan que preocuparse tanto por las negociaciones salariales»
La noticia me interesó por dos motivos; el primero, obvio, por el tema en cuestión, y el segundo, porque La Nación es -creo- el único medio electrónico que permite la opinión de los lectores en (casi) todos los artículos que publica, de modo tal que el referido, que informa acerca de percepciones y concepciones de la sociedad respecto del sistema educativo, se complementa con las percepciones que dejan los lectores del soporte electrónico.
Entre estas últimas, me resultó llamativo cómo, en líneas generales, se abarcó el espectro de cuestiones de un modo, digamos, correcto, si por correcto entendemos el enfocar una multipicidad de factores, una lectura más o menos crítica de emergentes y causas, etc. Salvo algún que otro fantoche que propuso encapsular la escuela para que los padres no puedan entrar en ella, y lograr así que sea un sacrosanto templo del conocimiento, o algún pobre cristo que está rabiosamente convencido de que los docentes tienen tres meses de vacaciones en verano más quince días en invierno (recomiendo fervorosamente leer las risibles participaciones del tal "alfa73omega"), el resto de los foristas apuntó a cuestiones menos acotadas que el paro docente como causante de la mala calidad educativa.
Voy a poner dos ejemplos, circunscriptos, acerca de cómo está la educación hoy, al menos en la provincia de Buenos Aires, al menos en La Matanza, para empezar a desandar las cosas. El primero es hipotético, aunque plausible, y el segundo es real.
En 1996, el entonces gobernador Duhalde y la entonces Directora General de Cultura y Educación (luego vicegobernadora y ahora, creo, diputada) con el entonces Subdirector de Rama Media (y actual Director General de Cultura y Educación) como cómplice, comenzaron la implementación de lo que llamaron "Transformación Educativa", es decir, la reforma de la estructura del sistema, pergeñando el Tercer Ciclo de la Escuela General Básica. Para ello, agarraron el antiguo primero y segundo años de la Escuela Media y lo pasaron a la Escuela Primaria (llamada a partir de entonces EGB) con los pintorescos nombres de 8º y 9º años. El que era profesor de, por ejemplo, Geografía, en ese primero o segundo año, pasó a Ciencias Sociales, un área curricular que intersectaba las viejas materias Geografía, Historia y Educación Cívica, en un enfoque interdisciplinario de tipo areal (y no disciplinar, como hasta entonces). O sea, un profesor de Geografía pasó a enseñar contenidos de Historia o Educación Cívica. Diez años después, hoy, nos encontramos implementando el segundo año de la "Nueva Secundaria", el engendro de la hora. Ese profesor, ahora, tiene que ser nuevamente reubicado, en las modernas materias del moderno segundo año que ahora se inventan, y que son, oh sorpresa, Geografía e Historia. Por cuestiones de distribución de docentes y cantidad de horas disponibles, y para que no se "hagan olas" y nadie tenga que reubicarse en otra escuela del Distrito, está abierta la posibilidad de que, más allá de la incumbencia del título, el docente se ubique en cualquiera de las dos materias, de modo indistinto. Entonces, ese tipo que hace diez años daba clases de Geografía, el campo de conocimientos que estudió y en el que se recibió, y que pasó a dar clases de Ciencias Sociales, hoy por hoy, termina en clases de Historia... No es un cuento: pasa en todas las escuelas ESB que conozco de La Matanza, que son bastantes. De hecho, si quisiste cambiarlos de cursos, como para prever un mejor reparto y al menos les tocara una, unita Geografía aunque sea, tuviste flor de baile con tu obcecada y reglamentarista inspectora, la cual aflojó sólo cuando se le cantó, o cuando de arriba le dijeron "chabona, la propuesta del pibe es coherente, no jodas" Conclusión: hace diez años modificaste la estructura a la que ahora regresás y, en el camino, sacaste a los tipos que daban clases en la materia a cuyo título habilitaba, para ponerlo entonces en una coctelera de la que los sacás ahora, ubicándolos donde se pueda. Lo que se dice, reformar para lograr verdadera calidad educativa
