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miércoles, 7 de mayo de 2008
Fotografía y arte • Post con doble intención: compartir con el honorable público y aliviar a ciertos seres que tienen próximo su parcial ;) • Nada de lo que figura acá tiene que ver con los exámenes, pero ayuda a contextualizar (obviamente, no pongo hoy las imágenes que aparecerán mañana :P)
El año pasado, el Museo de Arte Latinoamericano de Buenos Aires (MALBA) presentó la muestra itinerante Heaven to Hell. Bellezas y desastres, del artísta fotográfico David LaChapelle. Así lo presentaba en su sitio web el Museo:
Lachapelle lleva al centro aquello que estaba en los márgenes en varias direcciones: por un lado, exacerba la artificialidad de la fotografía, y para ello produce paisajes, ambientaciones, decorados que, en su exuberancia, no pueden sino ser leídos como artificiales, barrocos, recargados (o, como diría Susan Sontag, por más y mejores cosas que las que acá anoto, como pertenecientes a la estética camp) Si no es por el marco de la fotografía, la artificialidad viene de la mano de la profusión de los colores, brillantes, saturados. Las dos fotos que siguen dan cuenta de ello (a la derecha, foto sin título ni fecha; abajo, izquierda, Crustacean invasion, 2001)
Otro de los procedimientos que entroncan con la artificialidad fotográfica llevada al extremo, tiene que ver con la descontextualización, con la institución del objeto fotografiado como arte en sí mismo, por fuera de su legalidad, diríamos, en términos peirceanos. Esto es particularmente trabajado cuando retrata personalidades de la farándula, pero recontextualizándolas, de modo de parodiar lo que esos mismos personajes simbolizan o iconizan socialmente. Una vez más, la puesta en escena de esas fotografías extraen una exacerbación de las cualidades del retratado/a que se constituyen en una versión paródica, casi ridícula, (casi kitsch, lindantes con lo vulgar, con el mal gusto) de sí mismos/as, como en esta fotografía en que es retratado el cantante Marilyn Manson (abajo, derecha, no tengo datos).
Por otra parte, hay en muchas fotografías una innegable marca de época, que tiene que ver con la sexualidad, también exacerbada, también presentada en sus dislocaciones, descentrada y, por qué no, superficial o artificial, es decir, un llevar al extremo aquello que nuestra cultura valora, en dosis menos extravagantes o exageradas, y que la fotografía de moda construye. Algo similiar a lo que realiza cuando aborda el consumismo como impronta de época (y por lo tanto, paradigma fotográfico), consumismo que no sólo apunta a los objetos tradicionales de consumo sino a las mismas personas de la farándula, de la moda, celebridades, tratadas como lo que son: objeto de consumo. Las dos fotos que siguen y la de aquí a la derecha muestran esta cuestión (la primera la segunda es Inflatables Wonderbread, de 2003; de la segunda no tengo referencias; la tercera recupera varios aspectos aquí mencionados: Pamela Anderson: Have it your way, sin fecha )
David LaChapelle (Fairfield, Connecticut, US, 1969) es uno de los artistas visuales más reconocidos. La estética surrealista con que trabaja las imágenes y el humor que pone en sus composiciones fotográficas lo han llevado a lo más alto de la escena fotográfica. También se ha destacado como director de comerciales y videoclips.¿Qué es lo relevante en la obra de este artista? O, al menos, ¿qué es lo que a mí, público neófito en temas de fotografía, me llamó la atención? En primer término, esa capacidad de descentrar, deconstruir los códigos de la fotografía de moda, de farándula, de jet set, o sea, dar vueltas las típicas fotos de fulano en la isla de Caras, y de ese modo poner en emergencia, y en crisis, sus propios procedimientos, su montaje, es decir, mostrar todo lo que de artificial tienen aquellas fotos naturales, plagadas de Photoshop, de composición, etc., ocultos tras una supuesta instantánea. El juego de la foto de moda consiste en mostrarse a sí misma como calco, como mímesis de una vida glamorosa que realmente es así, juego que es leído tal cual, y construyendo de ese modo un pacto de lectura que obtura la pose, el marco, el entramado fotográfico, el relato allí presente.
Aficionado al mundo de la fotografía desde que era un niño, su madre se ocupaba de las fotos familiares, y fue ella su primera modelo. "Estaba en un balcón de un hotel de Puerto Rico. Llevaba puesto un bikini blanco y dorado, al estilo de Hollywood. Me indicó el punto exacto desde donde tenía que hacerle la foto mientras posaba como una modelo. Yo tenía seis o siete años...", declaró alguna vez el artista. Desde entonces, las fotos a su madre se sucedieron sin parar, incluidas en álbumes supervisados por ella.
LaChapelle estudió Bellas Artes en la Escuela de Artes de Carolina del Norte antes de mudarse a Nueva York. Tras su llegada, ingresó a la Liga de Estudiantes de Arte y a la Escuela de Artes Visuales.
Andy Warhol le ofreció su primer trabajo, como fotógrafo de la revista Interview. Polifacético artista, se lo considera “discípulo de Warhol”, de quien conoció una forma de expresar a través de la fotografía, con un tono sarcástico, una crítica mordaz de los caracteres más satíricos de la cultura popular.
En la actualidad, las revistas más importantes tienen la huella de LaChapelle: Italian Vogue, Rolling Stone, i-D, Vibe, Interview, The Face, British GQ y Vanity Fair. Además, es conocido por el creativo uso de los colores en sus imágenes y por retratar personajes famosos: Madonna, Elton John, Angelina Jolie, Tom Jones, Whitney Houston, Elizabeth Hurley, Milla Jovovich, Alicia Keys, Heidi Klum, Daniel Day Lewis, Jennifer Lopez, Courtney Love, Tobey Maguire y Marilyn Manson, entre otros.