Caso 2: te pagan un sueldo por cuatro horas y media de trabajo (sueldo que incluye varios ítemes en negro, que no remuneran por antigüedad, que no aportan jubilación, que no se incluyen en el aguinaldo, etc.) Te tienen un día desde las 10.00 a las 19.00 por cuestiones burocráticas, de papeleo (esas reubicaciones de docentes, la creación de un curso, la designación de un preceptor que hace un año tendría que haberse producido, la incorporación "manual", no automática, de la "nueva materia" -Construcción de Ciudadanía- prevista por el Ministerio y sus resoluciones -no por un director caprichoso-, a unos códigos monstruosos que inventó la DGCyE, denominados CUPOF, entre otras cuestiones) y el día viernes, desde las 9.00 hasta 17.00 por los mismos temas. Repito: te pagaron sólo cuatro horas y media de todo eso; el resto lo aportaste de tu tiempo libre, tiempo que si querías lo dedicabas a la escuela y si querías lo dedicabas al ocio, al blog, a hacer el amor o a dormir -algo similar al fin de semana previo: desde las 10.00 de un sábado hasta las 23.00 de ese día, y desde las 11.00 del domingo hasta las 19.00, con gastos varios en llamadas telefónicas a celulares, teléfonos fijos, etc., porque empezaban las clases y había que tener listo el organigrama de horarios de clases y en la escuela, se sabe, no podés hacer ciertas tareas delicadas que exigen concentración y que no te rompan las pelotas cada 10 minutos con boludeces varias) El señor "alfa73omega" olvidó, entonces, que los docentes tenemos, además, dos días libres por semana, y que trabajamos nada más que media jornada. Estamos como queremos. Pero no pongo este ejemplo para responder a este pobre hombre, sino para llegar a otra cuestión: todo lo que insumió esas jornadas, estaba previsto por las resoluciones ministeriales, era anticipable, calculable, organizable. Pero, por supuesto, es más fácil no preverlo y que cada escuela se vuelva loca. El vértigo de estos dos días se originó en el hecho de que me había enterado, de refilón, que la Jeftura Regional de Inspección había comunicado, el día jueves, que hasta el día siguiente había plazo para presentar y aprobar los desdoblamientos de cursos, los nuevos cargos, etc. Las escuelas que no se enteraron se habrán quedado con 43 pibes por curso, como me hubiera pasado a mí si no me enteraba, o con el cargo de preceptor que hace un año pidieron y ahora les habían pre-aprobado (una especie de plan de ahorro y licitación) en el freezer, y otras lindeces.
Suponer que los dos botones que expuse son causados por los paros docentes es suponer que la rabia existe porque existen los perros. Los paros docentes son también por estas cosas, sea porque se reclama que terminen o porque, soy honesto, muchas veces pensás "me tomo el día, que me lo descuenten, pero descanso, me salgo de la alienación por unas horas". Me chupa un huevo que haya (hayamos) quienes a veces paramos por convicción, y a veces por inconvicción. No parar no hace que deje de existir la aberración de que un tipo que daba Química y pasó a dar Naturales ahora termine dando Biología. No parar no hace que deje de existir un aparato burocrático que es el que permanentemente va a hacer fracasar la mejor de las reformas posibles (y más todavía si la "reforma" es, simplemente, volver a lo que había antes de tu anterior reforma, la misma que vos impulsaste porque eso anterior a lo que ahora volvés era irredentamente malo)
La cuestión salarial, que suele visualizarse como lo único que lleva al paro, es vista con anteojeras. Suelen esgrimirse en ella aspectos que ya hemos enumerado: la jornada de cuatro horas, la situación de precarización general del empleo ("¿de qué se quejan los docentes cuando todos estamos pauperizados laboralmente?", pareciera ser el razonamiento, y en La Nación hay uno parecido), la inexistencia de paros en los colegios privados, la discontinuidad de las clases, etc.
Los gobiernos suelen escudarse en la garantía de 180 días de clase como argumento central para cuestionar los paros. Ciento ochenta días de clases es medio año, descontados los recesos de invierno y verano, los fines de semana y los feriados. Nunca saqué la cuenta, pero se me hace que aun sin computar esa resta, sobran días como para hacer paro. En mis mocedades había menos días de clase que hoy (terminábamos el 30 de noviembre y empezábamos en la segunda semana de marzo, no había compensaciones sino mesas de exámenes, agarré el famoso paro de 1988 y sin embargo, se aprendía). Garantizar "días de clase" no implica garantizar nada; ciento ochenta días de clase en mi escuela significaría, por ejemplo, la mitad de tiempo que el Estado se tomó en reparar los baños (ya relaté la anécdota: antes de las Pascuas de 2007 una empresa contratada por el Consejo Escolar de La Matanza rompió todos los baños de planta alta; después desapareció, en agosto volvió y terminó de destruir lo que quedaba (que estaba inutilizado, pero en pie); volvió a desaparecer y ahora, caramba, cerca de las Pascuas de 2008 el mismo Consejo contrata a la misma empresa para la obra, la cual está ahorrando hasta en tornillos, reciclando lo que había y cambiando lo mínimo indispensable, sin respetar los pliegos originales ni adecuar los baños a lo que una escuela necesita: ¿reparación?) Ciento ochenta días de clases de Historia dictadas por un profesor en Geografía; ciento ochenta días de clases en una escuela que tiene un laboratorio de Informática equipado, y otro de Naturales ídem, para los cuales, desde su instalación, allá por 2001, jamás se nombró personal idóneo; ciento ochenta días de clases en una escuela en la que cada dos o tres días se saturan las cámaras y los pozos, aun cuando hace un par de años se realizó una "obra integral" que iba a "solucionar definitivamente" ese problema; ciento ochenta días de clases con cursos de más de 40 añumnos, en aulas para 25, si no te enteraste a tiempo de que en 24 horas se cerraban las aprobaciones de nuevos cargos, etc. Aun sin paros, esos ciento ochenta días no significan nada.
Que un docente trabaja cuatro horas, es muy relativo. Es nominalmente cierto, y a veces realmente es así: están quienes no ponen ni un segundo más que los que ponen en las clases. No me interesa hacer una defensa corporativa a ciegas, porque en cualquier oficio hay buenos profesionales y de los otros. Ni unos justifican nada, ni otros son la muestra de todo. Se sabe que la tarea docente no implica solamente el tiempo frente a alumnos. En lo personal, y luego de más de década y media de trabajo en esto, ya no me da el cuero para tener, como antiguamente, más de dos turnos completos de clases. Estoy quemado y limado: hice mierda mis escasas capacidades en mi juventud, sobreempleo mediante. No me da el cuero significa, sencillamente, que los días en que me pasa tener dos turnos o más, en algún momento no "rindo" lo que podría, lo cual me llevó a tomar la decisión de licenciar casi todas mi horas de clase, resignando bolsillo para ganar en salud. No pregono, claro está, que todos decidan lo mismo, porque que yo en lo personal pueda hacerlo no significa que todos puedan, o quieran. El argumento de que dado que todo el "mercado laboral" está precarizado, es inestable, etc., el docente no tiene que patalear, es errado, cuando no perverso, porque supone algo así como que ya que casi todos tienen sarna, el que no la tiene debe dejar de resistirse y contagiarse urgentemente.
En los colegios privados, es cierto, no se para. No se puede parar, mejor dicho. Te raja el empresario-dueño. Te pagan lo mismo o menos que en el Estado, y sin patalear. Hay un negocio, y tiene que ser rentable. La rentabilidad en un colegio privado pasa por la matriculación y el pago de la cuota. Casi todos los colegios privados, sobre todo en los sectores populares, están subsidiados al 100% por el Estado: el mismo que tardó un año en reparar cuatro baños en mi escuela, le garpa todos los sueldos al empresario del colegio privado del barrio donde está mi escuela. Y a él no le controla que los baños sean letrinas o no. Desinvierte acá y la pone allá, donde es un negocio para un fulano particular. Explota ahí a los mismos docentes que trabajan o podrían trabajar acá, y les obtura el derecho a huelga. El colegio privado es una esuela pública con ganancia privada; la escuela pública es una escuela privada de inversión. Y la gente visualiza la educación privada como la panacea. La única y central diferencia es la explotación y el garrote.