También ha fotografiado numerosas portadas de discos para artistas como Macy Gray, Moby, No Doubt o Cristina Aguilera, y realizó videoclips de Avril Lavigne, Joss Stone, Norah Jones y Robbie Williams. Además, participó en campañas publicitarias para una variedad de clientes que incluye a L’Oreal, Iceberg, MTV, Ecko, Diesel Jeans, Sirius, Ford, Sky Vodka y la campaña Got Milk?
Su exitoso primer libro, LaChapelle Land, fue publicado en 1996 por la editorial Collaway, incluyendo una colección de retratos de celebridades: Leonardo DiCaprio, Pamela Anderson, Uma Thurman, Mark Wahlberg y Drew Barrymore. El sucesor de éste debut fue el libro Hotel LaChapelle, editado en 1999.
Sus fotografías han sido exhibidas en las galerías Staley-Wise and Toni Shafrazi Galleries, Nueva York; Fahey-Klein, Los Ángeles; Art Trend, Austria; Camerawork, Alemania; Sozzani and Palazzo delle Esposizioni, Italia y, más recientemente, en el Barbican Museum de Londres.
Recientemente nombrado por la revista American Photo como uno de los diez fotógrafos más importantes del mundo, LaChapelle ha recibido numerosos premios a lo largo de su carrera, entre los cuales se destacan "Mejor Fotógrafo Nuevo" (revista American Photo, en sus ediciones americana y francesa, 1995); "Premio Fotógrafo del Año" (VH1 Fashion Awards, 1996) y "Premio Fotografía Aplicada del Año" (The International Center of Photography, 1996), y "Mejor Documental” (Aspen Film Festival, 2004).
Lachapelle lleva al centro aquello que estaba en los márgenes en varias direcciones: por un lado, exacerba la artificialidad de la fotografía, y para ello produce paisajes, ambientaciones, decorados que, en su exuberancia, no pueden sino ser leídos como artificiales, barrocos, recargados (o, como diría Susan Sontag, por más y mejores cosas que las que acá anoto, como pertenecientes a la estética camp) Si no es por el marco de la fotografía, la artificialidad viene de la mano de la profusión de los colores, brillantes, saturados. Las dos fotos que siguen dan cuenta de ello (a la derecha, foto sin título ni fecha; abajo, izquierda, Crustacean invasion, 2001)
Otro de los procedimientos que entroncan con la artificialidad fotográfica llevada al extremo, tiene que ver con la descontextualización, con la institución del objeto fotografiado como arte en sí mismo, por fuera de su legalidad, diríamos, en términos peirceanos. Esto es particularmente trabajado cuando retrata personalidades de la farándula, pero recontextualizándolas, de modo de parodiar lo que esos mismos personajes simbolizan o iconizan socialmente. Una vez más, la puesta en escena de esas fotografías extraen una exacerbación de las cualidades del retratado/a que se constituyen en una versión paródica, casi ridícula, (casi kitsch, lindantes con lo vulgar, con el mal gusto) de sí mismos/as, como en esta fotografía en que es retratado el cantante Marilyn Manson (abajo, derecha, no tengo datos).
Por otra parte, hay en muchas fotografías una innegable marca de época, que tiene que ver con la sexualidad, también exacerbada, también presentada en sus dislocaciones, descentrada y, por qué no, superficial o artificial, es decir, un llevar al extremo aquello que nuestra cultura valora, en dosis menos extravagantes o exageradas, y que la fotografía de moda construye. Algo similiar a lo que realiza cuando aborda el consumismo como impronta de época (y por lo tanto, paradigma fotográfico), consumismo que no sólo apunta a los objetos tradicionales de consumo sino a las mismas personas de la farándula, de la moda, celebridades, tratadas como lo que son: objeto de consumo. Las dos fotos que siguen y la de aquí a la derecha muestran esta cuestión (la primera la segunda es Inflatables Wonderbread, de 2003; de la segunda no tengo referencias; la tercera recupera varios aspectos aquí mencionados: Pamela Anderson: Have it your way, sin fecha )
De cualquier modo, los proyectos que encarna LaChapelle no tienen nada de inocente y, en buena medida, son políticamente incorrectos, lo cual sería una diferencia sustancial con el pop-art o con ciertas versiones de lo camp. En muchos casos, la misma fotografía se constituye en un signo-argumento peirceano, es decir, provee en sí misma la legalidad de su interpretante, como en el caso de la foto que sigue (This is my house, 2001), en la cual podría concluirse algo así como que aun cuando los negros (sabemos lo que esta cuestión en Estados Unidos significa) adopten hábitos, modas, estereotipos, culturas, etc., "blancas" (el barrio, la ropa de la foto, son "blancas": en EEUU, se leen de ese modo), eso no lograría invisibilizarlos, sino que siempre cabría el estigma, con lo que se ponen en cuestión conceptos como tolerancia, respeto por la diferencia, etc., tan en voga en el discurso políticamente correcto de hoy (y tómese en consideración que está retratada la niña, es decir, las generaciones futuras). En definitiva, pareciera estar diciendo a las minorías (étnicas, raciales, sexuales): el camino no es la mezcla, la fusión, la asimilación, sino la lucha por los propios derechos, el propio-ser, reconocido. Zarpado y genial.
Etiquetas de esta entrada: Arte
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Gracias por las fotos, son originales y asombrosas.No hubiera estado nada mal que la del examen estuviera y fuese como un estimulo para los que entramos al blog para saber mas...
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