Que a mis hijos, si los tuviera, los educara una caterva de seres explotados pasivamente, alienados personajes que no pueden expresar nada en voz alta, para que un señor dueño de una empresa educativa gane mucha guita con mis hijos, no sería, para mí, una buena opción. Porque la educación no es solamente una cuestión de formación y de transmisión de contenidos, sino ante todo, de valores, y no son esos, no es ese modelo de sociedad el que quisiera para mis vástagos. Que a mis hijos, si los tuviera, los educaran tipos que ganan salarios miserables sería imposible, impensable, porque mi prole valdría para mí lo suficiente como para que yo, y la sociedad en la que quiero vivir, exigiera que se les pague lo que corresponde, simplemente porque están educando a mis hijos, que no tienen precio. A cambio les exigiría a esos docentes, después, que no falten nunca, que se perfeccionen constantemente, que trabajen todo el año y toda la perorata. Después, y no antes. Antes, la lucha, mía como padre y mía como docente. Y la lucha del trabajador se expresa en la sindicalización y, cuando las negociaciones caen, en la huelga. Si esto no sucediera, sería estar proponiendo algo así como querer que a mis hijos los eduquen tipos con doctorados en Harvard, a los que les pago salarios nigerianos en condiciones nigerianas. Que mis hijos estudien en escuelas que están equipadas como en el siglo XIX, sin mantenimiento, sin infraestructura, etc., y que esa guita que aporto con mis impuestos esté transferida a empresas que redundan en ganancia para un fulano que, encima, hace lobby para que la cosas sigan como están o peor, porque eso le garantiza más ganancia todavía, es estar enterrándonos como sociedad en los próximos treinta o cincuenta años. Y nada de esto tiene que ver con que paren los docentes, claro está. Y no creo que ningún docente en sus cabales se habría de plegar a un paro, si estuvieran resueltas las cuestiones anteriores.
Nos debemos un debate profundo de estos temas, es cierto. Y acerca de cómo encaramos, informamos, concebimos y entendemos qué es la educación y cuál es el rol del Estado, de la sociedad y de los docentes en todo esto. Y, fundamentalmente, nos debemos un debate en serio acerca de para qué seguimos votando a los mismos de siempre que, reciclados, cambian lo que cambiaron anteriormente, para que nada siga cambiando.
La noticia me interesó por dos motivos; el primero, obvio, por el tema en cuestión, y el segundo, porque La Nación es -creo- el único medio electrónico que permite la opinión de los lectores en (casi) todos los artículos que publica, de modo tal que el referido, que informa acerca de percepciones y concepciones de la sociedad respecto del sistema educativo, se complementa con las percepciones que dejan los lectores del soporte electrónico.
Entre estas últimas, me resultó llamativo cómo, en líneas generales, se abarcó el espectro de cuestiones de un modo, digamos, correcto, si por correcto entendemos el enfocar una multipicidad de factores, una lectura más o menos crítica de emergentes y causas, etc. Salvo algún que otro fantoche que propuso encapsular la escuela para que los padres no puedan entrar en ella, y lograr así que sea un sacrosanto templo del conocimiento, o algún pobre cristo que está rabiosamente convencido de que los docentes tienen tres meses de vacaciones en verano más quince días en invierno (recomiendo fervorosamente leer las risibles participaciones del tal "alfa73omega"), el resto de los foristas apuntó a cuestiones menos acotadas que el paro docente como causante de la mala calidad educativa.
Voy a poner dos ejemplos, circunscriptos, acerca de cómo está la educación hoy, al menos en la provincia de Buenos Aires, al menos en La Matanza, para empezar a desandar las cosas. El primero es hipotético, aunque plausible, y el segundo es real.
En 1996, el entonces gobernador Duhalde y la entonces Directora General de Cultura y Educación (luego vicegobernadora y ahora, creo, diputada) con el entonces Subdirector de Rama Media (y actual Director General de Cultura y Educación) como cómplice, comenzaron la implementación de lo que llamaron "Transformación Educativa", es decir, la reforma de la estructura del sistema, pergeñando el Tercer Ciclo de la Escuela General Básica. Para ello, agarraron el antiguo primero y segundo años de la Escuela Media y lo pasaron a la Escuela Primaria (llamada a partir de entonces EGB) con los pintorescos nombres de 8º y 9º años. El que era profesor de, por ejemplo, Geografía, en ese primero o segundo año, pasó a Ciencias Sociales, un área curricular que intersectaba las viejas materias Geografía, Historia y Educación Cívica, en un enfoque interdisciplinario de tipo areal (y no disciplinar, como hasta entonces). O sea, un profesor de Geografía pasó a enseñar contenidos de Historia o Educación Cívica. Diez años después, hoy, nos encontramos implementando el segundo año de la "Nueva Secundaria", el engendro de la hora. Ese profesor, ahora, tiene que ser nuevamente reubicado, en las modernas materias del moderno segundo año que ahora se inventan, y que son, oh sorpresa, Geografía e Historia. Por cuestiones de distribución de docentes y cantidad de horas disponibles, y para que no se "hagan olas" y nadie tenga que reubicarse en otra escuela del Distrito, está abierta la posibilidad de que, más allá de la incumbencia del título, el docente se ubique en cualquiera de las dos materias, de modo indistinto. Entonces, ese tipo que hace diez años daba clases de Geografía, el campo de conocimientos que estudió y en el que se recibió, y que pasó a dar clases de Ciencias Sociales, hoy por hoy, termina en clases de Historia... No es un cuento: pasa en todas las escuelas ESB que conozco de La Matanza, que son bastantes. De hecho, si quisiste cambiarlos de cursos, como para prever un mejor reparto y al menos les tocara una, unita Geografía aunque sea, tuviste flor de baile con tu obcecada y reglamentarista inspectora, la cual aflojó sólo cuando se le cantó, o cuando de arriba le dijeron "chabona, la propuesta del pibe es coherente, no jodas" Conclusión: hace diez años modificaste la estructura a la que ahora regresás y, en el camino, sacaste a los tipos que daban clases en la materia a cuyo título habilitaba, para ponerlo entonces en una coctelera de la que los sacás ahora, ubicándolos donde se pueda. Lo que se dice, reformar para lograr verdadera calidad educativa
Caso 2: te pagan un sueldo por cuatro horas y media de trabajo (sueldo que incluye varios ítemes en negro, que no remuneran por antigüedad, que no aportan jubilación, que no se incluyen en el aguinaldo, etc.) Te tienen un día desde las 10.00 a las 19.00 por cuestiones burocráticas, de papeleo (esas reubicaciones de docentes, la creación de un curso, la designación de un preceptor que hace un año tendría que haberse producido, la incorporación "manual", no automática, de la "nueva materia" -Construcción de Ciudadanía- prevista por el Ministerio y sus resoluciones -no por un director caprichoso-, a unos códigos monstruosos que inventó la DGCyE, denominados CUPOF, entre otras cuestiones) y el día viernes, desde las 9.00 hasta 17.00 por los mismos temas. Repito: te pagaron sólo cuatro horas y media de todo eso; el resto lo aportaste de tu tiempo libre, tiempo que si querías lo dedicabas a la escuela y si querías lo dedicabas al ocio, al blog, a hacer el amor o a dormir -algo similar al fin de semana previo: desde las 10.00 de un sábado hasta las 23.00 de ese día, y desde las 11.00 del domingo hasta las 19.00, con gastos varios en llamadas telefónicas a celulares, teléfonos fijos, etc., porque empezaban las clases y había que tener listo el organigrama de horarios de clases y en la escuela, se sabe, no podés hacer ciertas tareas delicadas que exigen concentración y que no te rompan las pelotas cada 10 minutos con boludeces varias) El señor "alfa73omega" olvidó, entonces, que los docentes tenemos, además, dos días libres por semana, y que trabajamos nada más que media jornada. Estamos como queremos. Pero no pongo este ejemplo para responder a este pobre hombre, sino para llegar a otra cuestión: todo lo que insumió esas jornadas, estaba previsto por las resoluciones ministeriales, era anticipable, calculable, organizable. Pero, por supuesto, es más fácil no preverlo y que cada escuela se vuelva loca. El vértigo de estos dos días se originó en el hecho de que me había enterado, de refilón, que la Jeftura Regional de Inspección había comunicado, el día jueves, que hasta el día siguiente había plazo para presentar y aprobar los desdoblamientos de cursos, los nuevos cargos, etc. Las escuelas que no se enteraron se habrán quedado con 43 pibes por curso, como me hubiera pasado a mí si no me enteraba, o con el cargo de preceptor que hace un año pidieron y ahora les habían pre-aprobado (una especie de plan de ahorro y licitación) en el freezer, y otras lindeces.
Suponer que los dos botones que expuse son causados por los paros docentes es suponer que la rabia existe porque existen los perros. Los paros docentes son también por estas cosas, sea porque se reclama que terminen o porque, soy honesto, muchas veces pensás "me tomo el día, que me lo descuenten, pero descanso, me salgo de la alienación por unas horas". Me chupa un huevo que haya (hayamos) quienes a veces paramos por convicción, y a veces por inconvicción. No parar no hace que deje de existir la aberración de que un tipo que daba Química y pasó a dar Naturales ahora termine dando Biología. No parar no hace que deje de existir un aparato burocrático que es el que permanentemente va a hacer fracasar la mejor de las reformas posibles (y más todavía si la "reforma" es, simplemente, volver a lo que había antes de tu anterior reforma, la misma que vos impulsaste porque eso anterior a lo que ahora volvés era irredentamente malo)
La cuestión salarial, que suele visualizarse como lo único que lleva al paro, es vista con anteojeras. Suelen esgrimirse en ella aspectos que ya hemos enumerado: la jornada de cuatro horas, la situación de precarización general del empleo ("¿de qué se quejan los docentes cuando todos estamos pauperizados laboralmente?", pareciera ser el razonamiento, y en La Nación hay uno parecido), la inexistencia de paros en los colegios privados, la discontinuidad de las clases, etc.
Los gobiernos suelen escudarse en la garantía de 180 días de clase como argumento central para cuestionar los paros. Ciento ochenta días de clases es medio año, descontados los recesos de invierno y verano, los fines de semana y los feriados. Nunca saqué la cuenta, pero se me hace que aun sin computar esa resta, sobran días como para hacer paro. En mis mocedades había menos días de clase que hoy (terminábamos el 30 de noviembre y empezábamos en la segunda semana de marzo, no había compensaciones sino mesas de exámenes, agarré el famoso paro de 1988 y sin embargo, se aprendía). Garantizar "días de clase" no implica garantizar nada; ciento ochenta días de clase en mi escuela significaría, por ejemplo, la mitad de tiempo que el Estado se tomó en reparar los baños (ya relaté la anécdota: antes de las Pascuas de 2007 una empresa contratada por el Consejo Escolar de La Matanza rompió todos los baños de planta alta; después desapareció, en agosto volvió y terminó de destruir lo que quedaba (que estaba inutilizado, pero en pie); volvió a desaparecer y ahora, caramba, cerca de las Pascuas de 2008 el mismo Consejo contrata a la misma empresa para la obra, la cual está ahorrando hasta en tornillos, reciclando lo que había y cambiando lo mínimo indispensable, sin respetar los pliegos originales ni adecuar los baños a lo que una escuela necesita: ¿reparación?) Ciento ochenta días de clases de Historia dictadas por un profesor en Geografía; ciento ochenta días de clases en una escuela que tiene un laboratorio de Informática equipado, y otro de Naturales ídem, para los cuales, desde su instalación, allá por 2001, jamás se nombró personal idóneo; ciento ochenta días de clases en una escuela en la que cada dos o tres días se saturan las cámaras y los pozos, aun cuando hace un par de años se realizó una "obra integral" que iba a "solucionar definitivamente" ese problema; ciento ochenta días de clases con cursos de más de 40 añumnos, en aulas para 25, si no te enteraste a tiempo de que en 24 horas se cerraban las aprobaciones de nuevos cargos, etc. Aun sin paros, esos ciento ochenta días no significan nada.
Que un docente trabaja cuatro horas, es muy relativo. Es nominalmente cierto, y a veces realmente es así: están quienes no ponen ni un segundo más que los que ponen en las clases. No me interesa hacer una defensa corporativa a ciegas, porque en cualquier oficio hay buenos profesionales y de los otros. Ni unos justifican nada, ni otros son la muestra de todo. Se sabe que la tarea docente no implica solamente el tiempo frente a alumnos. En lo personal, y luego de más de década y media de trabajo en esto, ya no me da el cuero para tener, como antiguamente, más de dos turnos completos de clases. Estoy quemado y limado: hice mierda mis escasas capacidades en mi juventud, sobreempleo mediante. No me da el cuero significa, sencillamente, que los días en que me pasa tener dos turnos o más, en algún momento no "rindo" lo que podría, lo cual me llevó a tomar la decisión de licenciar casi todas mi horas de clase, resignando bolsillo para ganar en salud. No pregono, claro está, que todos decidan lo mismo, porque que yo en lo personal pueda hacerlo no significa que todos puedan, o quieran. El argumento de que dado que todo el "mercado laboral" está precarizado, es inestable, etc., el docente no tiene que patalear, es errado, cuando no perverso, porque supone algo así como que ya que casi todos tienen sarna, el que no la tiene debe dejar de resistirse y contagiarse urgentemente.
En los colegios privados, es cierto, no se para. No se puede parar, mejor dicho. Te raja el empresario-dueño. Te pagan lo mismo o menos que en el Estado, y sin patalear. Hay un negocio, y tiene que ser rentable. La rentabilidad en un colegio privado pasa por la matriculación y el pago de la cuota. Casi todos los colegios privados, sobre todo en los sectores populares, están subsidiados al 100% por el Estado: el mismo que tardó un año en reparar cuatro baños en mi escuela, le garpa todos los sueldos al empresario del colegio privado del barrio donde está mi escuela. Y a él no le controla que los baños sean letrinas o no. Desinvierte acá y la pone allá, donde es un negocio para un fulano particular. Explota ahí a los mismos docentes que trabajan o podrían trabajar acá, y les obtura el derecho a huelga. El colegio privado es una esuela pública con ganancia privada; la escuela pública es una escuela privada de inversión. Y la gente visualiza la educación privada como la panacea. La única y central diferencia es la explotación y el garrote.
Que a mis hijos, si los tuviera, los educara una caterva de seres explotados pasivamente, alienados personajes que no pueden expresar nada en voz alta, para que un señor dueño de una empresa educativa gane mucha guita con mis hijos, no sería, para mí, una buena opción. Porque la educación no es solamente una cuestión de formación y de transmisión de contenidos, sino ante todo, de valores, y no son esos, no es ese modelo de sociedad el que quisiera para mis vástagos. Que a mis hijos, si los tuviera, los educaran tipos que ganan salarios miserables sería imposible, impensable, porque mi prole valdría para mí lo suficiente como para que yo, y la sociedad en la que quiero vivir, exigiera que se les pague lo que corresponde, simplemente porque están educando a mis hijos, que no tienen precio. A cambio les exigiría a esos docentes, después, que no falten nunca, que se perfeccionen constantemente, que trabajen todo el año y toda la perorata. Después, y no antes. Antes, la lucha, mía como padre y mía como docente. Y la lucha del trabajador se expresa en la sindicalización y, cuando las negociaciones caen, en la huelga. Si esto no sucediera, sería estar proponiendo algo así como querer que a mis hijos los eduquen tipos con doctorados en Harvard, a los que les pago salarios nigerianos en condiciones nigerianas. Que mis hijos estudien en escuelas que están equipadas como en el siglo XIX, sin mantenimiento, sin infraestructura, etc., y que esa guita que aporto con mis impuestos esté transferida a empresas que redundan en ganancia para un fulano que, encima, hace lobby para que la cosas sigan como están o peor, porque eso le garantiza más ganancia todavía, es estar enterrándonos como sociedad en los próximos treinta o cincuenta años. Y nada de esto tiene que ver con que paren los docentes, claro está. Y no creo que ningún docente en sus cabales se habría de plegar a un paro, si estuvieran resueltas las cuestiones anteriores.
Nos debemos un debate profundo de estos temas, es cierto. Y acerca de cómo encaramos, informamos, concebimos y entendemos qué es la educación y cuál es el rol del Estado, de la sociedad y de los docentes en todo esto. Y, fundamentalmente, nos debemos un debate en serio acerca de para qué seguimos votando a los mismos de siempre que, reciclados, cambian lo que cambiaron anteriormente, para que nada siga cambiando.
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